El rastro de los hijos migrantes

La Liga Contra el Silencio hizo equipo con dos medios de comunicación venezolanos, Historias que laten y El Pitazo, para investigar la situación de los niños y adolescentes venezolanos migrantes en Colombia.

La Liga Contra el Silencio hizo equipo con dos medios de comunicación venezolanos, Historias que laten y El Pitazo, para investigar la situación de los niños y adolescentes venezolanos migrantes en Colombia. ‘El rastro de los hijos migrantes’ revela cómo se vulneran los derechos fundamentales de una población invisibilizada en medio de la migración masiva. Es un recorrido fronterizo por Arauca, Norte de Santander, Bogotá y Caracas.

Para ver todos los contenidos de este proyecto dirígase a hijosmigrantes.com. A continuación, La Liga comparte una de las historias de esta cobertura colaborativa transfronteriza, con el mensaje de que los problemas de los niños, niñas y adolescentes también deben hacer parte de la agenda periodística nacional.

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La migración forzada de Venezuela a Colombia mantiene a más de 258.000 niños, niñas y adolescentes en un limbo por su condición de indocumentados. Son migrantes que deambulan en suelo colombiano sin papeles.

Colombia es el principal país receptor de migrantes venezolanos. Los datos globales dan cuenta de que más de 1,8 millones de venezolanos viven en territorio colombiano, según la última actualización de Migración Colombia. Sin embargo, la mayoría de informes y reportes oficiales no mencionan a los niños o adolescentes venezolanos como población que se moviliza. Hay un subregistro o zona gris que invisibiliza su situación.

No se puede precisar con claridad cuántos de ellos han llegado por la vía ilegal, pero sí se pudieron establecer los trámites ilegales de que son víctimas los familiares. Tanto en Venezuela como en Colombia se ha conformado una red que se aprovecha de los migrantes venezolanos sin documentación. Según declaraciones de los migrantes, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) cobran entre 20 y 50 dólares por dejar pasar menores de edad indocumentados por los puentes fronterizos. Otros sujetos han hecho del cruce de menores indocumentados por las trochas entre ambos países, un negocio de subsistencia. Cobran hasta dos dólares por migrante.

Del lado colombiano, en Cúcuta, vendedores de pasajes terrestres permiten a menores de edad viajar hasta otros países sin permisos legales de sus padres y sin pasaporte, a cambio de 15 dólares. Otros chicos se quedan varados en ciudades como Arauca, a merced de grupos ilegales como la guerrilla del ELN y redes de explotación sexual.

A un escenario que ya es crítico, el impacto del brote de coronavirus, decretado pandemia global por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo, incrementa aún más la gravedad de los riesgos a los que están expuestos los migrantes más vulnerables, en especial los menores de edad.

*Este apartado está incluido en la investigación de datos hecha por Jonathan Gutiérrez y que puede leer completa en www.hijosmigrantes.com

 

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