—Nosotros somos cómo el canario que mandan a la mina de carbón a verificar que haya oxígeno, cuando tienes un presidente que no tolera una caricatura en una democracia, tienes un problema porque el canario muere— le comenta Ann Telnaes a Claudia Gurisatti.
Telnaes es ganadora del premio Pulitzer y durante su visita al Hay Festival habló sobre la caricatura política junto a Vladdo y Bonil. Concuerdan en que la caricatura tiene la ventaja de transmitir una idea, una opinión y/o una metáfora visual, sin la barrera del lenguaje. Según Telnaes, la virtud del caricaturista es que está acostumbrado a ser señalado por ser el hijo bastardo del periodismo: «somos los que menos tienen en cuenta, pero siempre terminamos siendo los señalados.»
Sólo un gobierno de papel le teme a un lápiz
Cada uno tiene un proceso creativo distinto a la hora de dibujar, no usan los mismos materiales para dibujar, a veces usan texto, otras veces solamente se apoyan en una imagen. Para Vladdo, la caricatura tendrá el texto que necesite, ni más ni menos, la calidad del dibujo no un determinante: “A veces una buena idea con un dibujo regular o mediocre, puede impactar, puede transmitir la voz del pueblo, lo cual es el deber de un caricaturista”. Sin embargo, no significa que todos sean artistas natos, Telnaes estudió en California, trabajó en Disney y trabajó en estudios de animación en varias ciudades de Estados Unidos. Es la segunda mujer que ha ganado un premio Pulitzer por caricatura editorial: «los premios son importantes, abren puertas, pero si los caricaturistas trabajan en aras de ganar un premio, están cometiendo un error».
Aunque resaltan que en la caricatura existe un énfasis en el humor, no quiere decir que siempre haya chistes. Bonil señala que ha hecho dibujos que sabía que podian ser polémicos y no agradables para todos, pero ese es un riesgo que toma el caricaturista político: “Uno asume, lanza la caña con el dibujo y ahí verás qué pescas.” Cada caricaturista ha tenido algún roce con figuras del poder, Vladdo fue criticado por Maduro, Tennaes criticó la relación de Trump y Putin, y Bonil tuvo que rectificar una caricatura por ofender a Rafael Correa. Defienden que ese es el rol del caricaturista político, y Vladdo añade: “Sólo un gobierno de papel le teme a un lápiz”.