¿El nombre de Laura y la Máquina de Escribir de dónde sale?
Yo duré muchos años buscando un nombre para mi proyecto. Me gusta mucho el tema de los nombres: el nombre de las canciones, el nombre de la novela. Como que me enfoco mucho en eso. Soy un poco obsesiva. Tenía muchas opciones y al final de tanto buscar me interesó el tema de la máquina de escribir porque siempre he escrito canciones, he escrito cuentos y sentí que eso estaba ligado como a lo que más me gusta hacer. Por eso lo escogí.
¿Tenías más opciones?
Muchas (risas). Urbana, era uno. Uno pasa por demasiados. Para seleccionar el título del álbum tenía muchas opciones. Yo soy súper analítica, pienso mucho las cosas, pero al final lo escojo cuando se conecta con mí intuición y mí corazón. Lo pongo cerca de mí corazón para tomar la decisión.
¿Cuándo empieza tu historia musical?
Desde los tres años cantaba. En el colegio siempre hice parte del coro y tenía una banda. Siempre me ponían como solista y me gustaba. Ya después en la universidad entré a estudiar literatura en la Universidad de los Andes pero seguí muy activa con la música. Tomaba clases de armonía en la Universidad. También estuve un tiempo en el coro, pero cuando me hicieron la audición lo primero que me dijeron fue que mi voz no era tanto para un coro sino para ser solista. En un coro tratan de unificar las voces, entonces estuve un rato, pero luego decidí tomar clases particulares. Siempre estuve componiendo canciones y monté una banda para tocarlas.
Luego me gradué y me di cuenta que no podía vivir sin la música y me fui primero a París a aprender francés y luego apliqué a varias universidades. Me aceptaron en el Musicians Institute en Los Ángeles. Me fui. Allá estudié canto y un programa de artista independiente que uno aprende a grabar, componer, producirse a uno mismo. Ahí conocí a mi productor Appu Krishnan que es de la India. Era un profesor mío de sintetizadores y él se enamoró de mis canciones y me dijo que quería producir una de mis canciones, pero yo le dije que no que quería todo un álbum y así fue.
¿Te gustó Los Ángeles?
Sí, me gustó mucho. La mejor experiencia que he tenido en mi vida porque es la experiencia universitaria de conocer gente de todas partes y alrededor de la música. La universidad estaba abierta 24 hora entonces uno podía ir en cualquier momento: grabar, tocar y practicar siempre con amigos. Yo llegué allá y empecé a escribir muchas canciones y ahí mismo monté mi banda. Empezamos a tocar en Los Ángeles.
¿La banda se mantiene desde ese entonces?
No. La banda si ha cambiado dependiendo de dónde estoy. En la universidad era con mis amigos de la universidad. Para grabar el álbum ya fueron otros músicos diferentes porque mi productor quería que fueran músicos profesionales y tuvimos la fortuna de acceder a músicos de talla mundial que estaban muy cerca de nosotros. Pude grabar con Stwart Cole de Edward Sharpe and The Magnetic Zeros, que es trompetista y fue una súper experiencia. También con Ric Fierabracci, que es un bajista que ha tocado con todo el mundo. Con ellos grabamos el álbum que era algo más… digamos más profesional.
¿Desde qué momento el proyecto es Laura y la Máquina de Escribir?
Desde Los Ángeles.
Cuéntame de antes, en el colegio ¿qué tocabas? ¿cuál era tu gusto?
A mi muy pequeña, como a los diez años me encantaba Celine Dion (risas), entonces canté varias canciones de ella a esa edad. Después la música se fue transformando y fue más como Alanis Morissette…muchos…U2, los Beatles…
Y en la Universidad me decías que tenías ya una banda con la que hacías covers…
Ya en la Universidad comencé a oír artistas como diferentes que no estaban en la onda tan pop sino más indie. Estaba Tori Amos, Regina Spektor, Fiona Apple. Oía mucho Arcade Fire que, aunque no lo he interpretado, me encanta. Feist de Canadá, Cat Power. Artistas con los que me identificaba más.
¿Tocas piano?
Sí.
¿Los estudiaste o fue algo muy empírico?
Yo comencé a tomar clases de piano cuando estaba estudiando literatura, pero no me quedaba casi tiempo. Estaba escribiendo la tesis y era difícil a estudiar. Me lo tomé más enserio cuando me fui a Los Ángeles y me lo puse como un objetivo: quería aprender. Tomé clases en la universidad, era obligatorio y después seguí dándole por mi lado.
¿De qué fue tu tesis de literatura?
Fue de la novela Opio en las Nubes de Rafael Chaparro. Era sobre la transgresión urbana en esa novela. A mí ese libro me encanta y me ha inspirado mucho tanto en la escritura como en la música. Es una novela muy musical.
Según esto, a la hora de escribir influye tu formación como literata, tienes en cuenta autores, narrativas…
Sí, total. Siento que me siento influenciada tanto por libros como por el cine y pues la música. Me nutro de esas tres.
¿Dónde compones? de viaje, en tu casa…
En cualquier lugar. Es algo muy cotidiano. No es algo del otro mundo. Ni de meterse en un estudio. Puede salir en el carro, en la calle, porque oigo algo en la radio. A veces uno ve algo y puede surgir una idea melódica, una letra o algo así.
¿Qué autores o directores, a pesar de ser lenguajes diferentes, crean un puente con tu música y con tu manera de escribir?
Soy muy fan de Cortázar, de Andrés Caicedo, de García Márquez. Otros más oscuros y densos, como Thomas Bernhard y Elfriede Jelinek. En cine me encanta Wes Anderson, me fascinan todas sus películas. Tim Burton o Michel Gondry. Esos directores me han influenciado. Y para el vídeo que estamos lanzando de Aviador, yo le dije al director que viera tales cosas para hacer el mío.
Eso te iba a preguntar. En el vídeo hay una apuesta estética muy clara. Hay un hilo conductor entre el vídeo y la apuesta en el escenario ¿hay un camino estético definido? ¿cómo la caracterizas?
Siempre me ha llamado la atención el tema de la fantasía y de lo surreal. Y eso se ha estado metiendo en las canciones, en contar historias, y en la parte de los vídeos. Y como artista yo creo que uno está en la búsqueda constante para encontrar un lenguaje y cómo transferirlo a las diferentes áreas donde tienes el arte: en la música, en el vídeo, la producción, las letras, la puesta en escena del concierto como tal, en el vestuario. Yo siento que todavía estoy en esa búsqueda y espero que no se acabe. Busco cómo expresar algo muy íntimo pero de una manera como bella.
¿Cómo describes tu música?
Yo la describo como música para amar y destruir. Un poco conceptual. Son canciones de amor, también muy pop, pero a la vez experimental e indie.
¿Cómo está esa escena acá? ¿qué otros aristas has conocido con los que compartes proyectos o alguna sensibilidad musical?
Me parece muy chévere lo que está pasado en Bogotá. Y no solo en Bogotá sino en Colombia. Esa escena alternativa que está surgiendo. Siento que tiene un potencial enorme frente al resto de Latinoamérica. Siento que estamos al lado de México, de Chile, trabajando y desarrollando esa escena musical alternativa e independiente. Y artistas que me gustan… por ejemplo Lucrecia Dalt, que es una artista colombiana que me gusta mucho. Monsieur Periné me gusta mucho. Pedrina y Rio es una nueva propuesta. Andrea Echeverry y Los Aterciopelados siempre me han encantado.
¿Hay buen público para esta escena?
Hacer algo alternativo es hacer algo diferente. Y también significa que es algo de nicho. Hay un publico mas pequeño, limitado. Es un publico diferente. Pero está creciendo. Para lo que yo hago ha sido un trabajo de paso por paso, hecho con las manos, para crear es público. Cuando abrí el concierto de Russian Red me sorprendió porque fue mucha gente, un día entre semana. La gente está queriendo ver cosas diferentes y eso es muy chévere.
¿Dónde se ha presentado Laura y la Máquina de Escribir?
En Los Ángeles, mientras estaba en la universidad, en muchas partes. En The House of Blues, en Genghis Cohen, Cafe Audrey … también estuve en el House of Blues de Chicago. Ahorita más que todo toco en Bogotá. El próximo año ya tengo planes de ir a Europa, a España. Estoy como cuadrando.
¿Cómo ha sido la respuesta en otros lado?
Súper bonito y asombroso. Uno puede planear muchas cosas, o tener cierta especulación, pero solo hasta cierto punto. Las cosas que van pasando en el camino a uno lo asombran. En donde oyen las canciones, por medio de Spotify, iTunes, uno sabe dónde las están oyendo y es una sorpresa. Con una de mis canciones, “Laberinto”, mi primer sencillo, yo concursé en la Universidad para que una disquera de Japón sonara la canción. Y estuvo sonando allá y me asombro mucho porque era la única canción en español en todo el concurso. Es muy bonito darse cuenta que la música es un lenguaje universal y no importa el idioma. Toca a la gente.
¿Qué concierto recuerdas?
El lanzamiento de “Laberinto”, el álbum como tal. Que fue en Cinema Paraíso, que fue evento W. Fue muy bonito. Ese concierto fue súper gratificante porque el proceso de hacer un álbum es largo, de mucho trabajo y muchas trasnochadas. Mucho de todo. Ya mostrárselo a la gente y compartirlo es súper bonito.
¿Sigues explorando la literatura, además de escribir canciones?
Sigo por mi parte tratando de escribir cosas. Muy personal. De desahogar cosas. Tengo como un diario que escribo todos los días y me sirve de terapia y de pronto en eso se convierte en una canción o en algo. Pero no estoy escribiendo algo como proyecto.
Un top 5 de tus bandas favoritas…
Wow… Tori Amos, Reina Spektor, Fesit, Natalia Lafourcade y Julieta Venegas.
Algo que te gustaba pero ya no oyes…
Celin Dion (risas). Sí, Celin Dion.
¿Cuál es el siguiente paso?
Ya estoy escribiendo las canciones del nuevo álbum y lo quiero grabar el próximo año. Estoy explorando cómo será esa experiencia.
¿Algo que quieras agregar?
Quiero contar que estamos haciendo un evento el 8 de Noviembre para el lanzamiento del video de “Aviador” en Cine Tonalá. Vamos a proyectar un detrás de cámaras y vamos a tener un formato acústico nuevo que es con dos chelos y un teclado. Los esperamos.
*Juan Pablo Conto es historiador y Magister en Periodismo del CEPER.