La semana pasada, el Instituto Colombiano de Medicina Legal publicó Forensis, el informe anual que mide las cifras de la violencia en Colombia.
La conclusión es simple: la violencia no sólo aumentó en las regiones donde el conflicto armado se niega a desaparecer. La violencia también aumentó en las familias, dentro de las casas, donde supuestamente nos deberíamos sentir más seguros. El informe también tiene una aclaración importante: aunque el Instituto evalúa la violencia contra las mujeres, y en particular los homicidios contra mujeres, éste no puede tipificar delitos y por lo tanto, no puede ofrecer cifras exactas sobre feminicidios. Aun así, las evidencias que los médicos del Instituto encuentran en los cuerpos de las mujeres les permiten definir algunas de esas muertes como feminicidios.
Las cifras sobre feminicidios cambian según las fuentes. En Cerosetenta lo sabemos. Aún así, seguimos armando la lista de mujeres asesinadas por su condición de ser mujeres teniendo en cuenta no sólo el dictamen de la Fiscalía –que es la que tipifica este crimen– sino también las condiciones en las que las mataron: por la sevicia con las que las atacaron, porque la mayoría conocía a sus agresores, porque ellos las mataron porque sabían que podían, que tenían más fuerza que ellas.
Nuestro conteo es diferente al de la Fiscalía. Por ejemplo, este mes, la Fiscalía estableció que el crimen de una mujer que fue asesinada en Pereira en completa indefensión —con 30 puñaladas en la espalda y mientras dormía—, por su compañero sentimental, fue un homicidio agravado y no un feminicidio, según le dijo la directora de Fiscalías de Caldas a El Tiempo. Esto a pesar de que el agresor ya había atacado a esa mujer antes y que la investigación que hizo la Policía para capturarlo arrojó que era un misógino.
Reiteramos que en junio nos siguieron matando. A pesar de que el número bajó con respecto a mayo, al menos una mujer al día fue asesinada por su condición de ser mujer. Las mataron a puñaladas, las asfixiaron, les dispararon, las degollaron, las desmembraron, las violaron. Trece eran madres, tres eran menores de edad, una era líder social.
El conteo sigue, no para, no disminuye.
I.
La noche del 1 de junio, Diana Tatiana Rodríguez, una niña de 10 años, salió de su casa hacia la de su tía en el barrio Juan 23 de Buenaventura. Era un recorrido de 10 cuadras que ella hacía frecuentemente. Faltando dos cuadras para llegar la interceptó su tío, Jhon Eduard Quintero y le dijo que la esperara en su casa. Allí la violó, la estranguló y la mató. Luego, tomó su cuerpo, lo amarró a unos palafitos y esperó a que el mar se lo llevara y con él la evidencia de su crimen. La Policía lo capturó unos días después. El agresor confesó y dijo que lo estaban buscando los grupos armados de Buenaventura para matarlo. La Fiscalía le imputó el delito de “feminicidio agravado y acceso carnal violento en menor” de 14 años.
II.
Luz Elena Estrada Restrepo tenía 69 años. El pasado 2 de junio discutió con su nieto de 19 años y él la apuñaló varias veces con un cuchillo hasta matarla. Su hija encontró su cuerpo en una de las habitaciones de su casa en el barrio El Danubio, en el centro occidente de Medellín. El agresor fue capturado.
III.
La noche del 2 de junio, Patricia Ximena Moreno estaba conversando con unos vecinos cuando su pareja, Fredy Alexis Garzón, llegó en un carro y le disparó tres veces. Ella tenía un hijo de tres años. El agresor fue capturado por la Policía y la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado. Garzón no aceptó los cargos.
IV.
La Pichi era una mujer trans de 22 años que ejercía la prostitución en Soledad, Atlántico. Según contó Yeison, su hermano, el pasado 3 de junio, unos hombres la contrataron pero uno de ellos se negó a pagar. Ella, entonces, le cogió el celular y el hombre la atacó con un cuchillo en el cuello y en la frente. La versión de la Policía, en cambio, es que La Pichi le iba a robar el celular al hombre de 35 años y que en represalia, él la atacó. El agresor fue capturado.
V. y VI.
Claudia Jazmín Ramírez terminó la relación con Antonio Vicente Bejarano 30 días antes de que él la asesinara. El 3 de junio, el agresor –que al parecer abusaba de su hija– ingresó a su casa en Pereira sin permiso y la ahorcó con un cinturón. Luego mató a la hija de Claudia Jazmin, una niña de cinco años que había presenciado el crimen. Antes de asesinarlas, Bejarano –que según la Policía hizo parte del Frente 53 de las Farc y se había desmovilizado en 2011–, llamaba a su expareja constantemente y la asediaba, buscando retomar la relación. Aunque Bejarano intentó modificar la escena para hacerla parecer como un suicidio, se entregó y confesó el crimen. La Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado con sevicia porque atacó a sus víctimas en estado de indefensión e inferioridad. Claudia Jazmin tenía otra hija de siete años.
VII.
Diana Sofía Blanco terminó su relación con Jairo Castillo 20 días antes de que él la asesinara. El 4 de junio, él llegó a buscarla a su casa en el suroriente de Cartagena para pedirle que volvieran. Discutieron, como lo habían hecho los últimos 20 días, y ella una vez más lo rechazó. El agresor, entonces, sacó un arma y le disparó cuatro veces. Ella, de 34 años y madre de tres hijos, se desplomó. Luego, con la misma arma, Castillo, padre de un niño de nueve años, se pegó un tiro en la cabeza. Los cuatro niños quedaron huérfanos.
VIII.
Verónica Carrasquero fue atacada y degollada con un cuchillo por su pareja. Eran las 4:30 de la tarde del 5 de junio, en pleno mercado público de Maicao, en La Guajira. Ella, venezolana, había llegado a Colombia hace poco y ejercía la prostitución. El agresor fue capturado por la Policía.
IX.
A Aracelis del Socorro Amador, de 70 años, la asesinó su sobrino de 49 el pasado 7 de junio en Barranquilla. Le pegó un golpe en la cabeza con un martillo y luego la desmembró. El día anterior, el agresor fue a una ferretería y compró los materiales con los que planeaba cometer el crimen. La Fiscalía lo capturó. A pesar de las pruebas en su contra, de la sevicia con la que cometió el crimen y de que él superaba en fuerza a su tía, le imputaron el delito de homicidio agravado. Él ya tenía una condena por otro homicidio cometido en el 2004.
X.
Beatriz Omaira Posada, de 65 años, vendía jugos en un puesto callejero de Medellín y era conocida en el barrio en el que vivía por darle posada en su casa a personas que lo necesitaban. El 8 de junio, sin embargo, uno de sus inquilinos la asesinó y la degolló con un cuchillo. Los vecinos encontraron su cuerpo escondido debajo de la cama. El hombre de 27 años fue capturado. No aceptó los cargos que le imputaban por homicidio agravado.
XI.
Natalia González Pinzón tenía 23 años, era tecnóloga en contabilidad y finanzas del Sena y trabajaba en un parador de Andalucía, en el norte del Valle del Cauca. El 14 de junio, su cuerpo apareció en una carretera, al lado de su moto y con todas sus pertenencias. Tenía varias heridas de cuchillo en el cuello. Natalia estaba embarazada.
XII.
El 18 de junio, la pareja de Ascensión Natalia Salinas Morcillo, de 28 años, le disparó varias veces con su escopeta de dotación en su casa a las afueras de Popayán, en el Cauca. Segundos después, dio unos pasos hacia atrás, y con la misma arma, se disparó en la cabeza. Uno de los dos niños de la pareja encontró los cuerpos tumbados, muertos, sobre el pasto. Él era celador. Aunque ella no había interpuesto denuncias en su contra, los vecinos dijeron que los oían discutir constantemente, que peleaban, que ‘vivían en constante conflicto’.
XIII.
El pasado 19 de junio, Liz Marian Rengifo se subió a un bus en un barrio de Yumbo, en el Valle del Cauca. Cuadras después, un hombre se subió detrás de ella y le disparó ante la mirada del resto de los pasajeros. No le robó ninguna de sus pertenencias. Luego se bajó del bus, se subió en una moto y escapó. Liz tenía 32 años y era psicóloga en un juzgado de familia de ese municipio. Había sido la primera en graduarse como profesional de su familia. A pesar de que no había denunciado amenazas, la Alcaldía de Yumbo anunció una recompensa de 10 millones de pesos para quién pueda ofrecer información sobre su asesinato.
XIV.
El cuerpo de Katherine Varón, de 19 años, apareció envuelto en una cortina de baño y cobijas dentro de un cajón de madera, el 19 de junio en un barrio humilde de Florencia, en Caquetá. Según el reporte de Medicina Legal, tenía signos de haber sido golpeada con violencia y violada. Murió por asfixia mecánica. Después de adjuntar testimonios y pruebas que lo vinculan al crimen en su casa, la Policía capturó a un hombre conocido como ‘el Paisa’ como el posible responsable. Le imputaron el delito de feminicidio agravado y acceso carnal violento y fue recluido en la cárcel durante el juicio.
XV.
Esther Vega tenía 51 años. El 19 de junio, mientras cuidaba una finca en Suratá, Santander, encontraron su cuerpo en una de las habitaciones de la casa con heridas de cuchillo en el cuello y envuelta en una sábana. Esa casa, además, tenía una tienda en el primer piso que estaba intacta, por lo que sus familiares descartaron que se haya tratado de un robo. Todavía no hay pistas sobre sus agresores.
XVI.
Saida Johana Giraldo tenía 33 años y vivía en la calle donde pedía plata en los semáforos a cambio de un show de malabares. Le decían ‘La Rola’, porque había llegado a Manizales desde su natal Bogotá a estudiar artes escénicas, aunque después abandonó sus estudios. El pasado 20 de junio, su cuerpo aparecióen posición fetal con 30 heridas de cuchillo en la espalda por lo que se presume que estaba dormida cuando fue atacada. La Policía capturó a su pareja, un exestudiante universitario que también era habitante de calle y que ya la había agredido. Aunque la Policía dijo que era un “misógino, que odiaba a las mujeres por problemas en su crianza” y la Fiscalía reconoció que el crimen se llevó a cabo con sevicia y que la víctima estaba en indefensión, la directora seccional de Fiscalías de Caldas, Clara Irene Giraldo, dijo que le iban a imputar el delito de homicidio agravado.
XVII.
El esposo de Angie Paola Castillo de 22 años la sacó de su casa por engaños el 20 de junio, la montó en su taxi y la asesinó con dos disparos en la cabeza en una carretera de Valledupar. Ella había intentado terminar la relación con él, pero la mamá de Angie contó que él la amenazaba, que la maltrataba y le pegaba. Según el dictamen de Medicina Legal, el cuerpo de Angie tenía moretones en los brazos como si la hubieran sujetado. Tenían dos hijos mellizos. El agresor intentó huir con uno de los niños pero fue capturado por la Policía. La Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado. Él era desmovilizado de las AUC, tenía vigente una sentencia por extorsión y tráfico de armas y había sido denunciado por amenaza por Angie Paola. El agresor aceptó los cargos.
XVIII.
El esposo de Argenis del Socorro Gonzalez la mató con un machete en su casa el pasado 20 de junio. Ella tenía 48 años y vivía en Santa Bárbara, en el suroeste antioqueño. El agresor salió de la casa corriendo y en el camino fue atropellado por un carro fantasma y también murió. La Policía trata de establecer si el hombre se suicidó o si murió en accidente. La pareja tenía problemas económicos y discutían constantemente.
XIX. y XX.
El cuerpo de Doris Góngora, de 46 años, apareció el 20 de junio degollado en el primer piso de su casa, un hogar comunitario del ICBF que ella administraba en Soacha, Cundinamarca y donde cuidaba 14 niños entre cero y cinco años. En el segundo piso, las autoridades encontraron, también degollado, el cuerpo de su hija de 8 años. La Policía busca a un hombre que conocía a las víctimas porque la puerta no fue forzada y que entró a su casa y las mató supuestamente para robarles una plata. A pesar de la brutalidad del crimen, la Policía descartó que estuviera relacionado con su trabajo social.
XXI.
El 21 de junio, María De Los Ángeles Torres, una mujer de 40 años con problemas psiquiátricos, fue asesinada a garrotazos en su casa en zona rural del municipio de Zona Bananera, Magdalena. No hay pistas de su(s) asesino(s).
XXII.
Dos sicarios armados y en moto le dispararon en repetidas ocasiones a la lideresa social María del Pilar Hurtado frente a su casa, y a su hijo de 9 años en Tierralta, Córdoba. Ella, de 34 años, tenía otros tres hijos, de 5, 12 y 14 años. Aunque el alcalde del municipio lo negó, familiares y organizaciones no gubernamentales de la región denunciaron que ella había sido amenazada a través de un panfleto firmado por las Águilas Negras. Desde que llegó a Tierralta, huyendo por amenazas de su natal Puerto Tejada, en Cauca, se dedicaba al reciclaje y hacía parte de un grupo de familias desplazadas que reclamaban que la Alcaldía les titulara unos predios que son propiedad del padre del alcalde, Fabio Otero, militante del Centro Democrático. Sus hijos quedaron al cuidado de su madre en el Cauca y todavía se desconocen los responsables a pesar de la indignación nacional que generó su asesinato.
XXIII.
Daniela Colorado tenía 24 años y era madre de dos niños de 6 y 3 años. El 22 de junio fue al apartamento de su pareja, un hombre mayor que ella, en Itagüí, Antioquia, con la que discutía constantemente para dejarle ver a sus hijos. El agresor la asesinó con un cuchillo y envolvió su cuerpo en una sábana. Luego, fue hasta la casa de su cuñado, le entregó los niños, le confesó que había matado a Daniela y huyó. Aún no ha sido capturado.
XXIV.
La noche del 22 de junio, Paola Andrea Hernández, una profesora del Sena de 33 años, salió de fiesta con sus amigos en Palmira, Valle. Cuando regresó a su casa, su pareja de 36 años la ahorcó con sus propias manos. Luego se entregó y confesó el crimen. La Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado.
XXV.
Un hombre de 32 años llamó a la línea 123 para reportar el supuesto suicidio de Mónica Patricia Morales en su casa de Bello, Antioquia. Era la noche del 23 de junio. Cuando llegó la Policía, la encontró muerta con dos heridas de cuchillo en su cuello y tórax. Los peritos descartaron que se tratara de un suicidio. La Policía capturó al hombre que hizo la llamada y que se identificó como amigo de Mónica. Ella era enfermera, madre de dos hijas y estaba casada pero esa noche estaba sola en su casa porque su esposo estaba internado en el hospital.
XXVI.
La mamá de Leidy Lorena Plazas, de 22 años, recibió una llamada de un hombre que le dijo que su hija estaba herida en su casa en el suroriente de Neiva. Era 24 de junio. Cuando la Policía llegó a la casa, encontró a Leidy muerta con varias heridas de cuchillo en el cuerpo. Al parecer su agresor era un conocido. La Policía dice que ya tiene identificado a un sospechoso pero todavía no ha hecho capturas.
XXVII.
El cuerpo de Francis Azabache apareció en la casa en la que vivía con su pareja en Itagüí, Antioquia, envuelto en una cobija y atado de pies y manos, con signos de tortura. Murió por asfixia mecánica el 25 de junio. Ella tenía 18 años y era venezolana. La Policía no encontró rastros de que se tratara de un robo o de venganzas personales y asegura que ese día, la pareja de Francis estaba fuera de la ciudad. Dicen que están investigando.
XXVIII.
El 26 de junio, Jhon Alexander Gómez y su novia estaban en una fiesta en el barrio la Solidaridad de Popayán. Discutieron y él sacó un cuchillo y la hirió. A ella la llevaron a un Hospital en Popayán donde además de cerrarle las heridas, le ofrecieron denunciar a su agresor. Ella no lo hizo. Esa noche, Gómez se presentó ante la Policía pero como no había denuncia en su contra, lo dejaron ir libre. Más tarde, Gómez regresó a la fiesta en el barrio la Solidaridad todavía buscando pelea. En una de las habitaciones vio a Ana María Marín de 34 años recostada en la cama. No la conocía pero la Policía dice que pensó que era su novia. La atacó con tres puñaladas y ella murió. La Policía lo está buscando para capturarlo. Ana María era ama de casa y trabajaba en confección. Tenía dos hijos.
XXIX.
Angie Lizeth Sánchez tenía 18 años cuando su novio de 19 años la atacó 14 veces con un cuchillo. Acababan de tener una fuerte discusión. El agresor huyó pero esa misma noche, el 27 de junio, se entregó a la Policía de Villavicencio, acusado del delito de feminicidio. Luego intentó suicidarse, cortándose el cuello con una botella de vidrio rota. Al parecer habría asesinado a otra joven en 2015.
XXX.
Doglis Josefina Palma había terminado la relación con su expareja, que la maltrataba constantemente. Aunque ella lo denunció, el hombre la intimidaba para que ella volviera con él. El pasado 29 de junio, Doglis estaba durmiendo cuando el hombre de 35 años se metió a la fuerza a su casa con un cuchillo escondido en la pretina del pantalón. Ella se negó a hablar con él y comenzó a gritar, lo que alertó a su padrastro que salió a defenderla con un machete. El agresor los atacó a ambos con cuchillo e hirió a Doglis en las costillas y en el brazo. Ella murió. El agresor se entregó a la Policía y la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado. Aunque había confesado el crimen, el agresor no aceptó los cargos. Doglis era venezolana, había llegado hace 8 meses a Colombia y tenía dos hijos.
XXXI.
El 29 de junio, Maricela Niaza Estua, una niña embera chamí de 12 años, se quedó sola en su casa por unos minutos junto con su hermano de 2 años en una vereda de zona rural de Mistrató, Risaralda. Su mamá había salido para llevarle el almuerzo a su esposo. Cuando regresó no encontró a Maricela. La buscaron toda la mañana sin éxito. En la tarde encontraron su cuerpo en un cafetal cerca de su casa con 20 heridas de puñal. La Policía capturó Jesús Alberto Rodríguez, alias ‘Chucho’, el hombre que confesó que un hombre, alias ‘Perolo’, le dio 300 mil pesos para que sacara a la niña de su casa mientras su cómplice, alias ‘Cola de Rata’ la apuñaló. Según Chucho, Perolo quería que la familia de Maricela saliera de su casa y como la familia no accedió, contrató a los otros dos hombres para matar a la niña. Los tres fueron capturados.
XXXII.
El cuerpo de la venezolana Nellis del Valle Reyes apareció en un caño de Riohacha el pasado 30 de junio. La primera versión es que Nellis se cayó y se ahogó cuando caminaba hacia su casa. Sin embargo, el informe de Medicina Legal reveló que su cuerpo tenía signos de violencia por lo que los investigadores vincularon a la investigación a su pareja, Mariano Martin Steketec, un vendedor ambulante, venezolano, que tiene antecedentes por violencia intrafamiliar y que dio una versión de los hechos que no coincidió con los datos recolectados por la Fiscalía. Además, el hombre acababa de ser dejado en libertad por un juez, después de haber sido capturado por presuntamente haber violado a su hija. La Fiscalía lo recapturó y le imputó el delito de feminicidio agravado.
XXXIII.
A Judith Carreño la asesinaron a tiros disidencias de las Farc que operan en el municipio de Arauquita, en Arauca, donde ella vivía con sus cuatro hijos menores de edad. Su cuerpo apareció el 30 de junio en una carretera, al lado de un papel que decía “informante del enemigo”. Tenía 29 años. Por ahora no hay capturados.
[N. del E.: Esta historia fue actualizada en el mes de julio cuando se conocieron tres nuevos feminicidios que ocurrieron los últimos días de junio.]
*Esta nota hace parte del seguimiento mensual que 070 hace de feminicidios en el país. Para hacerlo, revisamos informes de organizaciones sociales como la Fundación Feminicidios Colombia y notas prensa que cubren cada caso (en particular de medios regionales y populares a nivel nacional). Sabemos que, a pesar de integrar varias fuentes para conformar esta lista mensual, el feminicidio en Colombia estará siempre subregistrado, y que los casos acá documentados son solo una fracción de los ocurridos en el país