Habemus Decano

Un nuevo Decano llegó a la Facultad de Ingeniería. Alfonso Reyes, quien ha tenido una larga carrera en Uniandes, le apuesta a cambios de fondo y a ideas innovadoras.

por

El Ingenioso


09.04.2017

¿Por qué a los estudiantes nos debería interesar quién es el Decano? ¿Qué tiene que ver el Decano con los estudiantes?

La respuesta a la pregunta depende mucho de para qué está estudiando en esta Universidad. Es decir, de lo que el estudiante espera durante su carrera. Si espera obtener un título que certifique lo que ha aprendido en su paso académico y le permita trabajar en una empresa, la pregunta se vuelve irrelevante. Pero si quiere formarse como ciudadano para poder aportar a la vida en comunidad desde el rol que ocupa, la pregunta de quién es su profesor, quién es su director, quién es su decano y quién es su rector cobra más importancia. En el primer caso, estamos hablando de notas y carga académica, mientras que en el segundo, hablamos de cosas que trascienden lo meramente académico e incrementan los espacios de formación para los jóvenes. Digo esto porque a mí me interesa fundamentalmente lo segundo, la formación de los jóvenes como ciudadanos activos. La parte de la formación académica igual va a ocurrir porque los estudiantes que ingresan a esta universidad son estudiantes bien preparados y porque los profesores que tiene esta universidad y esta facultad son muy buenos. Lo que me parece que no necesariamente va a ocurrir, y que debería, es la formación de buenos ciudadanos. De ahí que el componente ético surja como algo fundamental. La ética no se aprende en un curso, se aprende en términos de relaciones, en la manera cómo se toman decisiones en situaciones extremas. Se aprende comparando y observando lo que profesores, directivos de departamento, decanos o rectores hacen, las decisiones que toman en diversas situaciones.

¿Y cómo aporta su gestión a la idea de formar mejores ciudadanos y profesionales en ingeniería?

La formación ética que venía mencionando, trasciende lo meramente axiológico y tiene que moverse más hacia lo que se está llamando hoy en día una ética del cuidado, que incluye el cuidado de sí mismo, el cuidado del otro y también el cuidado del entorno. Entonces, esa ética del cuidado implica hacernos conscientes de nosotros mismos y, a su vez, de la importancia de la relación que tenemos con los demás: reconocer la diversidad, pero no la obvia sino la más compleja. Es aprender a ver el mundo a través de los ojos de los otros, pero pensando realmente en ellos y no sólo en nosotros mismos. También es importante hacerse cargo del cuidado de “lo otro”, y eso otro es el mundo. Ahí viene todo el discurso del impacto ambiental. Son tres decisiones del cuidado y tomar conciencia de las tres es una forma distinta de observar la ética. Esa es la ética que a mí más me interesa y es una dimensión perfectamente compatible con la formación de buenos ciudadanos.

Su énfasis en la formación ética me llama mucho la atención, porque siento que de alguna forma no hay un referente claro para los estudiantes que demuestren su importancia, especialmente en nuestra profesión. ¿Cómo hacer para que estas tres dimensiones se desarrollen y articulen en un ambiente académico como la universidad?

Yo fui parte de esta Universidad desde muy pequeño porque aquí empecé a estudiar. Gran parte de lo que he hecho a lo largo de mi vida profesional se desprende de esas primeras relaciones que tuve aquí con algunos compañeros, pero sobre todo con mis profesores. Estoy hablando de la década de los 80, osea casi 40 años atrás. Lo menciono porque la figura del profesor o profesora era algo muy importante para los estudiantes de la época ya que trascendía la relación académica. Los espacios de encuentro con los profesores iban mucho  más allá del aula de clase y nosotros como estudiantes, de Ingeniería en particular, le dedicamos mucho tiempo a conversar con los profesores, sobre todo con aquellos que ya tenían una proyección nacional e internacional. Fue en esas relaciones que se empezó a formar una manera particular de aplicar la profesión. Varios de los estudiantes de Ingeniería terminaron trabajando en el sector público, algo poco común, porque se fue despertando en ellos una cierta sensibilidad por los problemas que afectaban a la comunidad.

En esa medida, creo que es muy importante hablar con los profesores, en particular con aquellos que acaban de entrar. Ellos deben tener una reflexión más elaborada de por qué decidieron ser profesores; esta pregunta podría ser algo que trascienda más allá de la Facultad.

Actualmente, las universidades compiten por posicionarse en rankings internacionales y ser las más reconocidas, esto implica que se invierten más recursos en subir los indicadores que se utilizan para hacer dicha clasificación, es decir, cosas como producción académica y artículos publicados en revistas internacionales indexadas. Las universidades empiezan a generar demasiados incentivos en esta dirección y el mensaje que le llega al profesor es sólo uno: esperamos que usted publique. Si son profesores que han terminado un doctorado en una buena universidad, están entrenados para hacerlo. Si además, pueden recibir algún estímulo salarial, publicar va a ser la meta. Eso puede empezar a desequilibrar el tiempo que el profesor dedica a relacionarse con los alumnos y los momentos de interacción por fuera de clase empezarán a verse como una carga adicional. Hace 40 años este sentimiento de carga no existía. Creo que esta competencia entre las universidades por ser las mejores está llevando al desequilibrio. En el fondo, está tergiversando el sentido de ser docente. La docencia es una vocación, va mucho más allá de un simple oficio y debe estar sujeta a la formación del jóven. Eso hay que recuperarlo, es fundamental.

El uno, dos y tres de Reyes

 

Uno de ellos tiene que ver con el fortalecimiento de la relación entre profesores y estudiantes, con fortalecer las capacidades de interacción entre ellos, con repensar espacios de aprendizaje y ambientes en los cuales esta relación sea mucho más enriquecedora de lo que ha sido hasta ahora. Ya hay iniciativas concretas para trabajar en este eje. Una de ellas es el uso de tecnología. La pedagogía hoy en día tiene que estar vinculada con la tecnología porque en cualquier relación pedagógica hay una forma de comunicación entre el profesor y el estudiante. Ahí aparecen desde metodologías híbridas hasta espacios mucho más enriquecidos con herramientas tecnológicas que hacen que el aula de clase deje de ser un espacio rectangular con mesas y sillas, un tablero y un atril, y se creen otras formas y otras dinámicas de aprendizaje. Esta propuesta, a su vez, tiene que ver con los espacios físicos en el edificio Mario Laserna. Hay un desbalance entre la capacidad del edificio y la demanda de ocupación por parte de los alumnos, eso como consecuencia del crecimiento de la universidad, por un lado, en las construcciones físicas y, por el otro, en el número de estudiantes. Creo que es importante repensar todo el edificio en términos de su función para facilitar la interacción entre profesores y estudiantes, tal como está, no está operando bien.

Uno de ellos tiene que ver con el fortalecimiento de la relación entre profesores y estudiantes, con fortalecer las capacidades de interacción entre ellos, con repensar espacios de aprendizaje y ambientes en los cuales esta relación sea mucho más enriquecedora de lo que ha sido hasta ahora.

Ya hay iniciativas concretas para trabajar en este eje. Una de ellas es el uso de tecnología. La pedagogía hoy en día tiene que estar vinculada con la tecnología porque en cualquier relación pedagógica hay una forma de comunicación entre el profesor y el estudiante. Ahí aparecen desde metodologías híbridas hasta espacios mucho más enriquecidos con herramientas tecnológicas que hacen que el aula de clase deje de ser un espacio rectangular con mesas y sillas, un tablero y un atril, y se creen otras formas y otras dinámicas de aprendizaje. Esta propuesta, a su vez, tiene que ver con los espacios físicos en el edificio Mario Laserna. Hay un desbalance entre la capacidad del edificio y la demanda de ocupación por parte de los alumnos, eso como consecuencia del crecimiento de la universidad, por un lado, en las construcciones físicas y, por el otro, en el número de estudiantes. Creo que es importante repensar todo el edificio en términos de su función para facilitar la interacción entre profesores y estudiantes, tal como está, no está operando bien.

La necesidad de construir puentes entre disciplinas. Esta es una Facultad con siete departamentos en la que construir puentes es fundamental. Eso lleva a repensar algunas de las reglas que dificultan que esos puentes se construyan. Se habla de la importancia del trabajo interdisciplinario, pero eso se concreta en relaciones muy específicas, por ejemplo, en cursos donde el trabajo de La necesidad de construir puentes entre disciplinas. Esta es una Facultad con siete departamentos en la que construir puentes es fundamental. Eso lleva a repensar algunas de las reglas que dificultan que esos puentes se construyan. Se habla de la importancia del trabajo interdisciplinario, pero eso se concreta en relaciones muy específicas, por ejemplo, en cursos donde el trabajo de profesores de diferentes disciplinas se refleje en el desarrollo del mismo, claramente con estudiantes que estén en carreras diferentes al mismo tiempo. Eso es algo que la Universidad viene haciendo desde hace varios años, pero que hay que fortalecer desde la ingeniería. Hace un tiempo estábamos hablando con el Decano de Administración sobre una experiencia que había visto en la universidad EAFIT. Ellos tienen una asignatura en la que a los alumnos se les plantea un reto: la construcción de un automóvil impulsado por energía solar para competir en Alemania. La competencia tiene dos modalidades: número de vueltas a una pista hasta quedarse sin batería y velocidad para recorrer 500 mts.  Los estudiantes tienen que armarlo, presentarlo, desarmarlo, transportarlo, volver a armarlo, competir, etc. Obviamente, este no es trabajo para sólo un estudiante de Ingeniería Mecánica, necesita apoyo con la parte de energía, la parte electrónica, el manejo de información que se utiliza y la telemetría. También necesita ayuda con el diseño, aprender sobre procesos de importación y exportación y muchas otras cosas. Los retos de este nivel no reconocen fronteras de disciplina. Lo anterior es una experiencia pedagógica que como experiencia no sólo es complementaria a los cursos de ingeniería, sino que también permite establecer los puentes de los que hablo. En este caso, el mismo reto genera el puente.profesores de diferentes disciplinas se refleje en el desarrollo del mismo, claramente con estudiantes que estén en carreras diferentes al mismo tiempo. Eso es algo que la Universidad viene haciendo desde hace varios años, pero que hay que fortalecer desde la ingeniería. Hace un tiempo estábamos hablando con el Decano de Administración sobre una experiencia que había visto en la universidad EAFIT. Ellos tienen una asignatura en la que a los alumnos se les plantea un reto: la construcción de un automóvil impulsado por energía solar para competir en Alemania. La competencia tiene dos modalidades: número de vueltas a una pista hasta quedarse sin batería y velocidad para recorrer 500 mts.  Los estudiantes tienen que armarlo, presentarlo, desarmarlo, transportarlo, volver a armarlo, competir, etc. Obviamente, este no es trabajo para sólo un estudiante de Ingeniería Mecánica, necesita apoyo con la parte de energía, la parte electrónica, el manejo de información que se utiliza y la telemetría. También necesita ayuda con el diseño, aprender sobre procesos de importación y exportación y muchas otras cosas. Los retos de este nivel no reconocen fronteras de disciplina. Lo anterior es una experiencia pedagógica que como experiencia no sólo es complementaria a los cursos de ingeniería, sino que también permite establecer los puentes de los que hablo. En este caso, el mismo reto genera el puente.

La Universidad3a de Cornell declaró hace algunos años que los problemas relevantes para el mundo eran problemas relevantes para Cornell y aunque esa es una declaración muy sencilla, indica el sentido que ellos le han dado a sus investigaciones. Hay que hacer público lo que se investiga y eso se traduce en publicar para personas que reconozcan lo que es investigación de buena calidad, pero una vez que se ha desarrollado la capacidad de hacer eso y de hacerlo bien, hay que dar un siguiente paso y preguntarse cuáles son los problemas relevantes. El símil de Cornell nos aplica muy bien: los problemas relevantes para Colombia deberían ser problemas relevantes para Uniandes y los problemas relevantes para Colombia en el ámbito de la ingeniería, deberían ser problemas relevantes para esta Facultad. No estoy diciendo que tengamos que dejar de hacer investigación básica, lo que estoy diciendo es que hay que dar un siguiente paso y darle cabida a los problemas del país en el que estamos viviendo.

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