Las mujeres de Puerto Resistencia y Siloé, lo que no vimos de Cali
El feminismo y el matriarcado caleño alimentan la primera línea en una movilización que rebautiza simbólicamente espacios y sacude la fuerza territorial de la resistencia.
Mientras el Gobierno colombiano sostiene una conversación con el Comité Nacional del Paro, la ciudadanía sigue manifestándose y haciendo contrapeso a la voluntad de algunos civiles de armarse y actuar en complicidad con la fuerza pública, tal como se conoció en videos capturados por fuentes abiertas.
Dos de los lugares más afectados en Cali, durante la movilización que ajusta los 20 días, son la Comuna 20 donde está Siloé, en la parte occidental de la ciudad, y Puerto Resistencia, antiguamente conocido como Puerto Rellena y bautizado del otro modo desde que lograron retirar al ESMAD tras agotar sus municiones.
Pese a que las imágenes e información que hemos recibido de ambos sectores propenden aumentar el pánico social y evidencian el vilo en que las comunidades han pasado días de desabastecimiento y ausencia del Gobierno, esto no ha sido lo único. Esta galería que hoy publicamos en Cerosetenta da cuenta de cómo la fuerza feminista y matriarcal de estos territorios ha sido líder y protagónica en la voluntad de convertirse en una primera línea de exigencia y reclamación de sus derechos.
El 15 de mayo colectivos feministas lanzaron el Manifiesto de Mujeres en el Paro Nacional desde Puerto Resistencia y Siloé en el que anunciaron: “Las calles de esta ciudad (Cali) conocen nuestro rugido, el rechazo contra las violencias machistas, las brechas sociales, el acoso sexual, los feminicidios, la depredación, el autoritarismo, el asesinato de nuestros muchacos, el abuso a nuestras muchachas… Y sin embargo, seguimos agenciando con nuestros cuerpos una democracia abierta”.
En la carta, las mujeres se declararon en “estado de conversación permanente” y anunciaron estar dispuestas para hablar entre diversos, en sus palabras. Exigen la mediación como práctica una y otra vez necesaria y sobre lo mismo resaltan: el comadreo, el palabreo y el mocionar, parte de lo que creen les ha permitido sostener su cultura.
En el Manifiesto, además, apelan a su necesidad de rebautizar sus territorios: “Honramos las resignificaciones con que esta generación se percibe y empuja: Puerto Resistencia, la Loma de la Dignidad, el Puente de las mil Luchas, El Paso del Aguante, Unifuerza. Las mujeres maternamos las desobediencias”.