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Mi primer trabajo como periodista: Fidel Cano

El director de El Espectador recuerda sus primeros pasos en el oficio periodístico, cubriendo deportes y encontrándose frente a frente con Pablo Escobar.

por

cerosetenta


09.02.2018

La primera vez que yo publiqué una nota periodística fue una nota sobre un viaje que hice a Providencia, porque había muchas ‘alcaldadas’ evidentes allá. En ese momento El Espectador tenía una página que se llamaba ‘Martes de la juventud’ donde publicaban universitarios. Esa fue mi primera experiencia con el periodismo.

Pero luego, a los 20 años, entré a ser practicante en la sección deportiva. Y la primera vez que mi jefe, Rufino Acosta, me mandó a cubrir algo era un abierto de golf. Yo la verdad nunca en mi vida había tenido idea de qué era el golf y mucho menos de cómo se cubria un abierto de golf. En esa época iban todos los grupos por allá y yo no tenía ni idea qué estaba pasando. Me acuerdo que sufrí mucho, eso fue en el club militar de Sibaté. Lo que más me acuerdo es no saber cómo diablos escribir qué había pasado en ese torneo. Sufrí mucho.

Y esto fue justo después del asesinato de Don Guillermo Cano. Fue un momento muy terrible. Había mucha dificultad en el periódico y en el periodismo. Varios miembros de la familia queríamos, de alguna manera, apoyar y ayudar a los nuevos directores y al periódico en medio de ese ambiente tan terrible que se estaba viviendo. Así fue que entré a hacer las prácticas, mientras estudiaba Filosofía y letras en los Andes.

Esa fue una época muy difícil en la que el periódico y los periodistas estaban muy amenazados. Y aunque yo estaba en la sección deportiva, y no me metía en las grandes investigaciones, de todos modos en ese momento el deporte estaba muy permeado por el narcotráfico. Yo viví grandes dilemas porque cubría deportes de motor y el Autódromo de Tocancipá, en aquella época, lo habían construido los Rodríguez. Se veía gente de dudosa ortografía.

Yo iba en el bote de periodistas y apareció Pablo Escobar al lado, en una moto acuática. De una forma bastante desafiante comenzó a darle vueltas a la lancha de los periodistas

Recuerdo mucho también el primer maratón náutico que se hizo el el río Magdalena, el cual salía de Puerto Triunfo. Recuerdo haber hecho una nota inicial que hablaba del contraste de este maratón náutico y la situación que se vivía allí. Hablaba de todo el poder de Pablo Escobar en la región. Yo llegué como enviado especial y ese día habían quemado el periódico en los muelles. Me recibieron bastante mal. Al otro día, yo iba en el bote de periodistas y apareció Pablo Escobar al lado, en una moto acuática. De una forma bastante desafiante comenzó a darle vueltas a la lancha de los periodistas. En ese momento así uno no estuviera metido en las grandes investigaciones del periodismo colombiano, uno sentía por todos lados la presión contra El Espectador y la penetración del narcotráfico en todos los escenarios de la vida.

Hacer periodismo en esos días fue muy difícil. Vinieron años terribles, la bomba al periódico. Era absurdo. Militares caminando por el techo o paseándose por la redacción. Era un ambiente terrible. Los periodistas que investigaban los temas duros estaban exiliados o tenían que andar con guardaespaldas. ¡Hacer periodismo con un guardaespaldas atrás era lo más absurdo del mundo!

Fue una época tensionante, pero que nos reafirmó la importancia y la escencia de esta profesión. Nos reafirmó cómo debe uno ir hasta el final a pesar de todas las presiones. Pero también fue muy difícil hacer buen periodismo en ese escenario. Poder mantener el equilibrio era muy complicado ante tantas amenazas y yo creo que eso afectó mucho al periodismo de El Espectador. Porque no supo tomar suficiente distancia y a veces pasamos la línea del equilibrio general de la información. Pero lo que hicieron todos los periodistas en ese momento fue muy heróico y muy valioso para la sociedad.

Hoy, cuando los nuevos periodistas entran a nuestra redacción, esa herencia e historia de El Espectador les impregna un sentido especial por estar en este lugar y estar a la altura de esta tradición.

Por muy amenazada que esté nuestra profesión hoy en día creo que también le expresa a los muchachos la importancia que tiene y que debe tener el trabajo periodístico en una sociedad. Yo siento entre los jóvenes que van llegando a la redacción que son mucho más conscientes de eso. Esa misión del periodismo todavía se siente impregnada.

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