La alianza Páramo – Distrito cumple su segundo baile

Entre el 27 y el 30 de marzo, el Estéreo Picnic se hará por segunda vez en el Parque Metropolitano Simón Bolívar. Analizamos el impacto de este acuerdo público – privado.

por

Juan Sebastián Barriga Ossa

periodista


27.03.2025

Antes de septiembre de 2022 era un poco absurdo pensar en la posibilidad de hacer un Estéreo Picnic en el Parque Simón Bolívar.

Desde sus inicios este festival se organizó en los fríos potreros del nororiente de la capital y la gente generó toda una serie de rituales alrededor de esto que incluso se volvieron parte de la mística del FEP. Pero luego del primer Festival Cordillera, realizado entre el 24 y el 25 de ese mes, muchas personas pensaron que ya era hora de traer el festival al corazón de Bogotá. 

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Poco más de un año después, el entonces alcalde electo de Bogotá, Carlos Fernando Galán, hizo uno de los primeros anuncios de lo que vendría para su gestión. Este llamó mucho la atención porque no habló del metro, ni de la seguridad, ni de las obras o de sus planes de gobierno; sino que dio la noticia de que Estéreo Picnic se mudaba al Parque Simón Bolívar. 

Ver a un futuro alcalde hablar de entrada de uno de los festivales privados más grandes del país generó muchas dudas: ¿Cómo se adecuará el parque? ¿Cómo afecta esto a la ciudad? ¿Qué significa esto en relación con el fortalecimiento de la cultura y lo público? ¿Cómo afecta esto a los vecinos del parque? ¿Es esto el inicio de una privatización de la cultura? Y sobre todo ¿Cómo se logró está alianza?

Gabriel García, CEO de Páramo, le dijo a 070 que uno de los factores que evitó que el festival se realizará en el Simón Bolívar durante tantos años fue que el parque tenía dos limitaciones importantes: no se podía vender licor y no se podía extender las actividades más allá de las 11 de la noche. Durante la administración de Claudia López se levantó la restricción de la venta de licor, incluso ya se pueden consumir bebidas alcohólicas en los Festivales al Parque, y la actual administración permitió que el horario se extendiera. 

Esto sumado al crecimiento que ha tenido el festival y el impacto económico y cultural que genera, creó las condiciones para que el Distrito y Páramo hicieran una alianza. Diego Parra, director de Arte, Cultura y Patrimonio de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, le explica a 070 que la Secretaría pone las condiciones necesarias para que el festival se pueda organizar de la mejor forma, el año pasado esto significó la unión de 17 entidades distritales, y Páramo se encarga de la producción. 

La productora de eventos para las artes escénicas, Yalesa Echeverria, nos dijo que este tipo de alianzas son vitales para el desarrollo de las industrias culturales porque “el hecho de que un gobierno tenga voluntad política para abrirle la puerta al ente privado es la estrategia para fortalecer las políticas públicas de un territorio”. Yalesa también explica que ese fortalecimiento se ve en acciones como el crecimiento de los Festivales al Parque y en la creación de espacios y ofertas que llegan a toda la ciudadanía sin importar sus recursos. En este caso, destaca la transmisión del evento por Canal Capital porque acerca a una buena parte de la población que no puede comprar la boleta y por lo menos le permite soñar con la posibilidad de algún poder asistir. 

En una ciudad con pocos espacios adecuados para hacer eventos –y la capital de un país en el que la cultura siempre tiene pocos recursos y suele ser relegada– juntar todas las manos posibles para mover las industrias culturales es lo que logra que el arte en general se sostenga. Sin embargo es importante recordar que el Simón Bolívar es un parque público, que por unos días cierra parte de su infraestructura para el gozo de un pequeño porcentaje de la población. Mientras el resto, lo ve por televisión. 

Tanto el Distrito como Páramo afirman que se han hecho mesas de diálogo con los vecinos de la zona y se han logrado varios acuerdos y socializaciones que han mitigado los impactos a través de un trabajo conjunto entre la empresa, la Alcaldía y la vecindad. Entre los planes está un trabajo de la Secretaría de Ambiente y el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA), que busca ayudar a los pájaros heridos e invita a los asistentes a estar pendientes de la fauna del parque

Desde sus inicios este festival se organizó en los fríos potreros del nororiente de la capital y la gente generó toda una serie de rituales alrededor de esto que incluso se volvieron parte de la mística del FEP. Foto: Ketlly Bautista.

Más allá de los halagos y las críticas hay un hecho importante que rodea al FEP y es el dinero que dejan los impuestos parafiscales. La Ley 1493 de 2011 establece que: “los productores de los espectáculos públicos de las artes escénicas deben recaudar el 10% del valor de la boletería, cuyo precio individual sea igual o superior a tres Unidades de Valor Tributario (UVT)”, el fin de esto es que la plata sea reinvertida en el desarrollo cultural del municipio donde se organiza el evento. 

El año pasado el FEP dejó 5.400 millones de pesos en parafiscales. Para dimensionar cuánto es esto, sirve como referencia el monto de los 20 estímulos que entregará Rock al Parque 2025 que es de $5.500.000; con el recaudo parafiscal se podrían dar 981 de estos estímulos. 

Parra explica que este recaudo se reinvierte en fomento e infraestructura cultural. Respecto al fomento, destaca el trabajo de Barrios Vivos, una estrategia que busca crear 366 laboratorios de cocreación en varios barrios de la ciudad con el fin de trabajar directamente con la comunidad el desarrollo de la cultura. 

Respecto a la infraestructura cultural, Parra asegura que ya se iniciaron las gestiones para hacer dos grandes proyectos. Uno es el Centro Distrital Cultural Juvenil, que se construirá en el corredor occidental de Bogotá, que contará, entre otras cosas, con ensayaderos públicos; y el segundo es una adecuación estructural que se le hará al Parque Simón Bolívar para reducir los niveles de decibeles de ruido y afectar menos la vida de los barrios aledaños. Estos se harán con materiales orgánicos y buscan mejorar las condiciones del parque ya que, realmente, este no es un espacio para hacer grandes conciertos. 

Sin duda es positivo que el sector privado encuentre herramientas en el distrito para invertir en proyectos que fortalezcan el ecosistema cultural de la ciudad, siempre y cuando exista realmente un impacto en la sociedad, porque de nada le sirve tener grandes eventos si los beneficios quedan en pocas manos. 

Es valioso recordar que más allá de quién es el dueño del evento o del alcalde que esté administrando la ciudad, el verdadero éxito de un festival como Estéreo Picnic está en el público, en una ciudadanía que no solo se limita a ser el cliente de un espectáculo, sino que se apersona de este y lo vuelve propio. 

El FEP ha contribuido en la formación de una audiencia que va más allá del festival, que está constantemente nutriendo los circuitos locales de la ciudad y que incluso no duda en criticar los impactos que genera un evento de esta magnitud. Ese es el caso de la Fundación Aves S.O.S Bogotá, que en sus redes ha lanzado una serie de denuncias en las que cuestiona el costo ambiental que produce el evento.  

Si bien es emocionante que durante cuatro días una parte de la ciudad se pone en modo fiesta; y de repente puedes encontrarte a un gran artista internacional caminando por ahí; y si bien es innegable que el FEP ha ayudado a que las escenas locales crezcan e impacta positivamente varios sectores económicos, culturales y sociales; no se debe olvidar que todo esto es consecuencia de una ciudad inquieta y creativa llena de procesos que llevan décadas desarrollándose. 

Estéreo Picnic y Páramo son solo uno de los agentes que forman parte del ecosistema cultural bogotano. Puede ser que en dos años el FEP regrese al lejano norte, se vaya a otro municipio o incluso se acabe, pero la música seguirá sonando porque independientemente de los recursos públicos o privados, Bogotá nunca deja de vibrar.

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Juan Sebastián Barriga Ossa

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