Me parece que es una forma de ponerle rostro a lo que en principio no lo tenía. Es una manera de humanizar lo que no era humano y una manera de volverlo memoria a través de una historia.
Marianne Ponsford (ex directora de la Revista Arcadia)
Hay periodistas que creen que ser buen cronista es simplemente escribir muy bien, casi como si un talento literario fuera suficiente. Otros, por el contrario, creen que el periodismo funciona en la medida en que haya información, datos, fuentes, estadísticas. Unos escriben pero se olvidan de lo segundo, otros investigan y se olvidan de lo primero. Alberto Salcedo es la perfecta conjunción de las dos cosas. Él lo lleva a uno de la mano, contando la historia que sea, pero al terminarla, no solo queda la sensación de haber leído una vida particular sino que también queda englobada toda una problemática general. Y, todo, excelentemente narrado. Es como si contara un cuento cargado de información.
Viviana Peretti (fotografa para medios como The New York Times)
Estando en Bogotá, y pensando en las muchas analogías/diferencias que hay entre esta metrópolis y Caracas, me iría con Capitolio de Christopher Anderson.
Tiene voz propia, respeta el lenguaje, piensa los contextos, cuenta historias, denuncia poderes inhumanos, hace llorar y sonreír. Su tono, escritura e historias se quedan pegadas a uno y no lo abandonan jamás.
Felipe Restrepo (director de la revista Gatopardo)
Con una exhaustiva reportería, el periodista reconstruye minuciosamente una tragedia ocurrida cinco años atrás. Es un texto lleno de detalles en el que las víctimas tienen rostro y el lector puede sentir la angustia y la desolación. Y al mismo tiempo, es un ejemplo de seguimiento noticioso no solo de lo que sucedió con los habitantes, sino con las promesas y anuncios gubernamentales que no se cumplieron.
Catalina Ruiz Navarro (columnista y directora de la revista Hoja Blanca)
Es uno de los primeros textos feministas que leí, me abrió un amplio compás de perspectivas totalmente insospechado que produjeron cambios muy fuertes dentro de mí. Cuando terminé de leer el texto me di cuenta que yo era feminista y de que el lente con el que miraba al mundo había cambiado. Por otro lado, es un ensayo formalmente bellísimo, con una estructura audaz y creativa, fue también una lección sobre cómo escribir, sobre las infinitas posibilidades de un texto. Fue un texto que me dió la fuerza y la inspiración para sentarme a escribir.
*Camila Abisambra es estudiante de derecho en la Universidad de los Andes y productora periodística de 070.