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Viejas ideas en empaques nuevos: la visita de Javier Milei a Colombia

Libertario, de ultraderecha y anarcocapitalista, a días de las elecciones, el economista y diputado argentino Javier Milei pasó por Bogotá, Barranquilla y Medellín para dar una serie de conferencias contra lo que él considera la amenaza petrista.

por

Lina Vargas Fonseca


18.06.2022

Ilustración: Nefazta

No hay nada aquí, ahora, —teatro Astor Plaza de Bogotá, martes 14 de junio, seis de la tarde— que indique de qué se trata el evento que está por comenzar.

Frente a las puertas del teatro hay tres filas no muy largas para cada localidad, con precios entre 60.000 y 100.000 pesos. Quizás lo más notorio sea un grupo de chicos que mientras esperan para ingresar se turnan una bufanda celeste y blanca con la palabra “Argentina” impresa. Adentro, en la sala aún semivacía en cuyo escenario se proyectan llamaradas de fuego, se escucha “Panic Show”, la canción de la banda de rock argentina La Renga que sonará una y otra vez con su “Hola a todos, yo soy el león / rugió la bestia en medio de la avenida”, hasta que, coreándola, salga el invitado de esta noche: el economista y diputado argentino Javier Milei.    

Javier Milei irrumpe en el escenario, en medio de un show de luces, dando brincos. Está vestido como suele hacer en sus presentaciones públicas, con saco y corbata, y grita tres veces “¡Viva la libertad, carajo!”. Ahora son las 7:30 y el teatro, con capacidad para 1.100 personas está casi lleno. El público aplaude, aúlla, vocifera y luego empieza a llamar “presidente” a Milei. Él responde, risueño: “Si siguen así voy a creer que soy presidente latinoamericano”.

De extrema derecha, ultraconservador, en contra del aborto, libertario en términos económicos, anarcocapitalista, antiprogresista, odiador del comunismo, referente de la derecha alternativa, figura usual en programas ligeros de televisión, candidato a la presidencia de Argentina. Durante la siguiente hora y media Milei hablará de la necesidad imperiosa —según él— de recortar el tamaño y la influencia del Estado y de cómo los estados fueron una invención del “maligno” para tentar a Jesús. De que, una vez caído el muro de Berlín, se creó el Foro de Sao Paulo con el objetivo de refundar la Unión Soviética en Latinoamérica en tres etapas: dominación cultural, asfixia a las empresas y expropiación. Se despachará contra la “justicia social”, el “gasto público”, el “marxismo cultural”, “los políticos ladrones” y la “ideología de género”. Advertirá que el populismo es el socialismo del siglo XXI y enumerará ejemplos a lo largo del continente, con énfasis, ya que está en Colombia, en la amenaza que representa Gustavo Petro. 

“Tienen que entender que están frente a un momento histórico. Si pierden la libertad no va a ser fácil recuperarla”, aconseja al inicio de su conferencia que repitió el 15 de junio en Barranquilla, el 16 en Bogotá y el 17 en Medellín. “Fíjense en Bolivia, en Perú, en México. Vamos, muchachos, tómensela con Petro”. Con frecuencia se referirá a los “malditos mamertos” y a los “malditos comunistas” y entonces el público estallará en aplausos. Aunque en el teatro no se ve ningún elemento alusivo a las campañas presidenciales y el nombre de Rodolfo Hernández apenas se pronuncia, este es un evento decididamente antipetrista. 

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En un perfil para Anfibia, Milei es descrito por el periodista argentino Pablo Stefanoni como un “referente para muchos centennials libertarios, sobre todo varones, por su defensa encendida de las virtudes del capitalismo”. Su cuenta de Twitter hoy tiene 615.000 seguidores y la de Instagram un millón doscientos mil. 

Milei también aparece en el libro de Stefanoni ¿La rebeldía de volvió de derechas? en el que el periodista rastrea la “constelación de fronteras difusas” de las derechas actuales que tendrían en común la pretensión de capturar un cierto inconformismo social. Esas nuevas derechas son herederas de ideas antiguas (como los principios del libertarismo: libertad del individuo, propiedad privada y economía de mercado) que se remontan a los siglos XVII y XVIII, aunque hoy se mezclan con nociones morales conservadoras que poco tienen que ver con la libertad que pregonan. Las nuevas derechas se han diversificado en corrientes, movimientos y figuras que incluyen al partido Vox de España, lxs votantes del Brexit y gobernantes como Trump y Bolsonaro. Pero también a una subcultura online de “activistas, escritores o simplemente participantes de foros de internet o intelectuales de culto que tienen miles de seguidores”, escribe Stefanoni. 

Atopercibidos como “antisistema”, su bastión amplio y poroso es la “incorrección política” desde donde, a punta de ironía y provocación, resisten a la dictadura del “marxismo cultural” —un concepto que usan para referirse a cómo el comunismo murió, pero sus residuos continúan en una batalla cultural en la que se imponen la “ideología de género”, la visión “anticientífica” y el “lenguaje inclusivo”— . 

Javier Milei se define como antisistema. Al comienzo de su conferencia invita al público a cantar con él en tono futbolero: “Tiene miedo, la casta tiene miedo” y aunque las referencias a los “políticos ladrones” son constantes, se excusa diciendo que él no es un político tradicional porque devuelve su sueldo como diputado y no le miente a la gente. 

Mientras habla es notoria esa personalidad que menciona Stefanoni, oscilante entre una figura mediática y un economista serio (que, sin embargo, no suele debatir con sus pares). Milei es un buen orador. Ahora se extiende para explicar lo que considera que son los males del populismo, un discurso que elaboró con un marco analítico que creó para el modelo argentino, pero que aplica en todas partes. Su charla gira en torno a mostrar los “desaciertos” del modelo económico kirchnerista, pero cada tanto la matiza con frases airosas: “Acá no hay lugar para los tibios. Si ustedes se entregan a los tibios, se van a correr hacia la izquierda y se los van a llevar puestos”. O de intención graciosa y pop: “Queda claro que no voy a tener ningún amigo zurdo (…) A mí no me van a dejar ir a Marte porque es el planeta rojo”. Cuando dice eso, Milei cambia el tono de voz, modula, se asegura de crear paréntesis en su discurso serio para generar cercanía con el público. Muchos de los chistes —y en general la conferencia— se repiten casi idénticos en decenas de videos suyos en YouTube. 

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Afuera, en la fila para entrar a la conferencia, Cristian Romero, estudiante de Derecho, dice que es un libertario y que le atrae especialmente la idea de reducir el Estado. Como muchos de los que están aquí, es joven y empezó a seguir a Milei durante la pandemia. No cree que haya una figura similar a él en el país, incluso dentro del aún incipiente Movimiento Libertario en Colombia cuyo fundador, Daniel Raisbeck, fue candidato a la alcaldía de Bogotá. En las elecciones presidenciales Cristian votará por el candidato al que llama “el mal menor”.   

Antes de que Milei salga al escenario, el ingeniero ambiental Andrés Millán recuerda que seguirlo le hizo revivir su época punk adolescente. “Yo me definía como anarquista, pero no sabía de lo que estaba hablando, entonces lo escuché y fue una conexión”. En temas como el aborto se distancia de Milei y dice que cada uno tiene libertad para decidir.  Opina que la derecha y la izquierda son dos caras de una misma moneda y que asociar el libertarismo con la moral conservadora es un error y no es coherente.

Camilo Vera, otro de quienes esperan en la fila, trabaja con el Estado pero piensa que hay que achicarlo y hacerlo austero. Para él, alguien que podría seguir los pasos de Milei en Colombia es la senadora uribista María Fernanda Cabal. 

“Me gusta cómo se empodera frente a todos y dice lo que piensa. Habla con datos exactos. Da una sensación de juventud, de no dejar que la derecha solamente sea de ancianos” — Valentina

Valentina, una psicóloga y una de las pocas mujeres entre los asistentes, cree que influencers de derecha como Alejandro Bermeo y Miguel Polo Polo podrían ser espejos nacionales de Javier Milei. “Me gusta cómo Milei se empodera frente a todos y dice lo que piensa. Habla con datos exactos. Da una sensación de juventud, de no dejar que la derecha solamente sea de ancianos”, comenta Valentina. 

Hacia las nueve de la noche, los estudiantes de colegio Juan David y Nicolás esperan a la salida del teatro a que pasen a buscarlos. A Juan David le interesa la noción de disminuir el gasto público y los impuestos. Nicolás lo secunda: “No estoy de acuerdo con regalar las cosas para que otros se queden todo el día en la cama”. En cuanto al aborto, Juan David se separa de la opinión de Milei y agrega: “Si lo miramos desde el punto de vista netamente económico, si quedan embarazadas no van a producir”. Los chicos aún no tienen edad para votar este domingo.

El comerciante Marvin Calderón viajó del departamento de Arauca para este evento. Dice que hay pocos libertarios en su tierra y que deben mantener un perfil bajo porque no siempre son bien recibidos en una región “dominada por la izquierda radical”. Describe el encuentro con Milei como un despertar: “Gracias a él conocí las diferentes posturas económicas y me di cuenta de que era como si el árbol que me mostraban me hubiera impedido ver el bosque que era la realidad”. 

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El Instituto de Investigación Social Solidaridad, con sede en distintos países, es una institución virtual de estudios académicos que hace parte del Movimiento de Católicos Solidaridad y desde el que se organizó la visita de Javier Milei a Colombia. Su director es el abogado Samuel Ángel, excandidato al Concejo de Bogotá en dos ocasiones por el Partido de la U y Opción Ciudadana, y autor de los libros La amenaza de la ideología de género y Un movimiento católico contra la ideología de género. Según se lee en Colombiacheck, fue líder del movimiento Ni cartillas ni decretos, en contra de las medidas tomadas durante el gobierno de Juan Manuel Santos para garantizar los derechos de la población LGBTIQ+.  

Dos día después de la conferencia en Bogotá, y recién llegado de la de Barranquilla, Ángel explica que el instituto es una entidad de tipo conservador y no libertaria, pero que coincide con Milei a quien califica como “el mejor economista de Iberoamérica”, en “su defensa irrestricta de la vida” y en su oposición a tres cuestiones que “no le sirven de nada al país”: la redistribución, la justicia social y la democratización, que cataloga, en ese orden, como una “mentira, un robo y un crimen”. Está seguro de que gracias al discurso de Milei los asistentes salieron convencidos de que “el socialismo no es la opción” y de que “va a haber una votación contra Petro que es el proyecto populista que no queremos para el país”. 

Sin embargo, Ángel coincide en que acá no hay nadie con las características de Javier Milei. De hecho, cuando se le pregunta qué tan consolidada está la derecha nacional responde: “La verdad es que Álvaro Uribe le hizo mucho daño al proyecto de derecha en Colombia. ¿Por qué? Porque los líderes se dedicaron a esperar su bendición para dar un discurso o enfrentarse en un debate, entonces eso mutiló el proceso”. Y continúa: “Que haya alguien que se atreva a salir en los medios a decir lo que piensa, que no tenga temor, eso es lo que necesitamos. Que no piensen en lo políticamente correcto como pasa con Rafael Nieto, Oscar Iván Zuluaga o Paloma Valencia: cómo quedan acomodados, cómo se ven bonitos, qué deberían decir para no ofender”. 

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Para Miguel García, profesor del departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes y codirector del Observatorio de la Democracia, Javier Milei no solo es una copia de los libertarios estadounidenses, sino que no está diciendo nada nuevo, sobre todo para el contexto colombiano. 

“Este es un país tradicionalmente gobernado yo no diría que por la derecha en sentido estricto porque ha habido gobiernos del Partido Liberal más progresistas, pero el modelo de estado que se remonta a finales del siglo XIX y que de alguna manera está vigente hasta 1991 es un modelo conservador desde el punto de vista económico. Entonces nada de lo que Milei dice me parece una novedad. Es interesante porque lo que propone es lo que ha funcionado en Colombia, con algunos matices, históricamente”. 

Históricamente, agrega Miguel García, acá el Estado ha sido pequeño, mucho más que el argentino, y con tasas de recaudo menores. “Esa idea de no cobrar impuestos y tener un estado chiquito es un poco lo que es Colombia”. 

Con uno de los índices de desigualdad más altos de la región, los resultados de ese modelo en el que, como apunta García, “hay gente que sistemáticamente pierde y unos que sistemáticamente ganan”, no conducen al paraíso que Milei promete. 

“Su análisis sobre la naturaleza de las instituciones es poco profundo. Economistas y politólogos más reputados que él han mostrado que las brechas de pobreza y riqueza no necesariamente tienen que ver con lo que plantea, sino con ciertos diseños institucionales. No es solo un problema del tamaño del Estado y del modelo económico capitalista versus el otro. Sabemos que ese capitalismo neoliberal de los últimos treinta años ha creado crisis y produce resultados negativos para grandes segmentos de la población. Digamos que son ideas viejas empacadas en un tipo ojiazul y simpático”, subraya García. 

Entonces, ¿a qué vino Javier Milei a un país en el que desde hace décadas se dice y se hace lo que él tanto predica? Quizás a reforzar apenas, a gritar “malditos mamertos” para que la gente aplauda. 

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Javier Milei termina su conferencia en Bogotá con un repentino, aunque probablemente planeado subidón de voz: “¡No se dejen avanzar por los mamertos!”, grita. “No les cedan ni un milímetro a esos malditos. ¡Libertad, carajo! ¡Vamos Colombia!”, tras lo cual se toma una selfie con el público y procede a firmar ejemplares de su más reciente libro El camino del libertario

Distintos medios argentinos hablaron de su visita a Colombia, pero ya antes de viajar el nombre de Milei —de por sí mediático— apareció en la prensa por cuenta de la escasa asistencia al lanzamiento de su candidatura presidencial para 2023, el pasado 10 de junio. No más de 1.500 personas acudieron a un estadio en la localidad bonaerense de Gerli donde se planeaba un monumental evento. Milei además ha sido noticia debido a las fricciones internas dentro del movimiento libertario argentino y a las declaraciones de uno de sus referentes, el abogado Carlos Maslatón, sobre el daño que le estaría haciendo a la campaña Karina Milei, hermana de Javier, a quien Maslatón llamó “dictadora barata e ignorante”. 

Milei adora a su hermana y no desaprovecha la oportunidad para elogiarla. Incluso en Bogotá, durante la conferencia, la busca entre el público: “¿Dónde estás, Kari?”, pregunta. Luego dice: “Pobre Kari, está padeciendo un montón de ataques” y arremete contra lxs periodistas: “Me pasan cuenta todos los días. Hasta agarran a mi hermana, aunque sea una santa”. 

Mientras está en gira por Colombia, en un tuit que suma dieciséis mil me gusta, la abogada y diputada argentina del PTS / Frente de Izquierda Myriam Bregman, compañera de Milei en el Congreso, publicó una foto de la silla correspondiente a Milei, vacía en plena sesión. “La vagancia avanza”, escribió Bregman, a lo que una tuitera respondió: “Es que está en Colombia haciendo campaña contra Petro”. 

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