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Décadas de violencia se vieron reflejadas en las urnas para la FARC

El bautismo electoral para la FARC arrojó resultados amargos. Problemas para adelantar la campaña y una baja votación se contrastan con la posibilidad de ejercer por primera vez su participación democrática.

Lo previsible, tal como sucedió, era que el 11 de marzo el triunfo de la Farc se diera más en términos simbólicos qué electorales. Tras más de 50 años de guerra la mayor victoria para este partido consistió en que sus militantes pudieran participar en la democracia y en que el establecimiento le abriera las puertas para hacerlo. Por primera vez los farianos acudieron abiertamente y sin armas a las urnas a buscar su logo en el tarjetón.

Ya propiamente en cuanto a votos los resultados fueron aún más escasos de los que se esperaba, los 52.532 votos al Senado y los 32.636 alcanzados en la Cámara fueron una cosecha aún más magra de los 100.000 que diferentes análisis les asignaban. Según Carlos Medina Gallego, integrante del Centro de pensamiento y seguimiento al proceso de paz de la Universidad Nacional y director del Departamento de Ciencia Política de la misma, “Debe ser una carga muy grande pensar que después de 50 años de compromiso, de lucha, de sacrificio al ir a cobrar eso en las urnas lo que les pasan es una cuenta de cobro muy grande por parte de la ciudadanía”.

Balance general

La FARC desarrolló su primera campaña política legal en medio de un sinnúmero de dificultades. Tuvieron que enfrentar problemas de financiación y seguridad, el peso de su mala imagen, y agresiones y asesinatos de sus militantes, lo cual los llevó a suspender las actividades públicas de proselitismo. Según Medina, el desarrollo de la campaña para el nuevo partido político se dió “en medio de grandes señalamientos y dificultades, y de una muy orquestada campaña en su contra”, que les impidió tener un balance electoral con el cual cubrir de mayor legitimidad las curules que les fueron asignadas, que era uno de sus objetivos.

La composición del nuevo Congreso deja un panorama en Cámara y Senado en el que la derecha tienen un predominio relativo, que irá variando en la medida en que se consoliden las alianzas de cara a las presidenciales.

A ese respecto, el Consejo Político Nacional de esta organización decidió que su bancada en el congreso tendrá como principales objetivos impulsar las reformas pendientes del proceso de implementación, tramitar proyectos legislativos que contribuyan a generar mejores condiciones de vida, y ejercer control político. Asimismo espera sumarse a la conformación de un bloque parlamentario que se encuentre en torno a estos objetivos.

Sin embargo, afirma Medina, no hay una fuerza mayoritaria que pueda constituirse como partido de gobierno, cualquier posibilidad va a necesitar de coaliciones para hacer viable la gobernabilidad”: Para Andrés Camacho, excandidato a la Cámara por la Farc, “la participación en el senado para los sectores democráticos y de izquierda a logrado avanzar, tienen un 30% del Senado”, por lo que ve viable avanzar “en algunos temas de implementación y en reformas democráticas del país”, lo que le da juego político a la FARC con sus 10 curules.

Los retos parlamentarios

Es necesario hacer una simplificación de cómo se dividirán las fuerzas políticas en el Congreso para analizar el posible desempeño de la bancada fariana. Así, en principio habría 50 senadores que no son afines a la implementación de los Acuerdos ni a ninguna de las propuestas de la Farc Centro Democrático 19, Cambio Radical 16, Conservador 14, por su parte 26 estarían comprometidos con la paz Alianza Verde 10, Polo 5, FARC 5, Decencia 4, curules indígenas 2, quedando por definir dónde se ubicaran los 29 senadores que aún no definen su posición –Liberal 15, La U 14–. En el corto y mediano plazo la consolidación o variación de estas alianzas terminarán por definir las presidenciales y la suerte que corran los acuerdos.

El principal reto interno para la organización será saldar sin rupturas internas los debates ideológicos que hay dentro de la organización

Según Medina, el resultado final de las elecciones pone en peligro de desaparición el punto sobre desarrollo rural integral del acuerdo, “las fuerzas mayoritarias están en la defensa de las formas tradicionales de la propiedad de la tierra, será un dificultad promover un modelo de reforma agraria incluyente que tome al campesino como sujeto de derechos”. Igualmente, ante la previsible continuación de la campaña política para aislarlos, deslegitimar sus curules e impedir que continúe su crecimiento en el escenario político, uno de los primeros objetivos de la nueva bancada debería ser “definir una estrategia comunicativa que impida que los señalamientos y la estigmatización agoten la posibilidad de su participación, tiene que ir construyendo los relacionamientos con las otras fuerzas que todavía los ven como una enfermedad”.

Para Catalina Mora, quien también fuera candidata en Bogotá por la organización, el principal reto para que su fuerza encuentre un espacio dentro del congreso es encontrar banderas dentro de los sectores de izquierda y progresistas que les permitan pactar acuerdos dentro del Senado. En el mismo sentido Camacho considera que las prioridades parlamentarias son lograr “la implementación de todo lo que quedó pendiente del acuerdo de paz, la defensa de las cosas que quieren hacer trizas, y nuestro compromiso de unirnos con otras bancadas para sacar adelante reformas para el fortalecimiento de la democracia”. Es de prever entonces que se vea a quienes representan al partido de la rosa en el Senado buscando activamente acuerdos y alianzas para sacar a flote las reformas que consideran prioritarias.  

El principal reto interno para la organización, según Medina, será saldar sin rupturas internas los debates ideológicos que hay dentro de la organización, “existen dos grandes bloques, uno atado al marxismo leninismo y a las formas tradicionales de los partidos comunistas, y otro cuyo interés fundamental es ampliarse a nuevas formas de la política con un lenguaje de mayor inserción”. Debates en los que hasta el momento habrían predominado las ideas del grupo más a la izquierda, lo que se refleja de un lado en la permanencia del nombre Farc, que “ tiene un altísimo costo simbólico en la sociedad colombiana. Debieron haberlo dejado en la historia y no traerlo al futuro de la organización”, y en la designación candidatos a cargos públicos de militantes que generan un amplio rechazo dentro de la sociedad.

Bogotá: la joya de la corona

La capital del país fue una de las cinco circunscripciones en las que la Farc decidió inscribir lista para aspirar a la Cámara, esto le garantizó a Byron Yepes, cabeza de la lista, acceder a una curul. Esta ciudad fue el territorio en que más apoyos lograron las listas de la Farc, los 10.093 votos obtenidos en el Senado y los 11.996 a la Cámara, representan el mayor caudal político con el cuentan en el país, “En Bogotá tenemos un muy buen balance, nos sentimos contentos con la votación que tenemos teniendo en cuenta ese fenómeno de la polarización y el castrochavismo, logramos tener la mayor votación del país”, sostiene Camacho.

Este apoyo, según argumentan, se basó fundamentalmente en jóvenes de sectores populares y universitarios que decidieron apoyar al partido, “Aproximarnos a los procesos de masas y poder acompañar las luchas de la gente permitió que en la ciudad se superaran las expectativas”, sostiene la excandidata a la Cámara. El desarrollo de la campaña en la ciudad, que terminó por centrarse en pequeñas reuniones a puerta cerrada, evidenció que “en los escenarios urbanos están bien recepcionados por sectores jóvenes que han sido líderes en las luchas de los movimientos sociales y se colocaron al frente del proceso de la FARC”, argumenta Medina.

Los resultados generales a la Cámara por Bogotá,  –Centro Democrático 5, Alianza Verde 4, Decentes 2, Cambio Radical 2, y Polo, Liberal, Mira, Libres y Conservador con 1–, hacen que la FARC mantengan las mismas disputas políticas dentro de la ciudad que venían adelantando. La oposición al gobierno Peñalosa, y el acompañamiento de los sectores sociales más vulnerables que se han visto afectados por la misma, serán los temas principales que en el corto plazo se agitarán en la ciudad. Para Camacho “con quienes llegaron a la Cámara por Bogotá y nuestro representante tenemos la posibilidad de hacerle un fuerte control político a Enrique Peñalosa y a quienes defienden su modelo de ciudad”. La Farc entienden que buena parte de su suerte en el mediano y largo plazo depende de los resultados que logren en las grandes ciudades, especialmente en la capital.

*Eduardo Ayala Montealegre es politólogo de la Universidad Nacional y en la actualidad cursa la Maestría en Periodismo de la Universidad de los Andes. Su pasión es la política y su oficio es el periodismo. Su gata se llama Dulce.

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