Polvo de Estrellas. Calificaciones de expos de septiembre (BOG25, ARTBO y demás)

Fui a todas las exposiciones que pude durante esta semana del arte en Bogotá y en este artículo les contaré lo que me parecieron: lo bueno, lo malo y lo regular. Si valía la pena ir, pagar la entrada o incluso el simple hecho de tomar transporte para llegar a estas exposiciones.

por

Jerson Murillo


03.10.2025

Esta entrada hace parte de la columna «Prueba de artista con Jerson Murillo», un espacio donde se califican exposiciones de arte desde la mirada de un espectador. Si quiere ver los parámetros con que se califican las exposiciones, haga clic acá. Si quiere leer otras entradas de la columna, haga clic acá.

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Solo por esta ocasión, debido a la gran cantidad de cosas que había para ver y con el fin de que el artículo no resultara tan extenso, las reseñas se condensaron en frases. Si eres artista, curador o gestor cultural de alguno de los espacios mencionados y deseas saber con mayor detalle por qué asigné cierta calificación, puedes escribirme de manera respetuosa (ya recibí algunos mensajes de odio y amenazas por haber puesto 1.5 estrellas a una exposición) en un mensaje directo a mi Instagram: @jersonmurillolive.

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A partir de ahora, en P/A con Jerson Murillo habrá una sección honorífica: honrar algunas exposiciones que, por su nivel y excelencia, no son calificables. Este mes, esas exposiciones son:

Juan Fernando Herrán – Materialidades y Constelaciones, MAMU – Banco de la República

Un recorrido por 40 años de proyectos cocinados a fuego lento. El mejor ejemplo de una carrera consistente en el arte colombiano. Mi proyecto favorito sigue siendo Héroes Mil, del VIII Premio Luis Caballero: el tiempo y su legado muestran que debería haber ganado esa edición.

Exposición colectiva – BOG25, Palacio de San Francisco – Alcaldía de Bogotá

Un sancocho (y uno muy bueno) de obras in situ, comisionadas por el equipo curatorial, junto con algunos proyectos ya vistos. Poco más que decir.

Luis Hernando Giraldo – Leitmotiv, LT Projects – Edificio Atrio

Las artes plásticas suelen ser injustas, especialmente con los artistas-profesores. Después de muchos años, volvimos a enamorarnos de Giraldo en La montaña cuenta una historia, su última exposición en el Claustro de San Agustín de la Universidad Nacional. Esta nueva muestra incluye las obras grandes de aquella exposición, además de piezas que no se habían visto en décadas, como In Memoriam.

Luz Lizarazo – Lux Nova: La Nueva Eva, Claustro de San Agustín – Universidad Nacional de Colombia

Lizarazo es una de esas artistas que han aportado tanto al medio y a las maneras de hacer obra que deberían estudiarse en la universidad. Una serpiente de lámparas y un mural escenográfico que permanecerá en el claustro conforman la combinación ideal para una gran muestra.

Antes de la semana del arte.

Angélica Teuta – Arquitectura Emocional: Cobijos y Moradas, XIII Premio Luis Caballero, Galería Santa Fe

★★★★★ = Exposición del mes.

Un relato honesto sobre la manera en que podemos acercarnos a lo ancestral desde lo urbano. La museografía, dispuesta en espiral, resulta dinámica y entretenida de principio a fin. El programa público es el más extenso que he visto en una exposición: diseñado para todo tipo de públicos, ofrece incluso segundas oportunidades en caso de que alguien se haya perdido una activación. A esto se suma la disposición ejemplar del equipo del espacio, que asegura al espectador una experiencia memorable.

Exposición Colectiva – Dignidad, LA Galería

★½ = Difícil de ver

Tener un texto, algunos artistas amigos, un montaje y una galería no equivalen a tener una exposición. Aquí no hubo curaduría ni propósito museográfico o curatorial claro. Exponer por exponer carece de sentido y termina por restarle valor al proyecto. Esta ha sido la calificación que más me ha dolido poner, pues varios de los participantes son profesores míos en la Universidad Nacional. Sin embargo, la crítica no es personal, sino un llamado a la importancia de la curaduría y la coherencia en una muestra colectiva.

Daniel Ramos Obregón: Desdoblamientos & María José Chica: Patrimonio Espiritual – SKETCH

★★★★ = Excelente

Una muestra que reúne piezas y procesos de Daniel Ramos Obregón desde 2014 (manos, dedos, geometrías y más) en una selección exquisita y coherente. Lo más valioso es la reflexión sobre aquello que realmente poseemos, lo que nadie nos puede arrebatar. La propuesta de María José Chica complementa con fuerza este diálogo, aportando una dimensión espiritual a la exposición. Queda pendiente mi visita a la muestra colectiva curada por Éder Mauricio Gallego, la cual espero con entusiasmo.

Juan Pablo Miér – Sinfonía: Minueto & Allegro con Fuoco, Adrián Ibáñez Galería

 = Difícil de ver

El arte es subjetivo, pero la experiencia en sala también importa. En este caso, la exposición resulta hostil para quienes asisten sin intención de comprar: la rigidez del espacio y la falta de mediación hacen que la muestra se sienta pensada únicamente para el comprador. En lo artístico, el texto curatorial sugiere que el artista es músico y que su proyecto gira en torno a la música clásica; sin embargo, tras recorrer las cuatro series de pinturas presentadas en tres exposiciones, nunca quedó claro en qué pieza musical estaban inspiradas. ¿Se trataba de una composición original? ¿De Las Cuatro Estaciones de Vivaldi? La falta de claridad limitó la experiencia.

Para contrastar, propongo un ejemplo, proyectos como Balada tautológica de Bernardo Ortiz en Casas Riegner con colaboración del productor Julio Victoria y una atmósfera construida tanto en sala como en un LP, muestran cómo la relación entre arte visual y música puede ser mucho más efectiva. La repetición de la propuesta en tres muestras distintas no aporta a la narrativa. En general, este tipo de dinámicas son un ejemplo de por qué el público bogotano especializado en arte suele desconfiar de lo que se presenta en San Felipe, con la excepción de unos pocos espacios que sí proponen proyectos consistentes e interesantes.

Exposición Colectiva – Entre lo visible y lo latente, Pawerprojects

★★★½ = Muy buena

No soy fan de las curadurías que arman exposiciones con demasiados amigos, o de los curadores que se limitan a invitar a su propio círculo. He visto muchos casos así y, la verdad, no suelen funcionar. Pero esta muestra es la excepción: demuestra que el apoyo entre colegas puede salir muy bien si hay un plan de juego serio. Es una gran exposición independiente, con buena experiencia en sala y una variedad de temas que hacen que el público casual también disfrute. En medio del caos de ARTBO y BOG25, se siente como un respiro.

ARTBO Feria 2025

★★★ = Buena

Esta calificación fue el resultado del promedio de las secciones calificadas.

Calificación por Secciones

Artecámara, curada por Carolina Cerón

★★½ = Difícil de recomendar

La curadora contó 21 historias, así que para calificar la sección dividí el puntaje máximo en 21, con una bonificación por la curaduría y la museografía. Más allá de la narrativa o la controversia que rodeó esta edición, al final hay que evaluar la exposición como producto terminado.

El texto curatorial y la museografía funcionan como un matrimonio perfecto; incluso la idea del tarot en la museografía conecta con el guion curatorial. Pero lo que vemos en sala es lo que realmente cuenta, y el resultado es difícil de ver: desde la elección de las temáticas hasta la circulación apretada en los espacios. Personalmente, soy fan de Carolina Cerón y la considero una gran curadora, pero esta vez Artecámara no me convenció. Aun así, sigue siendo una sección clave de la feria, y vale la pena esperar cómo evoluciona en futuras ediciones.

Trayectoria – Beatriz González, curada por Casas Riegner

★★★★ = Excelente

En un principio le puse 2 estrellas y la llamé una exposición regular, criticando la ausencia de clásicos del catálogo de Beatriz González. Sin embargo, tras recibir múltiples opiniones del público, en redes sociales y durante la feria, decidí volver el domingo, revisar la muestra con calma y leer material adicional de la curaduría. Tuve que reconocer públicamente que me equivoqué.

La fuerza del texto curatorial es tal que deja en la memoria la frase: “repetir hasta que las imágenes dejen una huella en la memoria colectiva”. Esta exposición, más que un homenaje a lo ya hecho, es un retrato de la personalidad y el carácter de González como artista. Revisé otras retrospectivas y la mayoría se parecen mucho en su selección de obras, mientras que aquí hubo riesgo, incluso con piezas que nunca se habían mostrado juntas. Repetir la visita fue, al final, una oportunidad para redescubrir y valorar aún más a una de mis artistas favoritas.

Instituciones

★★★ = Buena

Aunque esta sección está llena de stands, algunas instituciones se animaron a presentar exposiciones, y vale la pena destacarlas. Me encantó la de Proantioquia, así como las dos propuestas de Artesanos de Colombia: Diseño Colombia y Arte Vivo. Son buenas iniciativas, pero no alcanzan a llenar el vacío que sentimos quienes seguimos extrañando la sección de Diseño de años anteriores.

Editoriales, curada por Felipe González Espinosa

★★ = Regular

La sección que antes conocíamos como Libro de artista pasó de ser la mejor edición el año pasado a convertirse en la peor este año. Era, para muchos, la sección que justificaba pagar la boleta; parecía imposible arruinarla… pero lo lograron. Se priorizó la participación de editoriales grandes e instituciones que venden libros de arte, como Villegas Editores o la editorial de la Universidad Nacional, relegando los formatos raros, la autopublicación y los proyectos colaborativos entre artistas.

Los productos, por sí mismos, son atractivos; pero para venderlos se necesita crear un entorno especial, con música, color y la dinámica divertida que caracterizaba la sección. En cambio, esta vez la relegaron a un espacio poco privilegiado: debajo de las escaleras, en el cuarto piso. Es ARTBO, la feria de arte más importante del año, y esta sección no debería sentirse como un satélite de la Feria del Libro. Lo rescatable fue el esfuerzo de las editoriales independientes, que en los últimos días devolvieron algo de vida arrastrando sus stands por todo el cuarto piso y poniendo la música que les habían quitado del año pasado.

Galerías 12m2

★★★ = Buena

Esta sección abrió espacio a proyectos que en años anteriores no habían tenido la posibilidad de participar en ARTBO, y varios aprovecharon bien la oportunidad. Destaco a Plural Nodo Cultural, uno de los proyectos más consistentes de San Felipe, y a El Coleccionista, galería del barrio Colombia en Medellín, entre otros. Una sección que, sin ser espectacular, cumple con dar visibilidad a propuestas que merecían estar en la feria.

Sección Principal

★★★½ = Muy buena

En medio de lo comercial y de los muchos galeristas enfocados únicamente en alcanzar el punto de equilibrio, esta sección logró aportar balance a la feria. Aunque dejó sensaciones mixtas, hubo espacios que brillaron por arriesgarse con formatos no convencionales. Entre las galerías nacionales destaco a La Balsa, Casa Hoffmann y Sketch: todas consistentes en su programación y con propuestas que nos recuerdan que hay otras formas posibles de hacer mercado en el arte. En el ámbito internacional, la presencia de León Tovar, prestigiosa galería de Nueva York, aderezó la velada con clásicos de Santiago Cárdenas y Emma Reyes, ademas del renacer comercial de artistas valiosos, aunque poco reconocidos en nuestro medio, como Luis Hernando Giraldo.

Proyectos, curada por Carla Acevedo-Yates

★★★ = Buena

La sección reunió diez proyectos de artistas representados por galerías de la sección principal. Aunque las propuestas eran interesantes, personalmente me costó ubicar la zona donde estaban exhibidas, lo que afectó la experiencia. Aun así, la curaduría pensada desde lo textil y la trama fue un acierto para esta edición de la feria. Destaco especialmente el proyecto de Álvaro Gómez Campuzano, presentado por S/N Macarena.

Paralelo a ARTBO.

Sobre la programación paralela a la feria quiero destacar solo un proyecto especial.

María Angélica Medina – Pieza de Conversación, Bodega Piloto

★★★★½ = Excelencia mayor a la esperada, candidata a exposición del mes

El formato de Bodega Piloto es especial: revive proyectos escondidos e importantes para el arte colombiano a través de muestras muy cortas, presentadas exclusivamente durante la temporada de ARTBO y en un lugar poco convencional como la Zona Industrial de Bogotá. En esta ocasión nos sorprendieron con un proyecto de María Angélica Medina: una pieza tejida desde 1976 a punta de hilo, repetición y paciencia, acompañada por una selección de vestidos en lana, también elaborados a mano por la artista. Durante esos días la bodega se convirtió en un espacio de encuentro: podíamos tejer colectivamente o simplemente conversar con María Angélica. Un verdadero oasis en medio del caos de estas semanas de arte.

★★★★★ 

Un agradecimiento final.
Gracias a todos los que han seguido mis calificaciones de Exposiciones. Es interesante como una sección de «crítica» de arte que inició como un reflejo de mi desilusión con las exposiciones a las que iba y mi desesperanza con lo aburrida que es la crítica de arte en el país término siendo este proyecto. Una oportunidad para saciar mi hambre de arte y decir si valía la pena comerse el plato. Gracias a todos los que han escuchado mis opiniones, preocupaciones y sugerencias durante esta semana del arte. Aunque no sé si ustedes o nuestro medio necesitan personas como yo.

Jerson Murillo
Artista / Estudiante de la Universidad Nacional de Colombia. Mi trabajo busca facilitar espacios que movilizan la reflexión, generando experiencias relacionales que cuestionan narrativas sobre el territorio, sus habitantes y sus luchas. Ahora comento sobre exposiciones. @jersonmurillolive

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