Esta entrada al blog de No es Normal hace parte de nuestra convocatoria «Reflexiones de cuarentena»*
Por: María Paula Vargas
Los tiempos extraordinarios requieren medidas extraordinarias y, como lo ven las acciones de la Casa Blanca e incluso de nuestro propio gobierno colombiano, los mandatos habituales para la igualdad de género no son pertinentes en estos tiempos. Nos dan a entender que no es momento de quejarse de esto. Después de todo, hay vidas en juego. Sin embargo, si el género no puede ser parte de la conversación durante una crisis, ¿cuándo puede serlo?
Sabemos que las mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por los desastres, y que las crisis explotan las desigualdades estructurales, lo que afecta la preparación, la respuesta, el impacto, el número de muertes y la recuperación después de la crisis. Además, sabemos que el Covid-19 no es neutral en cuanto al género. Entre otras cosas, hay más mujeres en los servicios de salud y en el empleo informal, y se verán más afectadas por la recesión económica.
También es un hecho que la política del distanciamiento social tiene repercusiones en temas de género, pues para muchas mujeres alrededor del mundo, el hogar no es un lugar seguro. La violencia doméstica ya es un problema de salud importante. Según la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres mujeres en todo el mundo sufre de violencia física o sexual, principalmente por parte de una pareja íntima.
Siempre debemos cuestionar a lo que llamamos “crisis”. La lucha contra el terrorismo, las enfermedades, la violencia política y el mercado son puntos de la agenda global en donde los hombres a menudo toman protagonismo. La inseguridad de las mujeres y la pobreza estructural, en cambio, no figuran en esta lista de prioridades.
La igualdad de género es abandonada rápidamente cuando surgen «problemas reales». Cuando se desata una crisis, las «reglas del juego» de género no son tomadas en cuenta y en la toma de decisiones y la discusión – en donde las perspectivas y los aportes de las mujeres deberían estar presentes – básicamente se vuelven inexistentes.
Al mirar la cumbre de líderes virtuales de G20 la semana pasada, organizada por Arabia Saudita, se emitió un comunicado que señala vagamente a los «daños» sociales que la crisis ha dejado en las personas, específicamente en las mujeres. Solo Angela Merkel permanece como la única lideresa femenina del G20, junto con la invitada Ursula von der Leyen, quien representa a la Unión Europea. No hay representación global para nosotras las mujeres en tiempos de pandemia.
Ahora no es el momento de la dejar de lado los temas de género a favor de puntos de vista sesgados y estrechos que, bajo la excusa de centrarse en lo urgente, la crisis, no representan a la mitad de la población.
La política nacional e internacional debe reflexionar sobre el hecho de que la inestabilidad a menudo permite una regresión en la lucha por la igualdad de género. La igualdad de género no es solo es importante en los ‘buenos tiempos’. El género también debe primar en las crisis.
*Nota de No es NoRmal:
Abrimos este espacio para escucharnos. Hace unas semanas, lanzamos una convocatoria de libre participación, temática y formato en redes sociales que tiene como propósito crear un espacio seguro y diverso en el que podamos compartir las reflexiones y los sentimientos que ha suscitado la pandemia y el confinamiento en el que nos encontramos.
Como colectiva feminista, reconocemos que son tiempos difíciles que han hecho visibles tipos de desigualdad, violencia y opresión que estaban presentes desde antes. Consideramos, por tanto, indispensable preguntarnos por nuestra labor comunitaria y por las formas de cuidado y acompañamiento que vienen con esta. Leer y ver los pensamientos y procesos de creación de otrxs nos puede recordar que no estamos solxs. Así, este espacio se plantea como una posibilidad tejer redes mediante la escucha y el cuidado colectivo.