“El hombre más buscado en Colombia”, Dairo Antonio Úsuga David, alias Otoniel, fue extraditado a Estados Unidos el pasado 4 de mayo en un operativo cinematográfico que incluyó a unos 100 hombres armados, vehículos blindados y apoyo aéreo. “Le cumplimos a Colombia”, dijo el Presidente Iván Duque tras el operativo que, además, fue relámpago.

Aunque el mismo Presidente había dicho en octubre del año pasado, cuando el Estado capturó al capo, que “este golpe marca el fin del Clan del Golfo”, al otro día de su extradición, el grupo armado mostró su poder con el paro armado más fuerte que se ha vivido en el país en seis años. 

Fueron cuatro días en los que murieron 8 personas, fueron confinados colombianos en 11 departamentos del país, 80 vehículos fueron incinerados y al menos 80 municipios terminaron rayados con grafitis alusivos a las AGC.  

Además, durante esos cuatro días, la prensa fue silenciada. Según denunció la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP,  15 medios radiales en Antioquia y Córdoba cerraron sus puertas, se registraron tres amenazas contra periodistas y dos fueron hostigados mientras cubrían los hechos de violencia. 

En alianza con periodistas de tres medios regionales que cubren la región del Urabá antioqueño, publicamos un análisis de Esneyder Negrete, periodista de Necoclí, Antioquia y editor del medio digital Confidencial Colombia sobre el ciclo de violencia del Clan del Golfo en Urabá; una entrevista con Juan Guillermo Cano, representante legal de Asoredes, la red de emisoras comunitarias que cerró durante el Paro armado; y un mapa que registra espacial y temporalmente la presencia paramilitar en Urabá durante los cuatro días del paro armado con material aportado por Edward Álvarez, periodista de  La Chiva de Urabá. 

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