“La Fiscalía nunca investigó el asesinato de Griselda”, Jose Guarnizo
En medio de todo el ruido por la serie, un periodista colombiano se prepara para publicar el resultado de más de una década de investigación sobre Griselda Blanco, la narcotraficante más notoria de nuestra historia. Lo buscamos para hablar de este libro y del impacto de “La Patrona” en el imaginario popular nacional.
Jose Guarnizo es uno de los periodistas más reconocidos de Colombia. Cofundador de Vorágine. Editor de medios prestigiosos como Revista Semana y El Colombiano. Ganador de premios internacionales como el Rey de España y el de la Sociedad Interamericana de Prensa. También cuatro veces ganador del Premio Simón Bolívar, el santo grial para el periodista criollo. Pero mucho antes de eso, Guarnizo hizo escuela en La Chiva, un diario popular al estilo del Q’hubo con el que se conoció todos los recovecos de Medellín.
En medio de esas reporterías barriales conocería a un personaje que después de algunos encuentros de charlas y tintos, se confesaría como un ex jefe de sicarios de los carteles colombianos en Nueva York y conocedor de primera mano de la historia de Griselda Blanco, la narcotraficante más notoria en la historia de Colombia. Ese sería el inicio de un trabajo de 12 años en los que Guarnizo ha escarbado a fondo en la historia de “La Patrona”, hoy retratada por Sofía Vergara para Netflix.
En medio del ruido de esta nueva serie, Guarnizo se prepara para presentar La Viuda Negra, una versión más completa y mejorada de La Patrona de Pablo Escobar (2013), su primer libro acerca de este personaje que marcó el submundo del narcotráfico en Colombia y Estados Unidos durante el siglo pasado.
***
En los días raros de la pandemia conocí la historia de Griselda y buscando algo de bibliografía que fuera más allá de alguna nota web o un video de YouTube, me topé con la existencia de su libro del 2013, que menciona a Escobar en el título, me imagino que como forma de gancho cuando el público todavía no estaba tan familiarizado con Blanco. ¿Por qué la decisión de hacer un nuevo libro en vez de reeditar ese?
Ella no fue la patrona de Pablo Escobar técnicamente hablando. Pero claro, no se conocía tanto a Griselda y era una forma que encontró la editorial para promocionar un libro de un autor que nadie conocía. Yo en esa época tenía 32, 33 años, creo, y pues nunca había publicado un libro, terminé cediendo. Más allá de eso, después de que sale publicado, a mí me empiezan a llamar algunas personas que aparecían en el libro queriendo dar un testimonio de lo que ellos habían vivido. En especial un personaje que se llama Chucho Castro, el papá del niño que matan en la parte trasera del carro que aparece en la serie. Yo había documentado esa escena a través de archivos de la policía de Miami y del Miami Herald y bueno, un poco también de lo que pasó en el juicio que le hicieron a Griselda cuando la capturan. Sin embargo, yo pensaba que Chucho estaba muerto. Entonces, cuando a mi me dicen que Chucho me quiere conocer, fui y lo entrevisté varias veces y hablábamos más por curiosidad porque yo no sabía qué hacer con eso. Hablé con un montón de gente que había trabajado en el negocio del narcotráfico y de golpe las fui encontrando ya viejas, retiradas, y sin plata. La historia de Chucho es impresionante porque él duró encerrado 30 años escondiéndose de Griselda.
Al final del prefacio que publicó en Voragine sobre este (no tan nuevo) libro, menciona que volvió a ese montón de investigación que hizo en 2016 cuando vivía en Barcelona. ¿Qué pasó en ese momento para que decidiera guardar todo eso? ¿Sin la serie de Griselda estaría todavía en un cajón?
Sin dudas. Es que yo no tenía de verdad la intención de publicar nada más sobre Griselda. Eso se había quedado ahí como un trabajo para que hicieran una serie y al mismo tiempo un ejercicio que yo presenté en la universidad. No tenía intenciones de volver a armar el libro porque yo creía cerrado el tema. Con la serie llegó un nuevo ofrecimiento de Planeta y con eso me puse a revisar el primer libro del que tenía una imagen muy mala y me fui encontrando con cosas interesantes. Dije, “uy, sí hay alguien interesado en conocer la historia de Griselda y esa prehistoria del narcotráfico está acá toda”. Lo edité, le quité cosas y lo complementé hablando con dos de sus sicarios. También me senté a hablar con su estilista mientras me cortaba el pelo y viajé a Estados Unidos siguiendo las pistas de la historia. Es una aventura escrita en primera persona de alguien que está buscando qué fue lo que pasó para poder desembocar en las víctimas de ella. Todas esas personas a las que Griselda persiguió o les mató a alguien. Al final es una especie de retrato de una época que antecedió a Pablo Escobar y que al final también nos cuenta algo de la vida misma.
El gran relato de la Griselda “patrona” se dio en la década del 70, una época que usted ha llamado la “prehistoria” del narcotráfico. ¿Hasta qué punto es cierto que sin ella no habría existido Pablo Escobar?
Decir que sin ella no hubiera existido Pablo Escobar es una frase difícil de comprobar. Yo creo que ella nunca fue su patrona ni le enseñó a ser narco, como se ha dicho en muchos lados. Griselda tomó la decisión de entrar a los negocios ilegales mucho antes que Pablo Escobar, además entendiendo el potencial que podía tener su negocio en Estados Unidos junto a su primer esposo José Darío Trujillo, conocido como “Pestañas”. Cuando ella ya era rica y sale de vivir de Barrio Antioquia para Laureles, donde vivían todos los millonarios de Medellín, Escobar todavía no había entrado en el negocio. El problema viene cuando él quiere entrar, ella empieza a sentir que viene nueva competencia y ahí es donde empieza una primera guerra entre ellos.
¿Hubo una guerra entre Griselda Blanco y Pablo Escobar? ¿Temporalmente dónde se ubica eso?
Cuando Escobar empieza a meterse en el negocio, Griselda no está de acuerdo con que él empiece porque tenían personas en común. Ellos se conocían y ya se habían visto, aunque no eran amigos. Popeye es un personaje que está apenas mencionado en un capítulo del libro pero entrevistarlo me permitió contrastar varias cosas respecto a esa primera guerra que ellos tuvieron. Todo eso está retratado en los archivos de prensa de El Colombiano de la época. Es muy difícil saber quién empezó pero el caso fue que Pablo Escobar empezó a perseguirla y a mandar a quemar sus fincas. Por su lado ella también empieza a mandar hombres a atacarlo hasta que el conflicto ya se vuelve tan insostenible que Griselda huye a Miami.
En el prefacio del libro, dice que Griselda fue una de las precursoras del sicariato en moto. ¿Esto tuvo alguna relación con esta guerra con Escobar, previo a su escape a Miami?
Esa es una una pregunta que yo le hice a todas las personas que yo entrevisté y es que incluso en recortes de El Colombiano de la época aparece algo de eso. Un personaje que está identificado en el libro como “El Escritor” por temas de seguridad, fue uno de los sicarios de Griselda y fue clave para entender esto. Él tiene una anécdota en particular cuando trabajaba para ella y es que cuando se estaba defendiendo de Escobar antes de irse para Estados Unidos, dio la orden de que todo lo que se hiciera de ahí en adelante se hiciera en moto. Eso me llamó mucho la atención y me pareció impresionante porque es uno de los primeros relatos sobre este tipo de trabajos sicariales en Medellín.
Uno de los personajes que ha vuelto a sonar con la serie es Michael Corleone Blanco, el único hijo sobreviviente de Griselda que anunció una demanda contra Netflix por el uso de la imagen de su madre. ¿Cómo entiende ese reclamo tomando en cuenta que Michael Corleone se ha lucrado durante años gracias a toda la mitología alrededor de los carteles colombianos?
Yo no soy quien para juzgar a Michael Corleone y mucho menos con temas relacionados a su madre. Sin embargo, Griselda está muy lejos de ser una heroína o de ser algún tipo de modelo a seguir. En el libro tengo una entrevista inédita que ella dio en el 2007 o 2009 en la que le preguntan por muchas cosas y cuando yo transcribo esa entrevista para el libro y la escucho respondiendo yo digo «juepucha, Griselda es muy conchuda». Hay un montón de cosas probadas en su juicio, en archivos del FBI y ella se presenta pues como si fuera una diva. Yo no juzgo a su hijo pero lo que uno sí puede decir es que esa imagen que se intenta dar a través del marketing y de armar un ícono alrededor de ella pues está muy, muy lejano a la realidad.
Aunque estamos hablando de una historia de hace más de 40 años, acercarse a este mundo de drogas, asesinatos y crimen es riesgoso para cualquier periodista. ¿Cómo asumió esto y qué fue lo más complejo dentro de la reportería?
La verdad nunca he sentido que haya estado en riesgo. Tal vez en un par de ocasiones tuve momentos tensos en Barrio Antioquia, pero por las mismas dinámicas del barrio que por otra cosa. Yo creo que las tensiones que he sentido son sobre todo por mencionar a un montón de personas que ya hicieron una nueva vida y que hoy viven en la legalidad. Algunos ya quieren echarle tierra a eso. Pero bueno, igual hacen parte de la historia alrededor de Griselda y ahí están mencionadas. He recibido un par de mensajes tipo “oye, mira, te pusiste a destapar esto” y bueno, eso debe ser lo más complejo en ese sentido. Las cosas no han escalado más allá de ahí.
Sin ánimos de hacer spoilers de su libro, la serie junto a otras novelas televisivas siempre cargan con esta dosis de ficción que lo dejan a uno preguntándose por lo que fue real y lo que no. ¿Qué cosas claves de la vida de Griselda todavía no conocemos?
Creo que sobre todo hay muchas cosas que se han ficcionado. Hay libros que se han inventado escenas en la que ella mata al primer esposo y eso no es verdad. También está esa escena en la que Sofía Vergara mata a Alberto Bravo, su segundo esposo, y eso tampoco es cierto. Hay muchos documentos, indicios y testimonios que indican que ese crimen lo cometió el Cartel de Medellín. Aún así yo creo que esta serie de Griselda Blanco en Netflix sí muestra un poco lo que fue la atmósfera que generó ella en ese periodo en Miami. Hay una atmósfera propia de lo que sucedió diferente a tantas narco novelas que han caricaturizado el narcotráfico de una manera muy burda. Igual no esperen encontrar ahí la historia específica real. No es un documental y finalmente lo hacen para vender y para entretener. Algo poco contado es lo qué ocurrió con Griselda desde el año 2004 que salió de la cárcel hasta el 2012, que la matan. Cómo vivió como una completa anónima en Medellín sin antecedentes judiciales abriendo cuentas de banco, vendiendo casas, usufructuando arriendos… Esa historia está en el libro para los que les haya interesado el tema por la serie.
Con la serie de Griselda así como con cualquier producto cultural que narre la historia del narcotráfico, vuelve esta discusión sobre la “apología” y una supuesta necesidad de cambiar el relato sobre Colombia en el mundo. ¿Por qué cree que hay gente que quiere ocultar el pasado para sentir que las cosas han cambiado?
En varias producciones han caricaturizado la figura del narco y todo lo que ha pasado alrededor del narcotráfico, y creo que eso ha generado mucho rechazo. Es entendible y sin embargo, ha habido una evolución con series como Narcos, más cercanas a cosas como El Padrino o Los Soprano. En esta serie de Sofia Vergara también se nota una intención de ser fieles a los hechos. Más allá de que no se hablen de estas cosas, es importante que los relatos no solo vengan de la industria del entretenimiento sino también de la academia o del periodismo, donde hay mucho para aportar desde la investigación. El narcotráfico ha permeado muchas capas de nuestra historia, desde lo político a lo cultural, con toda esa “cultura traqueta”. Es algo que está presente en nuestro entorno, en nuestra cotidianidad y dejó unas huellas, por lo que no nos podemos desligar de la historia, aunque sí podemos contarla sin mostrar a los capos como héroes.
Tal vez lo más llamativo de Griselda es que, además de ser una pionera del tráfico de cocaína a Estados Unidos, fue una figura prominente dentro de un narco históricamente manejado por hombres. Toda esta mitología alrededor de la “viuda negra” y la “madre de familia narco”. ¿Realmente tuvo que ser más despiadada que los hombres para ser notoria en ese mundo? ¿Hay algún otro caso parecido al de ella que haya encontrado?
La historia de Griselda sí se sale del molde, es decir, mientras ella era una ama de casa y estaba criando a sus hijos, hacía negocios de narcotráfico y eso ya de entrada te pone en un plano extraño, raro. Es una historia diferente en ese sentido y durante esa época sí hubo dos o tres reinas de la coca. Mujeres que estaban también al frente del negocio pero fueron muy invisibilizadas. Sin embargo, yo creo que Griselda no hizo lo que hizo por ser mujer, sino que tiene que ver más con el tema de la condición humana. Ella se dejó llevar por el poder, por el dinero y por la avaricia, así como todos los otros capos hombres.
Como bien ha mencionado, Griselda fue asesinada en su vejez, a diferencia con otros capos que cayeron jóvenes o han llegado a esa edad tras décadas en la cárcel. ¿Hoy en día cómo lee su asesinato? Muchos esperaban que fuera asesinada recién llegó a Colombia y sin embargo pasó años viviendo con un perfil bajo hasta que la balearon en una carnicería en Medellín.
Una cosa clave para entender su asesinato es que a pesar de que Griselda vivía en la Loma del Tesoro, en El Poblado, ella nunca se pudo desligar de Barrio Antioquia. A algunas personas les empezó la curiosidad de si Griselda no tenía escondida en su casa joyas, se hablaba de un anillo de Eva Perón. Al mismo tiempo intentó recuperar algunas tierras que estaban a nombre de otras personas, porque ella se fue quedando sin plata. Tenía propiedades, vendía y compraba casas, y así se fue metiendo en un berenjenal que la terminó llevando a disputas por varias propiedades. Hay una cosa cierta y es que en Medellín no se puede cometer un asesinato si eso no está permitido por los jefes del combo que operan en ese lugar. Yo hablé con miembros de algunos combos que operan en el lugar donde la asesinaron. La Fiscalía nunca investigó el asesinato de Griselda.
Hoy, aunque no intenten llegar al Congreso o comprar islas en las Bahamas para traficar a los Estados Unidos o azoten ciudades principales para presionar al gobierno, sigue habiendo capos en Colombia. ¿Cómo cree que ha cambiado la manera en la que se narran a estos personajes actualmente?
Las dinámicas del negocio del narcotráfico han cambiado, pero hay unas estructuras que han permanecido. Entonces Medellín, por ejemplo, sigue siendo una ciudad en la que se hacen negocios de narcotráfico aunque ahora todo esté mucho más fragmentado en distintas manos. Antes había un monopolio del Cartel de Cali, el Cartel de Medellín y el Cartel del Norte del Valle. Ahora todo ese negocio está traspasado por organizaciones muy diferentes tipo el Clan del Golfo, Los Pachencas, el mismo ELN… Colombia se volvió escenario de un montón de conflictos que tienen unas dinámicas muy propias en cada región. No es lo mismo lo que pasa con el narcotráfico en Tumaco a lo que pasa en el Cauca, a lo que pasa en el Golfo de Urabá. Entonces yo creo que se han multiplicado las cabezas, son cabezas mucho más pequeñas que las que había antes. Ya no se concentra todo el poder en unas solas cabezas, pero sigue habiendo capos y sigue habiendo jefes porque siempre tiene que haber alguien que mande. Siempre tiene que haber alguien que lleve el control.