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Día de género en la COP: muchas mujeres queriendo entrar y poco espacio para incluirlas

Primera entrada de «Impresiones vivas. Diario de la COP16 en Cali». Miedos desarmados y aforo lleno.

por

Nathalia Guerrero


22.10.2024

Esta es la primera entrada de “Impresiones vivas. Diario de la COP16 en Cali”. Durante los próximos días estaremos publicando las siguientes entradas de nuestro cubrimiento en la dieciseisava cumbre de biodiversidad.

***

Hoy, en el vuelo Bogotá – Cali, que abordamos temprano esta mañana, todo el mundo hablaba de la COP. Sobre logística de eventos en la zona verde, la zona azul, reservas de estadía a última hora, invitados, agendas. Y era como si todas las personas en el vuelo fueran a aterrizar al mismo evento…y probablemente así era.

Este primer día de cubrimiento nos ha hecho desarmar miedos que habíamos generado antes del evento, y también nos hemos chocado con expectativas que nos habíamos formado. 

¿Cuáles miedos? Miedos a la militarización, miedos al desorden organizativo. 

Pero contrario a lo que temíamos, el aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón nos recibió con 27 grados y una logística organizada, con gente sonriente que nos repartía gel de manos mientras nos guiaba sobre qué transporte coger. 

Una vez en la carretera, nos acompañó uno de los paisajes vallunos por excelencia:  hectáreas eternas de monocultivos de caña, que están intentando pasar de agache como biodiversos en la COP16. No contamos sino unos pocos militares en la vía, que contrastaban con el fantasma de la anunciada militarización de Cali.

(Vi dos soldados en todo el trayecto y en Cali no vería ninguno este primer día).

¿Paz con la naturaleza? Organizaciones preparan una COP Divergente en Cali

Según los líderes de esta convocatoria, las COP no buscan preservar la biodiversidad sino extraerla. Dicen que el Gobierno colombiano no ha sido coherente en su agenda medioambiental.

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Al llegar a la zona verde nos cruzamos con varias comparsas y delegaciones que se movían a lo largo y ancho del Bulevar del Río. Un grupo pequeño cargaba un cartel que decía ‘el monocultivo de caña engaña’. A su espalda, una comparsa de mujeres afrodescendientes con vestidos de colores cantaban con fuerza: ‘No fuimos invitadas, pero acá estamos’ mientras bailaban. Les siguió la guardia indígena, acompañada de una batucada tocando tambores, enfundados con pañoletas del pueblo Nasa.

En la zona verde había stands. Los más grandes exhibían activaciones de marcas (grandes también), al mejor estilo de un festival con patrocinios. Y en contraste, de nuevo, como en un diálogo constante que fuimos leyendo durante el día, en el Distrito Pacífico Cultural se empezaban a asomar los stands, más pequeños, de organizaciones locales, sin ánimo de lucro, ONGs y de base comunitaria, entre otras. 

Hoy era el día de recursos genéticos y de género, y habíamos anotado varios eventos sobre biodiversidad y cuidado, ecofeminismos, mujeres jóvenes, comunidades étnicas, entre otros. Al llegar a los eventos empezamos a ver que se repetía una misma dinámica: decenas de mujeres queriendo ingresar de forma masiva a los eventos, y un aforo limitado, con una logística también limitada, que no parecía dar la talla con la voluntad de asistencia de tantas mujeres. Algunas decían que venían de Boyacá, de Pasto, solo para asistir al evento, y nos pareció que eso respondía, por hoy, la duda sobre la convocatoria de los eventos en la COP16. 

Finalmente entramos al foro de Biodiversidad. Cuando entramos, Diana Parra, Asesora en Asuntos de Género y Política Exterior Feminista del Ministerio de Relaciones Exteriores, cerraba conclusiones sobre los avances de esta entidad frente a la política exterior feminista, que por primera vez pareciera estarse tomando en serio esto de las mujeres en toda su diversidad. 

Esta fue la antesala para que nueve mujeres, líderes de diferentes procesos territoriales, se subieran al escenario a concluir el trabajo de diferentes mesas que se desarrollaron a lo largo del día. Algunas hablaron del rol de las mujeres frente al cuidado del territorio, otras hablaron de cómo la cultura patriarcal afecta la relación que las mujeres tienen con la preservación de los territorios y la biodiversidad. También hubo una líder que resaltó la autonomía económica de las mujeres campesinas, indígenas y negras a través de las finanzas verdes.

Los puntos señalados se mezclaron con lágrimas de dolor por parte de algunas, y luego con baile y canto, que terminaron de envolver no sólo con discurso, sino con acuerpamientos y sentires, lo discutido en las mesas de trabajo.

No podemos tener justicia ambiental sin justicia de género, fue la conclusión de una de ellas. Nos devolvimos para nuestra estadía con esa frase en la cabeza.

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Nathalia Guerrero


Nathalia Guerrero


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