Hace un par de semanas pasó algo se podría llamar “curioso” en Bogotá. Mientras que dentro del Parque Simón Bolívar una buena parte de la muchachada capitalina estaba de celebración en el Festival Estéreo Picnic, a pocos kilómetros de ahí, en la Universidad Nacional, los estudiantes se estaban manifestando frente a una decisión a todas luces injusta. Una historia repetida. Fue el anuncio, por parte del Consejo Superior Universitario y en medio de un montón de secretismos, de que José Ismael Peña, quién fuese el vicerrector durante el último periodo de Dolly Montoya frente a la universidad, sería el próximo rector de la UNAL.
¿Y por qué digo que es injusta? Porque el 12 de marzo profesores, estudiantes y egresados expresaron su voluntad en la Consulta Universitaria y desde los tres frentes le dieron su apoyo, con gran diferencia frente a los demás candidatos, a Leopoldo Múnera, profesor de Ciencia Política de la Nacho, que hoy se encuentra en “desobediencia civil y pacífica”.
¿Y por qué repetida? Porque en 2012 Múnera también ganó la Consulta y el rector designado fue Ignacio Mantilla –hoy representante de ex rectores y artífice de la “jugadita” con la que el CSU sacó a Múnera de la contienda–. En 2015 el mismo Mantilla también fue elegido, aunque el ganador de la consulta fue Mario Hernández. En 2018, la rectora fue Dolly Montoya aunque la Consulta la ganó de nuevo otra persona, Jorge Iván Bula. Y ya en 2021, en plena pandemia, Montoya fue reelegida por el CSU cuando en la Consulta Universitaria ganó el voto en blanco, demostrando que para la comunidad universitaria ningún candidato era idóneo para el cargo.
En Cerosetenta le hemos seguido de cerca la pista a este tema: desde que se conocieron los candidatos –todos hombres y algunos con denuncias por violencia intrafamiliar y de género–, pasando por el resultado de la Consulta Universitaria y el apoyo que le dio Gustavo Petro –un hecho inédito por parte de un presidente de la República– y siguiendo esta semana con una entrevista con el propio Múnera. El profesor, algo cansado de estar respondiendo preguntas parecidas a todos los periodistas que lo hemos buscado desde que se conoció su derrota, nos atendió una llamada de media hora en la que se despachó contra lo que él llama la “oligarquía académica” –referencia directa al CSU–, nos explicó con detalle por qué estas peleas por el poder dentro de las universidades públicas no son algo nuevo y finalmente nos contó en qué consiste su propuesta de constituyente universitaria.
De entrada la palabra “constituyente” ha sido comidilla por medios como Semana, que en una nota sobre la elección de rector de la UNAL tildó a Múnera del candidato de Petro y descalificó su candidatura por medio de un supuesto informante del CSU. Es jodido porque el mismo presidente –que, digámoslo claro, no logró que se respetara la Consulta Universitaria por medio de sus delegadas en el CSU– que lleva algunas semanas impulsando la idea de una constituyente que le permita pasar sus tantas reformas estancadas en el Congreso, ahora esté buscando figurar dentro de la lucha por la constituyente universitaria, casi como si fuera una misma causa. Pero son dos cosas expresamente distintas y como nos explicó Múnera, es vital que la constituyente universitaria sea autónoma a otros proyectos del gobierno, incluso en cuanto a las propuestas que se han hecho desde el Ministerio de Educación para reformar la Ley 30. Esto hace parte de la autonomía universitaria por la que también tanto se ha luchado.
Por ahora la Nacho está oficialmente en paro indefinido. Algunos profesores han seguido el ejemplo de Múnera declarándose en desobediencia civil, la asamblea estudiantil llenó el León de Greiff exigiendo que se haga la constituyente universitaria y también muy importante, los posgrados se han puesto de acuerdo para no pagar el tercer recibo de fraccionamiento de la matrícula, uno de los principales métodos de financiamiento de la UNAL.
La Universidad Nacional tiene rector, sí. Pero para las mayorías que participaron en la Consulta, José Ismael Peña es un rector ilegítimo.
En este punto ya no importa si uno tiene o no que ver con la Universidad Nacional. Estamos hablando de un tema transversal a la educación pública. Un hecho que, en palabras de Múnera, demuestra que “la democracia en sí misma en Colombia es débil”. Es también otra batalla perdida para Gustavo Petro, que a diferencia de JM Santos o Iván Duque no tuvo atados los suficientes votos dentro del CSU para hacer que se respetara la Consulta. A una de sus delegadas, la Ministra de Educación, le han caído críticas por no haber levantado la sesión cuando se aprobó el mecanismo de votación que permitió elegir a Peña –sin que tuviera el apoyo de la mayoría de consejeros–, una facultad que ella tiene como Ministra.