“Desde hace tiempo suceden cosas raras en la Universidad”, dice un exprofesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda que nos pidió mantener su identidad reservada. Y en efecto, desde hace meses, y en algunos casos años, la comunidad universitaria se ha visto en medio de escándalos que finalmente estallaron con la suspensión de su acreditación.
En marzo de 2018, por ejemplo, estudiantes de la Sergio Arboleda recibieron varios mensajes de texto en sus celulares invitándolos a votar por Zayda Barrero, candidata al Senado por el Centro Democrático y esposa del rector Rodrigo Noguera. La situación entonces elevó preguntas sobre si el equipo de la candidata había tenido acceso a bases de datos de los estudiantes sin su autorización.
En 2021, la Secretaría de Educación de Bogotá firmó un contrato con la Sergio Arboleda para ofrecer cursos a unos 560 estudiantes de 18 colegios distritales para acercarlos a la formación universitaria. Según denunció una extrabajadora de la universidad, involucrada en el proceso, cerca de unos 150 estudiantes nunca recibieron clase a pesar de que el dinero total fue recibido por la institución.
También en 2021, Leonardo Espinosa, director de investigaciones de la universidad, envió un derecho de petición al Ministerio de Educación y a la Alcaldía de Bogotá que denunciaba la existencia de una «nómina paralela» de personas que recibían pagos de la Sergio Arboleda sin dar clases. Esa nómina incluía nombres como el fiscal general de la nación Francisco Barbosa, el ex alto comisionado para la paz Miguel Ceballos y el condenado exministro Andrés Felipe Arias, entre otros.
Y en marzo de este año, Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, aseguró días antes de su extradición que la universidad tenía nexos con el paramilitarismo. La institución respondió en un comunicado que rechazaba y negaba las acusaciones.
Ante estas irregularidades y el escándalo que suscitaron, los directivos de la Universidad Sergio Arboleda citaron a los estudiantes el pasado 19 septiembre a la primera de varias charlas virtuales para explicar la situación. También han citado a padres de familia. A las reuniones no ha asistido el rector Rodrigo Noguera, que aún no se ha pronunciado, sino su hermano, Jorge Noguera. En ninguna de las charlas se ha aclarado qué pasará con el rector ni si la universidad seguirá en manos de la familia Noguera.
Cerosetenta habló con tres egresados —uno de ellos también exprofesor de la institución— y con un estudiante que cuentan cómo la situación los ha impactado y cómo se sienten ante la sanción que pareciera manchar sus diplomas y quebrar la promesa de “alta calidad” con la que ingresaron, y se graduaron, de la Universidad Sergio Arboleda.
1.
Ser egresado de la Sergio en este momento es estar expuesto a las continuas burlas y comentarios que se hacen constantemente. Siento que la Universidad se convirtió en el saco de boxeo de una sociedad que reconoce la pésima gestión de Iván Duque en su periodo presidencial y el actuar deshonesto de su círculo cercano que llevó al desprestigio a su alma máter.
Me he enterado de que los estudiantes han convocado varios plantones pidiendo, entre otras cosas, la renuncia inmediata de Rodrigo Noguera como rector, el cambio en la junta directiva de la universidad y una explicación de qué acciones tomará la institución para recuperar dicha acreditación. Por otro lado, la universidad ha venido respondiendo a través de algunos lives con el vicerrector José María del Castillo en los que se convoca a los padres de familia para explicarles todo este tema tan terrible.
Los desafíos que se vienen son muchos, para todos. Creo que los egresados y estudiantes sergistas seremos evaluados constantemente en nuestras capacidades profesionales y no es justo tal estigmatización, porque con mucho esfuerzo estudiamos para poder ser parte de la sociedad. Ahora es casi una tarea individual hacer lo mejor posible para demostrar que la universidad sí nos dio las herramientas necesarias para afrontar la vida laboral.
Ni Duque, ni Barbosa, ni Quinn, ni el rector representan los valores humanistas en los que está fundada la universidad. La corrupción de unos cuantos miserables que se enloquecieron con la presidencia no la podemos pagar todos.
David Lara Cristancho – Egresado de Música
2.
Esto se trata de un asunto de renombre que deja varias preguntas: ¿quién va a querer estudiar en un lugar así? ¿Quién va a querer dictar clase y poner en sus referencias que trabajó ahí? ¿Quién va a contratar a un graduado de la Sergio? Es todo una cuestión de estatus y respaldo.
Pero la acreditación que perdió la universidad no tiene incidencia directa sobre la vigencia de los programas académicos, todos siguen habilitados y tienen registro activo; es más, algunos continúan con acreditaciones y reacreditaciones del Ministerio de Educación de forma independiente, por programa. En la comunidad académica se sabe que las acreditaciones son credenciales burocráticas. Es muy difícil evaluar la calidad de la educación porque la misma academia no se ha puesto de acuerdo sobre lo que se debe evaluar. Las acreditaciones responden a procesos internos de la universidad como empresa, más que a su área educativa o investigativa. Lo que la universidad está perdiendo es su acreditación como una empresa educativa eficiente.
La opinión pública, lxs estudiantes y el país en general no entienden esta diferencia y perciben que la universidad ha perdido sus registros y habilitaciones. A mí me han llamado compañeros graduados hace 10 años que están en Europa a preguntarme si esto es igual que lo que le pasó a la San Martín en 2013. Y no, no es ni siquiera parecido, pero puede ser el comienzo.
La Sergio Arboleda son los profesores, especialmente los catedráticos, los estudiantes y los empleados, pero son las directivas y los administrativos de alto perfil los que han cometido errores —que incluso pueden ser delitos— a expensas de la comunidad educativa. La universidad podrá seguir graduando gente y dictando clase, pero de cara al público, los egresados, los profes y los estudiantes quedamos como partícipes, cómplices de ese mierdero administrativo que sucedía a nuestras espaldas. Y en esos términos nos cagaron la cara a todos. Le dicen a los estudiantes que no pasa nada porque esa es la actitud típica de la universidad. No es la primera vez que hacen cosas poco claras y totalmente politizadas y se resguardan en «no pasa nada» o «somos una universidad privada» y peor aún en «la autonomía universitaria».
Ya uno desde afuera, como egresado y exempleado miro la Sergio y da la sensación de que la universidad es una empresa fachada —y facha— en la que importan son los contratos y la nómina alterna con políticos que ganan más de lo que cualquier profesor soñaría.
Exprofesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Sergio Arboleda*
3.
A los estudiantes, que no tenemos nada que ver con lo que este tipo está haciendo, nos están dando mucho palo y muy duro. Nosotros somos los más perjudicados dentro de todo este embrollo.
Yo soy periodista y le dije a una persona administrativa de la universidad: “Hagamos una nota, hablemos con el rector ¿Qué posibilidades hay de que nosotros, como periodistas de la Sergio, hablemos con él?”. Cuando yo propuse eso todavía eran rumores de Coronell en la W y mi intención era limpiar el nombre, porque no creo que la universidad sea mala. Pero esta persona me dijo que no, que estos temas no se podían tratar porque son muy álgidos y que la verdad no se podía tocar. Eso es lo que me parece supremamente injusto porque nos están manchando el nombre y eso nos está perjudicando.
El lunes 19 nos citaron virtualmente a una reunión que duró hora y media y a la que se conectaron más de mil estudiante. El rector Rodrigo Noguera no dio la cara, sino tres directivos de la Universidad que nos dijeron que la acreditación no es importante. Durante mucho tiempo nos vendieron la idea de la alta calidad pero, según ellos, ahora eso no tiene mucha importancia. Aún así prometieron resolver la acreditación y nos aseguraron que haberla perdido era por temas externos y que no tenían que ver con corrupción.
Yo estoy ad portas de graduarme y próximo a salir a buscar una oferta laboral. Y entonces, ¿qué?. Porque eres de la Sergio, ¿te van a joder? ¿O te van a decir que eres un mediocre porque Iván Duque o Barbosa salieron de allá y ahora hacen sus patrañas políticas con el rector?
Somos varios estudiantes los que estamos supremamente disgustados, porque nadie sabe lo que es el esfuerzo de pagar un semestre, que no es nada barato, durante tanto tiempo. Nos indigna la inversión de dedicación y tiempo, también ver a tanta gente brillante con tesis increíbles, profesionales muy buenos en su rama, para que ahora todos salgamos con el nombre manchado de esta forma.
Entramos a estudiar, nos endeudamos para ir a una universidad de alta calidad y resulta que salimos graduados de una universidad que no es de alta calidad. Esto es muy duro.
Estudiante de último semestre en Comunicación social y periodismo*
4.
Ayer, justamente, me llamaron de la universidad para actualizar los datos y me preguntaron si volvería a estudiar en la universidad, yo dije que no por todo lo que estaba pasando y desde la universidad me explicaron que la acreditación está en proceso, que no es nada grave porque las acreditaciones de cada carrera las siguen manteniendo.
Siento que mi caso es particular, porque mi familia siempre ha querido que la izquierda política gobierne y que todo lo que salga de la derecha hay que publicarlo, incluyendo que Duque sea egresado de la universidad y que no haya sido un buen presidente. Pero la desacreditación de la Sergio es otra cosa, eso sí me afecta porque soy egresada de ahí y creía que el mal nombre de la universidad afectaba mi nombre y mi profesión también.
Con el paso de los días he optado por una actitud más resiliente y me recuerdo que la universidad no son las cuatro paredes. También recuerdo que hay un montón de personas que, como yo, nos esforzamos por estudiar, por pagar y por ser los mejores en lo que hacemos.
No puedo decir que esta situación me haya afectado, tengo un buen trabajo, me gusta lo que hago y me pagan muy bien. Además no he perdido la fe en mí, porque considero que soy muy buena en lo que hago.
Laura Tovar, egresada de Ingeniería Industrial
*A petición de la fuente nos reservamos la publicación de su nombre.