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Las preguntas que deja ‘Generación E’, el reemplazo de Pilo Paga

Duque anunció presentó ‘Generación E’, su reemplazo para Ser Pilo Paga. Aunque en su definición parece querer darle gusto a todo el mundo, aún quedan muchas preguntas sobre cómo va a funcionar.

por

cerosetenta


21.10.2018

El presidente Iván Duque presentó el sábado ‘Generación E’, el programa que reemplazará en su gobierno a Ser Pilo Paga. Según lo que se anunció, el programa parece querer darle gusto a todos los que en las últimas semanas le han reclamado más recursos a la universidad pública pero sin acabar del todo el espíritu del Ser Pilo Paga.

‘Generación E’, como se llama el nuevo programa, tiene tres patas. La primera, Equidad: destina recursos para que los estudiantes más pobres del país puedan acceder gratis a la universidad pública. La segunda, Equipo: busca destinar unos recursos (223 millones de pesos anuales) para que las universidades públicas puedan invertir en infraestructura y bienestar. Y por último, Excelencia: que premia a los mejores estudiantes del país en una versión reducida de ‘Ser Pilo Paga’, que pasa de 40 mil estudiantes en los cuatro años a sólo 16 mil. Esta pata trae una nueva novedad: cuando los estudiantes se decidan por una universidad privada, las instituciones tendrán que asumir parte de su costo, junto con el Gobierno y el mismo estudiante.

Así, según Duque, se verán beneficiados 336.000 estudiantes de todas las regiones del país y se invertirán 3.6 billones de pesos en los cuatro años de su gobierno. Quedan, sin embargo, algunas preguntas sobre cómo va a funcionar.

¿Cuál es el impacto financiero del componente de Equidad en las universidades públicas?

Según la pata de Equidad, en los cuatro años, 320 mil estudiantes (es decir, 80 mil por año) tendrán acceso gratuito a la educación pública superior en todo el país. Para eso, el Gobierno dice que financiará el 100 % de la matrícula y le dará un auxilio de sostenimiento a cada estudiante mientras dure su carrera. Esto significa más acceso de los estudiantes más pobres del país a las universidades, lo cual tiene un impacto social muy importante. La pregunta, sin embargo, es qué tanto impacto financiero podría tener esta pata de ‘Generación E’ en las universidades públicas.

Según la oficina de prensa del Ministerio de Educación, el impacto es grande porque el 100 % de los recursos que garantice el Gobierno a estas universidades por esta pata los podrán usar las universidades libremente.

Pero el valor de la matrícula en las universidades públicas no refleja el costo de cada estudiante en la universidad.

Por eso,  Jairo Torres, presidente del Sistema de Universidades Estatales (que agrupa a 32 universidades públicas del país) y rector de la Universidad de Córdoba, sólo pagar la matrícula “no nos genera un impacto financiero. Es más populismo que una propuesta bien fundada”, dice.

Natalia Ariza, ex viceministra de educación superior cuando la ministra era Gina Parody, explica que el costo de la matrícula es una tasa que busca algo de equidad y que aunque no es mucha plata (en el caso de la Universidad de Córdoba, por ejemplo, la matrícula de los estudiantes cuesta entre 270 mil y 280 mil pesos por semestre) le sirve a las universidades públicas para financiarse. Además, son recursos que se cobran a partir de la declaración de ingresos de cada estudiante. Así, la plata que le entra a las públicas no es tanta como parece. 

Por eso, la pregunta es si el Gobierno va a pagar solamente lo que cuesta la matrícula o si va a pagar el cupo que cuesta cada estudiante. O si en el caso de que sólo se cubra la matrícula, las universidades van a trasladar lo que cuesta un cupo al valor de esa matrícula.

La razón es que es más costoso el cupo que la matrícula. De hecho, en Ser Pilo Paga el Estado transfería en promedio unos 6 millones de pesos por estudiante al semestre. El cupo en la Universidad Nacional era el más costoso, con 11 millones de pesos. Y los cupos más baratos eran por 3.5 millones de pesos por semestre.

¿Cambiarán los mecanismos de admisión de las universidades públicas?

Según Duque, para acceder a los cupos gratuitos del componente de Equidad, los estudiantes deben tener un puntaje igual o menor a 32 puntos en el Sisben y ser admitidos en las universidades públicas. Es decir, el programa fomenta que se focalicen los recursos en la población más pobre del país. Eso, en un principio, conserva el espíritu de Pilo Paga y le da prioridad a los estudiantes con menos recursos. El problema es que las mejores universidades públicas del país tienen procesos de admisión diferentes a las pruebas Saber 11, e incluyen sus propias pruebas de admisión. El asunto no para ahí, hay estudios que aseguran que estas pruebas son más difíciles para estudiantes de menores recursos. 

La pregunta, entonces, es si las universidades cambiarán esos requisitos para admitir a estos estudiantes o no.

“Si las universidades no hacen este cambio, al menos las de mayor calidad, muchos de los estudiantes con menores recursos se quedarán por fuera”, dice Ariza. Ella, además, cuestiona que hoy haya suficientes estudiantes en universidades públicas que cumplan el requisito de tener menos de 32 puntos en el Sisben para cumplir la cuota que se plantea el gobierno de 80 mil nuevos cupos.

¿Cómo se diferencian los programas de Equidad y Excelencia para los estudiantes que entran a las universidades públicas?

La tercera pata de Generación E es la Excelencia que busca que 16 mil jóvenes de escasos recursos con excelentes resultados académicos puedan entrar a universidades públicas y privadas en los cuatro años de Gobierno. Es decir, 4 mil cupos al año. Los requisitos para los estudiantes es que tengan un puntaje igual o menor a 57 puntos, los mejores resultados en la prueba Saber 11 (mayor o igual a 359 puntos) y realizar el proceso de admisión en una institución pública o privada con acreditación en alta calidad.

Así, esta es una versión modificada de Ser Pilo Paga: por un lado son menos estudiantes los que serán beneficiados (los Pilos fueron 40 mil en los cuatro años pasados). Por otro, ya no sólo participarán universidades públicas y privadas de calidad como en Pilo sino que se admitirán también instituciones no acreditadas que cuenten con el 25 por ciento de sus programas acreditados en alta calidad. Y finalmente, las universidades privadas que participen tendrán que asumir parte de los costos de los estudiantes que ingresen junto con el Gobierno y los mismos estudiantes.

Según la ex viceministra Natalia Ariza, hay una población del componente de Equidad de Generación E que está contenida en el componente de Excelencia (los de mejores puntajes) pero al final pueden llegar a ser los mismos. Al menos en las universidades públicas que tienen un ingreso más restringido que requiere una puntaje de Saber 11 más alto.

“Si el estudiante es pobre (tiene un puntaje de 32 en el Sisben) y entra a la universidad pública, el Gobierno le paga la matrícula y un subsidio de sostenimiento. En Excelencia dicen que si eres pobre (57 o menos en el Sisben) y entras a la pública, te pagan la matrícula y el programa le pasa el costo del programa a la Universidad y le dan al estudiante un subsidio de sostenimiento. Claro, al parecer es mejor Excelencia, al menos para la pública, pues le reconocen el costo del cupo (por ejemplo para la Universidad Nacional es de 11 millones pesos por estudiante) Pero, ¿cuál es la diferencia para el estudiante?”, se pregunta Ariza. “Entonces al final creo que va a ser un programa para privadas”, dice.

¿Cómo funcionará el esquema de «corresponsabilidad» de pago para los estudiantes que elijan universidades privadas?

El Ministerio de educación le dijo a Cerosententa, a través de su oficina de prensa, que la idea de la corresponsabilidad es que “todos los actores hagamos equipo, en especial las universidades privadas, quienes en su compromiso por una mayor equidad en el país, compartirán la corresponsabilidad financiera del programa”. Sin embargo, el Gobierno aún no ha dicho cómo se repartirá la financiación de los estudiantes entre el Gobierno, la universidad privada y el estudiante. ¿Será un crédito/beca? ¿El estudiante tendrá que pagar una cuota mientras está estudiando? ¿Pagará cuando se acabe su carrera? ¿Qué porcentaje tendrá que aportar cada uno? Las respuestas a estas preguntas seguramente incidirán mucho en la decisión que tome el estudiante beneficiario a la hora de elegir la universidad para estudiar su carrera.

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