“Neutralidad en la Red”, ”Neutralidad en la Red”, ”Neutralidad en la Red”. Es un concepto difícil de digerir, pocas personas se detienen a diseccionarlo, examinarlo con cuidado y pensar qué sería del mundo si de un momento a otro desapareciera. Y hoy existe una razón para pensarlo. Al igual que el aire, es un elemento que siempre ha estado ahí, siempre ha existido desde el mismísimo nacimiento del Internet, es difícil imaginarse qué sería el Internet si no existiera neutralidad en las redes que lo componen.
Entiendo que nunca se haya detenido a estudiar qué implica este concepto, pues se define como la garantía de que todas las fuentes de datos se traten y transmitan a través de las redes de Internet de forma igualitaria, ya sean noticias de Fox News, una campaña de WWF, o archivos de música Peer-to-peer que usted le quiera enviar a un amigo. ¿Alguna vez ha creído posible que los proveedores de redes y servicios de Internet (ISP) prioricen la transmisión de contenido?, ¿ha creído posible que bloqueen o reduzcan el contenido que transmitan a través de Internet? Claro que no, la neutralidad en la red es un bien que siempre hemos dado por sentado, pero aquella Edad de Oro se está terminando, la red como la conocemos se está acabando.
Hasta el 14 de diciembre, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) había mantenido a raya a los ISP para mantener una red abierta de Internet. La FFC había prohibido el bloqueo o reducción de contenidos con el fin de que los ISP no tomarán control sobre el flujo del tráfico, discriminando así, los usuarios que accedían a la red. También había prohibido la priorización del envío de unos contenidos sobre otros; y finalmente, había creado el concepto de “Red de Seguridad”, es decir, la prohibición a los ISP de intervenir de forma irrazonable en las posibilidades que tenían los usuarios para utilizar servicios de acceso a Internet.
Lo que hizo la Comisión Federal de Comunicaciones el 14 de diciembre fue dispararle a la red, y ahora el Internet está muriendo
Todo esto se vino abajo el 14 de diciembre, como si de arrancar hierba mala se tratara. Con la decisión adoptada por la FCC, de un plumazo se eliminaron las prohibiciones de bloqueo, reducción y priorización de contenido porque, de acuerdo con su presidente –Ajit Pai– este principio impedía el desarrollo comercial en este sector. Lo que no tuvo en cuenta la FCC es que sacrificaba el pilar sobre el cual se ha erigido Internet todos estos años: la libertad. Ahora, los ISP podrán cobrar a sus usuarios para acceder a las páginas web que usan con mayor frecuencia. Compañías como Netflix, Facebook y Youtube podrán permitirse estos cobros, pero pequeñas y medianas empresas no, ocasionando que nunca logren expandirse y crecer. Y usted nunca estará seguro de si el contenido al que accede o transmite a través de Internet está siendo intervenido.
Lo que hizo la FCC el 14 de diciembre fue dispararle a la red, y ahora el Internet está muriendo. Si usted no llega a pagar más, puede que los ISP ignoren su necesidad de acceder a ciertos contenidos. Voy a ser fatalista y vislumbrar como posibilidad que incluso lleguen a acceder al paquete de textos, imágenes, archivos o aplicaciones que usted está accediendo o transmitiendo para saber si priorizan o no su envío a través de redes. Tampoco olvidemos que los gigantes de Netflix, YouTube y Spotify nacieron gracias a la neutralidad de la red. Hoy en día, las pequeñas empresas deberán incurrir en mayores costos para acceder a las mismas redes a las que en su momento accedieron estos gigantes, por lo que las posibilidades de innovación se redujeron drásticamente.
El Internet que conocemos está agonizando, ya no es ese lejano oeste digital en el que las personas disfrutaban de libertad, privacidad y posibilidades para materializar grandes ideas. Ya no es ese espacio en el que se compartía información sin obstáculos. Entiendo que se sorprenda, lo que hizo la FCC fue atacar el núcleo del Internet y ésta no es la forma en que se suponía que el Internet debía desarrollarse. No es para menos el clamor que se ha levantado en Estados Unidos, y esperemos que se hagan escuchar, esperemos que logren impedir la muerte de la red como la conocemos.
*Juliana Vargas es abogada con opción en literatura y periodismo de la Universidad de los Andes. Cursó una maestría de Derecho & Tecnología en Tilburg University y su práctica profesional se ha centrado en la aplicación del Derecho en el contexto digital y proyectos de infraestructura.