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Frente a la homosexualidad estamos hablando de epigenética, no de genética

Confundir epigenética con genética es el grave error que comete un medio de comunicación que pretende informar sobre hallazgos relacionados con la homosexualidad. Valeriano López, profesor de medicina de la U. de los Andes, explica la diferencia entre los conceptos y analiza los resultados de la investigación.

por

Valeriano López Segura


05.11.2015

NTN 24 publicó un artículo con los resultados de una investigación de la Universidad de California en Estados Unidos. Se trata de un estudio realizado con gemelos, que da explicaciones sobre cómo la homosexualidad se expresa en el genoma. “¿La homosexualidad está vinculada con cambios genéticos? Eso reveló una polémica investigación”, es el nombre de la noticia publicada. Aunque por ahora lo único que se tiene del estudio es el resumen, pues la publicación original aún no está disponible para el público, en el artículo escrito por el medio de comunicación es evidente la falta de precisión en los términos utilizados. Pareciera que la noticia está hecha con la intención de generar controversia y no precisamente para trasmitir la información que arroja el estudio. La publicación tiene tan poco rigor que hasta el nombre del autor del estudio está mal escrito en la noticia de prensa.

 

Es realmente preocupante que aunque el estudio original lo que está analizando es la epigenética, la noticia no hace ni la más mínima referencia a ella

 

Para comenzar, el titular del artículo de NTN24 hace referencia a la palabra genética y este es precisamente el nivel de análisis que los investigadores no están teniendo en cuenta. Lo que realmente importa aquí es la epigenética. Un titular así lo que hace es generar confusión en los lectores pues las personas tienen la idea de que los genes y la herencia van de la mano. Si la noticia hace referencia a la genética el común de la gente va a deducir que la homosexualidad se hereda. Y en realidad es todo lo contrario, o al menos no es la herencia típica que uno supone.

A nivel general, la sociedad no sabe a qué nos referimos cuando se habla de epigenética y en ese sentido valdría la pena explicarlo. Es realmente preocupante que aunque el estudio original lo que está analizando es la epigenética, la noticia no hace ni la más mínima referencia a ella.

La epigenética, a grandes rasgos, es toda la regulación de los genes que se hace en las células, pero que no tiene que ver con la secuencia del ADN. La genética se basa en cambios de la secuencia, es decir, mutaciones que se asocian a una enfermedad o polimorfismos que generan la variación entre los humanos. La epigenética, por el contrario, es la regulación de esos genes sin tener en cuenta la secuencia. Si bien con la genética es posible analizar los cambios que se producen en los genes, con la epigenética se puede explicar la variedad en otros niveles, por ejemplo, a nivel psicológico —que es lo relevante para entender los resultados de esta investigación. Con la epigenética se demuestra que la información biológica es un poco más amplia que simplemente la que se encuentra codificada en los genes.

En lo que se refiere a la investigación original, lo que se busca explicar es que existen ciertas regulaciones epigenéticas del genoma que en este estudio, al parecer, salen asociadas a la homosexualidad. Es decir, es la regulación que existe sobre dos genes específicos la que divide a los gemelos del estudio entre los que son homosexuales y los que no. Más concretamente, la regulación es distinta en el gemelo homosexual frente a la del heterosexual, a pesar de que estamos hablando exactamente del mismo gen (en tanto se está haciendo el análisis en gemelos).

Está claro que la información que es posible obtener del estudio es limitada, pues el resumen explica el resultado pero no menciona cómo está hecha la investigación. No obstante, sí que es cierto que se dan datos muy concretos como que son dos genes específicos en los que al parecer se encuentra la diferencia: uno que tiene que ver con la histocompatibilidad y el otro que está asociado con el transporte neuronal. Este aspecto, por ejemplo, no lo tiene en cuenta en la noticia a pesar de que resulta realmente significativo.

Otro aspecto también relevante, es que si bien es cierto que esta es una nueva investigación que sugiere ciertos resultados, también pareciera necesario que los medios encargados de transmitir esta información tengan la capacidad de reconocer si dichos resultados están generando algún aporte, si realmente se está haciendo y diciendo algo completamente nuevo y, ante todo, si se justifica causar controversia sobre un resultado que no es extraordinario y que se esperaba.

Está claro que nuestro gustos —no solo en términos de atracción sexual, sino en general, se encuentran en las células. Eso no es algo revolucionario, sino más bien lógico. De ahí que el hecho de que la razón de ser de la homosexualidad se encuentre en la epigenética o incluso en la genética no es para nada controvertido. Cambios que ocurren a lo largo de la vida y que se van acumulando son los que moldean a la persona y su personalidad y eso es lo que permite explicar la epigenética. Cuando hablamos de epigenética, hablamos del nexo que une el genoma con el ambiente —este último entendido como lo que comemos, escuchamos, el lugar donde vivimos, el estrés que sentimos, entre otros—; todo ello termina desembocando en la definición de nuestra personalidad y, claro está, nuestra orientación sexual.

Pero aquí evidentemente no sólo basta con ser críticos ante las fallas que comenten los medios cuando intentan explicar los resultados de una investigación. También es posible hacer ciertos cuestionamientos sobre el estudio mismo. Es importante tener en cuenta, por ejemplo, que la epigenética varía con el tiempo, precisamente por su relación con los sucesos que ocurren a lo largo de la vida de las personas. Si bien es cierto que los gemelos cuando nacen y durante sus primeros años de vida tienen una epigenética casi idéntica, a medida que crecen y se desarrollan cada uno por su parte, ésta varía. La edad de las 37 parejas de gemelos no está señalada en el resumen del estudio y esto claramente es un factor que afecta los resultados que se dan en la investigación. Cuando ellos hablan de que hay regiones dentro del genoma que cambian, no queda claro si lo que han visto son transformaciones producto de la edad o si realmente hay un cambio intrínseco a ser homosexual y heterosexual.

Y por último, otro aspecto para cuestionar es el hecho de que no se habla del sexo de las parejas de gemelos con las que se realizó el estudio. La noticia tiene como base el intento de decir que existe el gen de la homosexualidad. Pero esto trae muchos problemas. Si hay un “gen de la homosexualidad”, ¿este afecta tanto a gais como a lesbianas? Si así fuese, este gen funcionaría de manera universal generando un gusto por el mismo sexo, independientemente de si se es hombre o mujer. Y eso es muy difícil de entender a nivel biológico. Precisamente las atracciones son hacia la otra persona y no tienen que ver con el sexo al que uno pertenece.

Esto hace pensar que tal vez no exista la epigenética del homosexual, sino la epigenética de “me gustan las mujeres”, o la epigenética de “me gustan los hombres”.

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Valeriano López Segura


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