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Coronell revienta el establishment periodístico

En Colombia hay que hacer periodismo a lo Arizmendi o Gurisatti, arrodillado al poder y al servicio de sus dueños. Con la echada de Coronell perdemos todos. Todos menos Uribe y los medios como actores políticos.

por

Omar Rincón


28.05.2019

Ilustración: Juan Andrés Barreto

Bieri, el que censuró a Los Puros criollos, tenía razón. En Colombia hay que hacer periodismo a lo Arizmendi o Gurisatti, arrodillado al poder y al servicio de sus dueños. Coronell pensó que por ser el mejor columnista del país y el más leído podía al menos dudar de su medio, y lo echaron. Pierde el periodismo, pierde la libertad de expresión, pierde el rigor, pierde Semana, pierde la democracia. Con la echada de Coronell perdemos todos. Todos menos Uribe y los medios como actores políticos.

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El periodismo colombiano tuvo su semana de pasión. A Daniel Coronell lo echaron de la revista Semana por cuestionar el uso político de una investigación periodística. Claudia Gurisatti fue transferida a NTN24 y deja la dirección del Noticias RCN. A uno lo corren por defender la libertad de expresión, a la otra la tranfieren por defender a Uribe y luchar contra la paz en Colombia; a uno por demostrar autonomía e independencia y ser el columnista más leído, a la otra por su periodismo mascota con Uribe y por atentar contra el rating de RCN.

Estos dos hechos se suman al artículo del New York Times en inglés, en el que el reportero Nicholas Cassey, el 18 de mayo, informó sobre el posible regreso de los Falsos Positivos. Mientras al periodismo independiente lo despiden, al militante lo defienden y a la periodista súbdita la premian. Así anda el periodismo colombiano: a lo Bieri, Arizmendi y Gurisatti.

Capítulo 1: Coronell ejerce su autonomía, independencia y rigor periodístico, y el establecimiento periodístico castiga

No es la primera vez que Coronell cuestiona el trabajo periodístico propio y de otros. Pero ahora se metió a criticar a su propio medio y eso sí es pecado en Colombia. Le hicieron la Bieri: uno no se mete con la cuchara que lo alimenta. Por eso lo echaron del medio.

Coronell mismo dio la primicia a través de su cuenta de twitter:

Felipe López, fundador de @RevistaSemana, me acaba de comunicar la decisión de la empresa de cancelar mi columna. Le agradezco a él, a @asantosrubino [Alejandro Santos] y especialmente a los lectores por estos años”.

Coronell fue columnista de Semana desde el año 2005. Desde su columna se enfrentó a todos los estamentos del poder en Colombia. Investigó y denunció las interceptaciones ilegales del DAS, los negocios de Agro Ingreso Seguro, la “Yidis-política” en el proceso de reelección del expresidente Álvaro Uribe Vélez, la parapolítica, el escándalo de Saludcoop, Odebrecht, los falsos testigos de Uribe. Pero pedirle una explicación a su medio de por qué se había “engavetado” la investigación sobre los nuevos falsos positivos para quedar bien con el gobierno Duque (esa que sí publicó el New York Times), fue lo que lo llevó a la calle.

Néstor Morales, director de Blu Radio, criticó la columna de Coronell: “el que las hace se las imagina”, dijo. “Él es libre, la revista Semana lo está aceptando con resignación con ese argumento de que hay libre expresión. El que las hace se las imagina, Felipe [Zuleta]. Lo digo por una cosa. Porque Daniel, que está tan amigo del escrutinio público de los medios de comunicación, le voy a hacer una pregunta pública: su noticiero, porque Daniel Coronell es dueño y propietario de un medio de comunicación en Colombia, ¿por qué no hizo denuncias en el gobierno de Santos, que premió a Daniel con un noticiero de televisión?”. Morales intentó buscar una respuesta: “Puedo suponer yo, con el mismo criterio de Daniel, que ese fue un favor de Daniel y de los periodistas de Noticias Uno, digo que el que las hace se las imagina, con el gobierno que lo premió adjudicándole un noticiero gratis para competir en la televisión colombiana” (sic).

Coronell le respondió: “Señor @NestorMoralesC hubiera apreciado que usted hubiera verificado la existencia de estos y otros trabajos míos antes de decir lo que dijo. Mil gracias”. Y le enumeró todas las investigaciones que publicó en contra de Santos durante su gobierno.

Lo cierto es que a Morales hay que titularlo de la misma manera: “el que las hace se las imagina”.

¿Qué significa la salida de Coronell de la revista Semana?

1] Que ni ser el periodista más leído y con más rigor y aciertos en sus investigaciones lo blindan frente a la arrogancia mediática y de sus dueños. Los medios en Colombia no están acostumbrados a la autoreflexión, sólo a la genuflexión.

2] Pierde la libertad de expresión una voz clave en el debate políticos colombiano.

3] Pierde el periodismo de rigor, el que antes de opinar, investiga, el que dice con datos y no con sus militancias.

4] Pierde Semana a su mejor voz, a quien todos querían leer, quién le daba prestigio a la marca; así Semana se rebajó al periodismo Gurisatti, Arizmendi y Bieri.

5] Gana Uribe. Por fin, Semana le hizo el favor de limpiarle el camino para seguir mintiendo.

6] Gana Coronell quien podrá seguir haciendo periodismo en las redes y seguirá molestando al poder desde el periodismo libre, autónomo e independiente.

 

Capítulo 2: Gurisatti se va, RCN respira

Gurisatti es famosa por hacer un periodismo militante. Primero fue una periodista de izquierdas a la colombiana, o sea bohemia y soñadora, en AM/PM, el noticiero que resultó del Acuerdo de Paz con el M-19. Luego fue periodista de centro en CM& y terminó siendo periodista militante de Uribe y de Ardila Lulle en RCN.

En los tres terrenos de conveniencia ha demostrado ser una mujer con carácter, que no se esconde ante los contrarios, que se juega en cada una de sus ideas, opiniones y prejuicios. Ella pone la cara y no esconde nada, y eso es un valor en medio de tanta doble y triple moral periodística que habita en Colombia.

Pero esa militancia apasionada llevó a que su legitimidad y credibilidad periodística entrara en decadencia. Su fanaticada la quiere. Pero son más los que no la pueden ver (literalmente), y por eso logró que Noticias RCN pasara de un promedio de 7 puntos a 4 de rating. Expulsó para siempre de este canal a más del 50 % de los colombianos y ni los uribistas lo ven.

Gurisatti, como Arizmendi, no hará falta. Un uribista reposado como Juan Lozano la reemplazará. A ella le quedará el twitter para provocar, Maduro para despotricar, Santos para odiar y Uribe para amar

En la última semana, El man es Germán subió el rating de 4 a 12 puntos, una épica auténtica; Betty la fea subió de 6 a 10 puntos, otra jugada de la calidad de Gaitán; y el cantante del gol, Javier Fernández, el narrador de la selección Colombia, llegó a RCN y se acercó en rating a Caracol. Pero Noticias RCN siguió en 4 puntos, ni siquiera el arrastre de Germán, Betty y el cantante le sirvieron para subir.

La solución del Canal RCN era su salida. Y esto se había dicho desde hace mucho tiempo. No se había tomado la decisión porque, como en Colombia los medios informativos están para incidir en la toma de decisiones del Gobierno y legisladores, no importa que se eche a pique la credibilidad y legitimidad. Con Gurisatti hemos llegado al mejor ejemplo de los medios como actores políticos en Colombia. Antes estuvo el rey militante en sus patrones, el señor Arizmendi (si no leer la biografía no autorizada de Julio Mario Santodomingo escrita por el periodista Gerardo Reyes).

Gurisatti, como Arizmendi, no hará falta. Un uribista reposado como Juan Lozano la reemplazará. A ella le quedará el twitter para provocar, Maduro para despotricar, Santos para odiar y Uribe para amar. Y con eso ella será feliz, y los colombianos, también.

 

Capítulo 3: El artículo de la discordia lo publica el dios NYT.

 

El artículo del New York Times —por ser de un medio de referencia y adoración entre los periodistas colombianos— nos ha permitido conocer y entender cómo piensan los que hacen periodismo en este país. Lo demuestran sus tuits:

Fidel Cano – director de El Espectador: retuiteó lo que dijo el senador Patrick Leahy:

Periodismo que opina vía una fuente. Que más que opinión propia, reproduce ideas de las fuentes. Una manera de no opinar u opinar en cuerpo ajeno. Periodismo a secas.

Julio Sánchez Cristo – director de la W:

Julito pide que se aclare, busca respuestas, es diplomático. Periodismo a secas.

Yolanda Ruízdirectora de Noticias RCN Radio:

La periodista invita a leer, dice que vale la pena, recomienda leer, pero no dice nada más.

No opina, se preocupa. Periodismo a secas.

Gustavo Gómez director de La Luciérnaga:

Periodismo de chiva, aquí fuimos los primeros. Periodismo de primicia.

Claudia Gurisatti – en ese momento directora de Noticias RCN:

Periodismo de provocación lo llama ella, antiperiodismo dirían otros, periodismo que exige mostrar fuentes no es propio de periodistas, periodismo militante.

Luis Carlos Vélez – director de la FM:

 

Una de tres: o no leyó bien el texto, o pide revelar las fuentes off the record, o le gusta defender a las fuerzas militares y al poder por encima de los ciudadanos. Periodismo patriótico el de Vélez.

Cecilia Orozco – directora de Noticias UNO:

Y completó con:

Periodismo que busca leer entre líneas y ve siempre censuras a la vista. Periodismo paranoico.

Y complementa con el trinó que dice:

Periodismo comentarista de la voz de dios Uribe, periodismo que pide y asigna coherencia a lo que dice el senador, quien nunca la ha tenido. Periodismo obsesionado por Uribe.

Periodismo imposible, ese que pide coherencia a fuentes como Duque, ya que no la tienen, el subpresidente de Colombia se pone digno cuando tío Trump le regaña por no hacer nada en la lucha por el consumo de drogas en USA y cuando le quitan la visa a los magistrados dice que Trump tiene su derecho. Esperar coherencia aquí es una ilusión banal del periodismo. Periodismo extraviado que pide libertad de expresión en donde manda la militancia.

Los periodistas han convertido Twitter en la red donde pierden su opacidad y se vuelven transparentes en sus modos de pensar la sociedad y el periodismo. Tal vez por eso su Twitter es más interesante que sus programas o publicaciones periodísticas, en las que lucen neutrales, transparentes y en defensa ciudadana. Por el contrario, en la red demuestran que su periodismo es militante en sus patrones, en sus obsesiones, en sus ideologías, en sus egos.

A los periodistas les da mucho dolor tener que decidir en esta nueva polarización, esta vez periodística: estar con el medio de referencia (el NYT) o estar con el poder de turno (Uribe y su subpresidente). Ante esta disyuntiva sólo cabe hacer periodismo a secas, periodismo militante, periodismo paranoico o periodismo de provocación. En este escenario, el que pierde es el periodismo, triunfan las pasiones, desaparece la gravedad del hecho denunciado.

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