El diario británico The Guardian publicó la semana pasada un reportaje acerca de lo difícil que se está haciendo girar para los músicos independientes en ese país. La razón, según el director de la Featured Artist Coalition (FAC), es que en la post pandemia, los precios de todo lo relacionado a girar –transporte, estadía, alimentos– han subido, mientras que los pagos a los artistas y el público que llega a los shows no lo ha hecho. «Los artistas son los mayores empleadores en la industria. Pagan al manager de la gira, músicos de sesión, agente, manager, equipo técnico, seguro, viajes, alojamiento, equipo, espacio de ensayo, producción. Todo. No creo que la gente sepa que todo esto es lo que el artista paga y hace”, agrega otro profesional de la industria musical británica dentro del artículo. 

Que así esté la situación en el Reino Unido, un país “desarrollado” que sobre el papel tendría que estar avanzado en políticas culturales que protejan a los músicos emergentes y en el que existe un organismo como el FAC, es un síntoma de cómo está la cosa a nivel global. A esta alarma se sumó Frente Cumbiero, el proyecto del reconocido músico bogotano Mario Galeano, que a los pocos días de la publicación de la historia de The Guardian, publicó una historia en Instagram en la que dijo estar en la misma situación. “Te lo dice la banda de tu barrio”, escribió este músico responsable de otros proyectos de raíz cumbiera que han girado por el mundo como Ondatrópica y Los Pirañas. 

Más allá de volver a echarles la alharaca de “apoya a los artistas locales”, esta es solo la muestra de algo innegable: cada vez es más difícil vivir de la música. Lo que le está sucediendo a músicos del norte y del sur global, proyectos reconocidos como el de Galeano o el de los Nubiyan Twist –banda londinense que participa en el reportaje–, muestran que el efecto positivo de la post pandemia para la música en vivo es una cosa del pasado. Por fuera de las tarimas gigantes de los macro festivales y los estadios a reventar de los mega conciertos, hay montones de músicos que ni siquiera pueden hacer que sea sostenible girar dentro de sus propias ciudades. 

Ya con esto dicho, póngase audífonos y escuche nuestros discos colombianos recomendados de abril. 

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Paula Pera y el fin de los Tiempos –  Fin de los Tiempos

Mientras que un montón de gente se rasga las vestiduras pidiendo a la “Shakira de antes”, en el 2024 hay nuevas voces en el pop y la cantautoría nacional proponiendo y siendo celebradas por su propia generación. Una de ellas es Paula Pedraza, que con el proyecto solista que inició en pandemia ha pisado tarimas como la del Estéreo Picnic, abierto shows de artistas internacionales en el Movistar Arena y girado por México. Su esperado disco debut es la muestra final de esa amalgama entre indie y folk pop que ella ha llamado nostalgia pop. Canciones de guitarra acústica y letras profundas sobre temas como la infancia, la amistad o el desamor que conectan con cualquier oyente y la siguen perfilando como una de las próximas divas del pop latinoamericano. 

El Kalvo – Los Tres Golpes

Escapándole a los lugares comunes sobre los peligros de la calle, El Kalvo captura imágenes como la del estudiante de universidad no-gomela que le toca almorzar arroz con atún, el obrero que construye su casa con los materiales que botaron sus patrones o la lucha por sobrevivir de la mayoría de migrantes venezolanos en Colombia. Además lo hace sobre beats de boom bap elegantes autoría de Hi-Kymon, su productor de cabecera que ha trabajado con otros nombres claves para el rap local como Rap Bang Club y Hazlopablito. 

Juanita Molano – Caos de la Percepción Propia 

Juanita es de esas artistas del under colombiano que toca tener en el radar. Su disco debut es redondito: recorre los caminos del pop desde la guitarra eléctrica mientras va hilando de maneras muy creativas con sonidos electrónicos y percusiones latinoamericanas que golpean en el pecho. Las letras se sienten más como un compendio de pensamientos que una serie de historias perfectamente estructuradas. La producción minuciosa de Julián Meneses (Biselad, Reflexiones Sobre Ser Un Idiota) es de aplaudir también. De lejos, una de las joyas de la música independiente colombiana que estaremos celebrando a final de año.  

Distimia Agorafóbica – Todo Ocaso Resplandece y Acaba

Distimia irrumpió en la escena en 2018 con Afugias, un EP que en su momento fue todo un acontecimiento para la música alternativa y que nos puso frente al sonido de un parche grande de músicos bogotanos que en ese entonces apenas rozaban sus veintes. Problemas internos hicieron que la banda tuviera que despedir a su cantante y principal compositor hace un par de años y después de reconstruirse casi que de ceros, acaban de volver con este EP. Un disco de sonidos atmosféricos, indie en el sonido más clásico de la palabra, pero que sobre todo es de celebrar por el hecho de no haber dejado morir a una de las bandas alternativas más emblemáticas de la capital. 

KODWO – El Espectro Tornasol

De la música experimental nacional están surgiendo constantemente proyectos que escapan las barreras de los géneros musicales. Uno de los más recientes es KODWO del baterista Juan Camilo Sánchez y en el que colaboran Pablo Muñoz (Pleura, La Burning Caravan) y Neck Talese (Los Niños Telepáticos). Diez cortes en los que confluyen el jazz, el rock y la electrónica expresada en géneros como el techno y el jungle. 

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