El Policía Secretario: el experimento de Claudia López para acercarse a la fuerza pública
Con menos de un año para que finalice su administración, Claudia López nombró al General (r) Óscar Gómez Heredia, comandante a cargo de la Policía Metropolitana de Bogotá durante la pandemia, como nuevo Secretario de Seguridad de la ciudad. Aunque el nombramiento de un uniformado en una cartera civil es atípico y puede tener un costo electoral para la alcaldesa, el General llega a reparar la relación deteriorada entre el Palacio Liévano y la fuerza pública.
No habían pasado ni tres minutos desde que la alcaldesa tomó la palabra en el acto de posesión del nuevo Secretario de Seguridad de Bogotá, el pasado 30 de enero, y ya se refería a la polémica alrededor de su nombramiento. “Ni durante la tragedia del 9 y 10 de septiembre que vivió Bogotá, ni durante el Paro Nacional, estuvo al frente de la [Policía] Metropolitana”, dijo.
Quien se posesiona es el General en retiro de la Policía Óscar Gómez Heredia, excomandante de la Policía Metropolitana de la capital entre 2020 y 2021 —dos de los años en que la actuación de la Policía estuvo bajo la lupa de organizaciones y sociedad civil por sus intervenciones en el cumplimiento de las medidas de cuarentena, en las protestas del 9 de septiembre de 2020 en Bogotá y en el Paro Nacional de 2021—. Sin embargo, según las afirmaciones de la alcaldesa Claudia López, el nuevo secretario de Seguridad no estuvo a cargo de la Policía de Bogotá en esas fechas más críticas: en 2020 estuvo hospitalizado por COVID entre julio y octubre, y en 2021 dejó la Metropolitana de Bogotá ocho días antes del inicio del Paro Nacional. Antes de comandar la institución en Bogotá, Gómez Heredia también pasó por otras zonas del país como Medellín, Ibagué y Buenaventura donde ejerció como comandante; además es abogado, profesional en criminalística e hizo parte del bloque de búsqueda de Pablo Escobar.
Más allá del ejercicio activo o no de Gómez Heredia durante las movilizaciones sociales, la llegada de un uniformado en retiro a un puesto civil es atípica, más si se tiene en cuenta que la Secretaría de Seguridad también se encarga de diseñar y dar lineamientos integrales de convivencia y justicia, no solo de seguridad. Esa misión implica un trabajo fuerte con otras entidades del distrito, además de la Policía, junto con las que se implementan políticas públicas, programas con sociedad civil para la prevención de violencias, estrategias de atención a la ciudadanía y articulación con otros actores como los Gestores de Convivencia, labores que no necesitan únicamente del uso de la fuerza.
La llegada del General Gómez a la Secretaría de Seguridad pasa en un momento en que la ciudad atraviesa un aumento en las cifras de algunos crímenes. Al finalizar el año 2022, aunque las cifras entregadas por el exsecretario de Seguridad, Aníbal Fernández, revelaron una disminución en los homicidios, también dejaron ver un incremento en los delitos sexuales, algunas modalidades de hurto y casos de violencia intrafamiliar.
Pero la llegada de Gómez a la Alcaldía no solo parece responder a la situación de inseguridad de la ciudad. Su nombramiento, además, ocurre después de varios episodios de una tensa relación entre la administración de Claudia López y la Policía. En febrero de 2020 López pidió perdón por la intervención del ESMAD en una protesta —que incumplía lo estipulado en el recién estrenado protocolo de la administración para atender la manifestación— y en septiembre del mismo año, luego de los hechos ocurridos por la muerte de Javier Ordóñez, declaró que la Policía no le obedecía. Además, tildó de inconstitucional un protocolo presentado por la institución para lidiar con las protestas civiles. En 2022, ya con Gustavo Petro como Presidente, criticó a la Policía por no actuar durante las marchas del 28S luego de que el Comandante actual de la Policía Metropolitana de Bogotá le mandara un video de la movilización.
Pero en 2023 parece que la alcaldesa quiere cambiar su relación con la fuerza pública. Después del nombramiento del General Gómez, en redes sociales circuló un video en que se veía a la mandataria vestida de militar y dando órdenes en un curso sobre defensa y seguridad nacional. “Creo que el cambio y la paz que anhelamos requiere superar mutuos prejuicios y darnos la oportunidad de construir una nueva historia e institucionalidad”, escribió en un trino para responder a la polémica que levantó el video.
En Cerosetenta hablamos con dos expertos en seguridad, Víctor Barrera, politólogo e investigador del Cinep y Andrés Nieto, ex vicesecretario de Seguridad de Bogotá y analista, para entender lo que significa el nombramiento del General Gómez, lo que puede implicar para la Secretaría y lo que el nombramiento deja entrever de la relación de la Policía y Claudia López en su último año de gobierno.
¿Es importante que un civil esté a cargo de la Secretaría de Seguridad?
Andrés Nieto: Es importante que el cargo sea ocupado por un civil porque así se mantiene la mirada objetiva entre los procedimientos policivos y la articulación del concepto de seguridad, convivencia y justicia. Adicional a eso, y lo digo como ex subsecretario, la Secretaría de Seguridad requiere una transformación en términos administrativos. Hay dependencias de la Secretaría de Gobierno que deben pasar a la Secretaría de Seguridad para que el civil a cargo tenga todas las herramientas. Parece que cuando se creó la Secretaría de Seguridad fue de afán y sin las herramientas civiles para que funcionara. En algún momento el Concejo de Bogotá o la Alcaldía deben proponer la reestructuración de la entidad y pasar las dependencias que quedaron en Secretaría de Gobierno a la Secretaría de Seguridad.
Víctor Barrera: Si uno lo piensa desde el deber ser, es importante que un civil esté en una cartera de seguridad. Pero el caso colombiano demuestra que la presencia de civiles en carteras de seguridad no garantiza políticas democráticas. Desde el deber ser, se necesita liderazgo civil con visión política para establecer estrategias más sensibles a las demandas ciudadanas, pero esto es difícil debido al diseño institucional. También hemos visto civiles con tendencia a militarizar las políticas de seguridad y que respaldan, propician y dan autonomía a la Policía para satisfacer demandas electorales. Además, los civiles en estas carteras no tienen suficientes competencias para orientar la respuesta de la Policía y otras instituciones en materia de seguridad, lo que genera ambigüedad sobre a quién responde la policía entre el mando local o el mando nacional y muchas veces obedecen al nacional precisamente porque ahí se juegan ascensos o presupuestos.
¿Cómo ve la llegada del General Óscar Gómez Heredia a la Secretaría de Seguridad?
Andrés Nieto: Puede ser un aspecto positivo, ya que cuenta con experiencia como comandante de la Policía Metropolitana durante la pandemia y estaba a cargo cuando se alcanzó el mayor índice de desarticulación de bandas en Bogotá en los últimos nueve años. Aunque sería ideal que la línea estratégica en seguridad fuera liderada por un civil, la presencia del General puede ayudar a consolidar la Secretaría y mejorar las relaciones con la Policía y el Gobierno ya que él mantiene su grado de General. Es decir, el retiro no le quita la autoridad que tiene sobre la fuerza pública.
En cuanto a los retos, hay que dejar claro que se espera que la Secretaría vuelva a manos de civiles. También es importante mencionar que la Policía tiene un ámbito operativo y la Secretaría, como cualquier entidad pública, tiene un ámbito administrativo. Hoy el mayor reto del General es echar a andar una máquina administrativa en un año electoral con ley de garantías. Además, la Secretaría se encarga más de la convivencia y justicia que de la seguridad. Ningún Gestor de Convivencia puede capturar o incautar y ninguna Casa de Justicia puede judicializar. Entonces ojalá siga en esa línea y deje una Secretaría institucionalizada y no una más débil.
Víctor Barrera: Depende de cuál sea el enfoque que traiga el General Gómez. Siempre que pensamos en seguridad pensamos en la policía, pero el ecosistema incluye otras instituciones de justicia y convivencia. Lo menciono porque si hay alguien que es consciente de cuán huérfano está ese ecosistema es el policía de calle, porque está respondiendo a muchas necesidades que en principio no deberían ser de su competencia. Los conductores políticos y quienes hacen las normas han delegado tantas competencias en la Policía, que esa institución no da abasto a tantas necesidades y demandas.
Esto puede ser una oportunidad para tener un despliegue institucional mucho más diverso y complementario. Pero dependerá no solamente de la visión que tenga el General, sino también del momento en el que llega: el contexto electoral de este año, el poco tiempo que va a ocupar el cargo, el poco oxígeno político que tiene la actual administración y una política de seguridad que desde sus lineamientos en el Plan Distrital de Desarrollo se diseñó bajo el supuesto de que la pandemia no iba a tener efectos en las condiciones de seguridad. Por eso me parece que le va a quedar muy difícil al General consolidar el proceso que se viene desarrollando desde la Secretaría, que hay que decir ya venía haciendo cosas interesantes.
La Alcaldesa ha mantenido una relación ambivalente con la Policía y la protesta social durante su mandato. En ese contexto, ¿qué deja entrever la alcaldesa con este nombramiento?
Andrés Nieto: Hay que analizar el contexto en el que se dieron algunas tensiones respecto al manejo de la protesta entre el ala civil y la Policía a nivel nacional. Esto ocurrió porque no había un protocolo para la pandemia y tocó crearlo en medio del día a día. Después llegó un reto más grande y fue crear el protocolo de manejo de protesta social en el marco de la pandemia. El resultado fue que sin importar quién estuviera a cargo se iba a generar tensión. En este contexto, lo que deja entrever este nombramiento es una suerte de reconciliación con la Policía, que no solo era necesaria para la ciudad sino beneficiosa.
Esto quizás es un buen guiño con el Gobierno Nacional que tenía al General Gómez en la baraja de posibles comandantes de la Policía Nacional. Su nombramiento va a permitir mejorar las relaciones con todos y disminuir las tensiones que puedan llegar a levantarse sobre todo en un año electoral.
Víctor Barrera: Si algo caracterizó a la alcaldesa Claudia López fue el deterioro de las relaciones con la Policía Nacional. Cuando se habla de la responsabilidad del General en el marco de la protesta, también cabe la pregunta sobre la responsabilidad política de Claudia López al decir que no tenía control de la Policía y que la fuerza pública actuó autónomamente. Al menos lo que yo he escuchado es que esa versión no es tan cierta y que ella sí estuvo orientando y avalando buena parte del comportamiento de la Policía.
Menciono esto precisamente porque lo que trató de hacer el secretario saliente Aníbal Fernández fue reconstruir esa relación. La decisión de poner al general en la Secretaría de Seguridad puede representar algunos costos políticos frente a un sector de la opinión pública de la capital. Pero el nombramiento se enmarca en un esfuerzo más general por restablecer la relación y continuarla.
Estamos en el último año de una administración que es bastante impopular y que de alguna u otra manera está pensando en quién puede ser su sucesor. Creo que para nadie es un secreto que hay intereses electorales de la actual alcaldesa y eso puede desvirtuar lo que pueda desarrollar y se pueda liderar desde la Secretaría de Seguridad.
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“Estamos preparados para enfrentar las nuevas dinámicas del crimen” dijo el General Gómez el día de su posesión. Aunque su llegada abre un debate sobre las implicaciones del civil o el policía en un cargo administrativo, la ciudad necesita una mirada integral en la Secretaría de Seguridad, Convivencia y Justicia. Tan solo en el primer mes del año se registraron 80 homicidios en Bogotá. Esperemos que el General pueda aportar esa mirada integral y que los beneficios del experimento que plantea la Alcaldía, si es que llegan, sean para toda la ciudad y no solo para la carrera política de Claudia López.