No es secreto para nadie las dificultades que ha tenido el MAMBO para sobrevivir en los últimos 20 años. La gota que rebosó el vaso fue esa exposición del 2003 Barbies Collection organizada por MATTEL. Una muestra en la que estas muñecas se tomaron el espacio. El museo se vino a menos pero siguió abierto. De tanto en tanto sucedía una que otra muestra. No podemos decir que los esfuerzos para revivir el museo en los dos últimos años, bajo la nueva dirección, han sido en vano. Lo que empezó como un susurro discreto donde la recaudación de fondos se encaminó hacia la publicación de libros, la creación de un club de amigos y el ofrecimiento galas y cenas, lo único que evidenció fue el tamaño de la olla. Con la ‘acción’ del 5 de febrero pasado por fin el museo decide renunciar a esa supuesta elegancia discreta capitalina y pedir en un gesto artístico (disfrazado) que por favor alguien invierta en él. Sin embargo, ante tamaña confusión y desespero temperamental quién sabe si funcione. ¿Qué haría una ciudad sin su museo de arte moderno?
Ante esto no nos queda de otra que imaginar qué más le queda por inventarse al museo.
El museo hace rato se arrendó. El museo ha ofrecido clases de yoga. El museo aloja artistas que financian su propia exposición. El museo tiene un Crepes and Waffles
Posibles escenarios
1. El museo felizmente se arrienda. El museo que cree en las acciones públicas ofrece espacios por un millón de pesos y logra convocar a 120 artistas que pagan cumplidamente la renta y que llaman a otros artistas para que se unan a la iniciativa. El museo sin querer crea una pirámide. Los artistas exigen el regreso de su dinero.
2. El museo abre sus archivos y en otra acción artística su junta directiva publica las deudas, quiere subastarlas. Nadie alza la paleta. No pasa nada. El museo cierra.
3. El museo se reúne con artistas para diseñar estrategias de financiación. El museo se pone en arriendo. Nadie sabe si es cierto o si es arte. Nadie llama. No pasa nada.
4. El museo se asesora con galeristas y directores de feria para diseñar otras estrategias. El museo decide vender la colección pero nadie la compra. El museo cierra.
5. El museo hace rato se arrendó. El museo ha ofrecido clases de yoga. El museo aloja artistas que financian su propia exposición. El museo tiene un Crepes and Waffles. El museo es decorado al estilo de centros comerciales en navidad. El museo renunció hace rato a ser museo.
6. Como dijo Halim Badawi en FB: “(….) propongo que el Estado (a través de IDARTES o MINCULTURA) intervenga inmediatamente esta fundación y sea transformada en una institución pública. Confío en que Peñalosa lo haga (a pesar de su amistad con los Neme) o la ministra de cultura. Y lo que deba pasar después, ya lo iremos discutiendo (…)”.
7. Lo que responde sin querer el alcalde Enrique Peñalosa por twitter: “Espero por supuesto que esa institución privada maravillosa que es el Museo de Arte Moderno supere sus dificultades financieras y no tenga que alquilar el edificio”.
8. El museo que quiere ser de todos no es de nadie.
9. Como escribe Víctor Albarracín también por FB: “A diferencia de la historia, que es primero tragedia y luego farsa, parecería que el arte es farsa que anticipa la tragedia.
10. Como si fuera un eterno retorno deseamos el fracaso del museo para que el museo se quiebre con el tiempo y que en este tiempo se convierta en ruina y esta en nuestra historia.
11. El museo pasa a ser un espacio privado de arte contemporáneo. Lo financia el estado. Los artistas utilizan este fracaso para hablar de la modernidad. Estas obras se venden en ferias. Una obra de arte sobre el fracaso de nuestro tiempo equivale a otro mes del museo abierto.
12. El museo decide dejar de hacer exposiciones. El museo se cansa y se calla. El museo renuncia a sí mismo sin anunciar su fin.
13. El museo cierra. Qué se va a hacer.
*Ximena Gama es filósofa y curadora independiente.