Del otro lado de la línea, la voz de Adolfo Ochoa se escucha desolada. Fue el jefe de redacción de la única agencia de noticias colombiana, Colprensa, hasta el 25 de marzo de un año sin certezas para la humanidad y para la prensa. El jueves 26 entró a su Whatsapp la carta de despido. Dos minutos después, la gerente de la empresa se lo confirmó. Ochoa, un periodista valluno de 37 años, engrosa la estadística de parados que hasta el último informe de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) daba cuenta de 1100 despidos de trabajadores de los medios en los últimos cuatro años. Junto con él salieron tres empleados más de Colprensa, una agencia que se queda tan solo con 11 profesionales de la comunicación y que se sostiene de los servicios vendidos a siete periódicos regionales, dos están pensando en retirarse.
La Liga: ¿Por qué lo despidieron de Colprensa?
Adolfo Ochoa (AO): A mí y a tres profesionales más. Esto tiene un antecedente: la crisis de los socios. Ellos son siete periódicos regionales (El País, El Colombiano, La Opinión, La Patria, Nuevo Día, Hoy Diario del Magdalena y El Universal), y como también se ven afectados, directamente afectan a Colprensa. Ellos venían pidiendo un alivio de la cuota que pagan y había resistencia para tomar esa decisión porque la agencia se hace con las uñas.
La idea era poder ofrecer un proyecto de calidad y ampliar el servicio a otros medios. Se habían tomado unas decisiones internas recientemente para hacer los ahorros. En esas íbamos y por eso esto me coge muy desprevenido. Sabía que la crisis de la cuarentena del coronavirus impactaba, porque no hay manera de salir a buscar clientes, pero las decisiones que se habían tomado tenían apenas dos meses. Parecía que los pañitos de agua estaban funcionando, por lo menos mientras pasábamos esta coyuntura. Y ayer (el jueves 26 de marzo) me llaman y me dicen que no, que lo que pasa es que la Junta tomó una decisión y que éramos nosotros cuatro los que teníamos que salir: el jefe de redacción, el editor judicial, el editor de fotografía y el editor de deportes.
La Liga: ¿Cuántas personas trabajan en Colprensa?
AO: Hasta el día que nos sacaron éramos 15. Ahora son 11. Siguen trabajando todo, cubriendo lo necesario. Se trabaja por turnos entre las 7:00 de la mañana y las 11:00 de la noche.
La Liga: ¿Cómo era trabajar en la única agencia de noticias de Colombia, que ya venía resentida por la crisis de los medios?
AO: Colprensa no es valorada como la herramienta de comunicación que podría ser. La agencia tiene una influencia en la región y las regiones en Colprensa. La crisis impidió que alcanzara su potencial. A mí me sedujo mucho cuando me contrataron porque pensé que íbamos a hacer periodismo colaborativo. La crítica siempre ha sido que el país es muy centralista mientras que las historias están en regiones y hay mucho que contar de esos lugares en silencio. Pero hoy día no hay una pista clara de lo que hay que hacer en periodismo.
Todos los medios creen que hay que hacer algo, pero cada cual anda por su lado y Colprensa, que era quizá una oportunidad que agrupara a periodistas y medios, no se concebía así. Los medios pensaban que Colprensa era un gasto, y no una inversión. Pensé que Colprensa podía ser diferencial. Pensé que íbamos a concentrarnos en hacer una oferta de tema del día gruesa y fuerte, pero la esclavitud del clic nos terminó devorando. Creo que nadie se puso a pensar para dónde íbamos. Estábamos sin brújula, dando palos de ciego.
La Liga: Y ahora está por fuera…
AO: Soy un periodista más que cae en esta crisis. Soy uno menos que no va a estar en la sala de redacción, una persona menos trabajando. El periodismo se está adelgazando. Antes había una redacción mucho más gruesa. Y esa era la virtud de Colprensa, el periodista estaba con sus fuentes. Nosotros los editores estábamos en una oficina editando, pero los periodistas estaban en la calle. Todo, estoy seguro, cambiará.
La Liga: ¿Cuándo comenzó a sentir pasos de animal grande?
AO: Supongo que el catalizador fue esta cuarentena. Pero de verdad yo, que estaba adentro y que sabía que la cosa estaba peluda, no me lo esperaba. Tenía una esperanza muy idiota: nosotros ahorita vamos al alza como medios de comunicación que deben buscar la información verídica. Pero no.
La Liga: ¿De qué forma lo despidieron?
AO: Donde vivo tengo mala señal en mi celular, entonces, seguramente me estaban llamando y no les entraba la llamada. Cuando entró, me llegó la carta de despido al Whatsapp. Y me dije: ‘¿en serio me van a despedir así? Ni siquiera una llamada’. La llamada entró dos minutos después.
Me dijeron que no era por mi trabajo, que yo hacía un gran trabajo, que estaban contentos conmigo, pero pues la crisis. La verdad como ser humano me siento desolado. A pesar de todas las circunstancias, esta no era la forma. Independientemente de que yo tenga o no tenga hijos, de que yo tenga o no tenga deudas, me parece inconcebible como ser humano que lo hayan hecho en estas circunstancias. Nos lanzaron a una incertidumbre que no tiene final aún.
No sé qué va a pasar con mi salud, por ejemplo. Si me enfermo, qué va a pasar con mi cotización de salud en medio de una pandemia. Por supuesto, nadie me va a dar trabajo ahora. Todas las personas a las que les he dicho ‘me echaron’, me dicen: ‘ay, que pesar, ojalá esto pase pronto’. Ni siquiera te dicen: ‘yo te recibo la hoja de vida’. Y yo me digo: ‘claro, quién me va a la recibir en medio de una cuarentena, de una pandemia’. Entonces me pongo a pensar: ‘de verdad no puedo esperar un mes. Así de grave está la cosa. Así de poco humanos son’. Cuatro personas estamos en la calle hoy. No sé qué hacer. No tengo ni idea. Si esta cosa se extiende, ¿qué priorizo, la comida o qué? Esto me tiene muy golpeado.
La Liga: ¿Hacia dónde va el “perro guardián”, el periodismo?
AO: Pienso mucho en eso. Sabía que algún día me iba a tener que ir de Colprensa, que esto iba a pasar. Sabía que me estaba subiendo a un barco que tenía huecos, que se le estaba entrando el agua, pero allí sentía que estaba haciendo un periodismo que no se hace en otros lugares. Semana.com cambió porque todo se va para el programa de Vicky (Dávila). El Tiempo, estoy suscrito y me va a tocar cancelar la suscripción, cada vez llega más flaco. La información es una necesidad, pero yo no sé quién está entendiendo esa necesidad y guiando el camino. Me duele mucho, me parece muy triste que el mundo del periodismo pierda poco a poco una agencia en la que todavía había una reportería en campo con fuentes.
La Liga: Parece que el modelo es sacrificar editores. ¿No cree?
AO: Como nadie sabía ni sabe para dónde vamos, dejamos un montón de huecos y los llenaron Facebook, Twitter, Google. Cuando quisimos reaccionar, ya era muy tarde. Es muy importante hoy día que haya información verificada. La información en redes que se distribuye como si fuera pólvora prendida un 5 de noviembre, es impresionante. ¿Cómo es posible que en los medios se publiquen noticias de gente lamiendo el inodoro? Creo que la información seria y el conocimiento ayudan a tomar decisiones válidas. A mí me asusta gente como Donald Trump, porque si él existe, hay otros, y si no hay periodistas que los expongan, nos lleva el que sabemos.
Los medios sin editores son una invitación al copy-paste sin control. Y así vamos, a un punto de no retorno del oficio.
La Liga: Después de 15 años en el oficio y con 37 años de edad, ¿quiere seguir siendo periodista?
AO: Ahora mismo estoy muy asustado. Tengo mucho miedo, pero quisiera seguir haciendo esto que amo porque es lo que sé hacer. No me preocupé por expandir mis conocimientos más allá de las Ciencias de la Comunicación. A mí esto me encanta, me hace latir el corazón. Creo que los seres humanos evolucionamos como especie gracias a la comunicación y de eso hace parte el periodismo. Yo me pude ir para una universidad a trabajar, pero tomé la decisión de irme a Colprensa a hacer esto que me hace vibrar y me lo quitaron.
La Liga: ¿El periodismo va a sobrevivir?
AO: Se está acabando el método como lo hacíamos, un poco pretencioso creo yo, pero no creo que se vaya a acabar porque la información es una necesidad. El canal se está transformando y cometimos el error de transformarnos con el canal y nos convertimos en redes, influencers, y eso terminó mal. Es necesario que haya un perro guardián porque el tsunami de información sin verificar es absurdo.
La Liga: ¿Por qué no tenemos un gremio que defienda a los periodistas?
AO: Nunca he sabido lo que es un gremio periodístico. Los despidos masivos vienen hace mucho rato y sí creo que hace falta que nos tengan presentes en la sociedad porque nuestra labor es importante. Pero ojo, la gente que está dirigiendo los medios es gente del poder y eso es un contrasentido. Los dueños de los medios son la gente que nosotros tenemos que vigilar. ¿Quién nos protege a nosotros de nuestros propios dueños? ¿Quién garantiza que no hayan estos despidos? Nadie. Nadie nos protege.
La Liga: ¿Los dueños de medios de comunicación sí están contando toda la verdad de la crisis?
AO: No puedo señalar a nadie, no lo sé, pero creo que no. Mi naturaleza es muy desconfiada. En Colombia esa es la ley: no transparentar, no revelar. Algo así como lo que pasó en China con el coronavirus: ‘Todavía no, no armemos el boroló’. Yo siento eso, que falta verdad sobre la crisis de los medios. No tengo pruebas, pero tampoco tengo dudas.