Hoy la palabra ‘Metalero’ está más asociada con ropa oscura, guitarras, pelo largo y sonidos guturales. Pero para muchas personas el término sigue refiriéndose a un orfebre, a un «artífice que trata y trabaja en metales”.
Alexander Cortes y Diana Pulido están en sus treinta y se dedican al trabajar el metal desde hace ocho años. En 2009 decidieron tomar juntos el curso de Platería en la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo y desde entonces no se han separado de este material. En su taller en la calle 12, en el centro de Bogotá, hay bocetos y figuras, herramientas de todos los calibres y un diálogo con el pasado. Más que orfebres moldeando el metal, Diana y Alexander son artesanos moldeados por el metal.
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Sus obras se alimentan de la naturaleza y de la historia, como su colección Renovaciónque es una forma de representar de la coexistencia de la vida y la muerte en un arrecife de coral. Así como la colección Mitos y leyendas: Un trabajo que nace de la necesidad por recuperar la tradición oral de un olvido que ha hecho que sepamos más de la vida de Ironman que de el Mohán.
La propuesta de Metalero es traer de vuelta el valor que se le daba a la palabra artesano. “Eso pretendemos: cambiar el paradigma de la orfebrería en el siglo XXI” admite Alexander. “Tal vez por la colonización la estética que se manejaba quedó congelada por cien, doscientos años porque eran cosas españolas y europeas las que se trabajaban acá. Nos borraron de la historia primero, nuestro arte lo fundieron todo y entonces acá quedamos sin referentes”.
“Aquí vinieron y nos borraron toda la historia. Hasta la técnica se había perdido” dice Alexander. Un ejemplo claro de ese borrón en la historia es el ‘Batido’, una técnica de los indígenas prehispánicos que Diana y Alexander aprendieron, inesperadamente, por la instrucción de Grant McCaig, un artista y orfebre escocés.
Trabajar el metal “es como cuando uno se conoce con alguien” dice Alexander. Como lo describe es igual a lo que sucede cuando uno conoce a una persona que se muestra con distancia en el primer encuentro. Luego “uno va recibiendo heridas” y más adelante, cuando ya hay confianza y se desarrolla un lenguaje común, “el metal comienza a mostrarle algo que nunca le ha mostrado a nadie”. Esto hace pensar que en esa relación entre la lámina y el orfebre están mediando las emociones del propio artista. Ya no es una metáfora decir que el artista imprime sus sentimientos, porque, en efecto si martilla de mal genio eso sí se va a notar en el resultado final.
A veces las circunstancias son las que afectan el trabajo, Diana lo explica así: “Puede que estés muy dispuesto pero ese día no estás martillando bien o ese día la luz no te favorece y la pieza se va llevando de una manera que misteriosamente termina siendo algo que no tenías planeado. Es una cosa de pasiones, de amores y desamores”. En este oficio, que tiene tanto riesgo con el manejo de ácidos, fuego, elementos cortantes, el que ha decidido hacerlo debe ser porque le apasiona, porque es más importante para el artista ver materializada una idea que preocuparse por el posible accidente.
El Arte portable para Metalero es la forma de llegar al mercado de la joyería y un medio también para que sus historias salgan a caminar a la calle
El cincelado es una de las técnicas que demuestra cómo el trabajo con el metal cambia al artesano. “Esto ha hecho que yo tenga más paciencia” dice Diana. Es un ejercicio que requiere concentración para ir tejiendo las texturas sobre la plata. Lo que hace Diana es preparar una resina, la cual vierte en un recipiente rectangular. Luego apoya sobre la resina la lámina que quiere cincelar y con ello evita que los golpes causen fracturas en el material. Con un martillo, y un juego de cinceles de diferentes puntas, va creando surcos a presión o pequeños puntos sobre la lámina, dependiendo del diseño que quiera imprimir.
Para construir esta pieza con la técnica de martillado Alexander tiene que hacer un proceso que a la mayoría dejaría agotados. Primero se martillaba una lámina de metal sobre una especie de rueda inglesa. Para darle forma, se va girando el metal mientras se encajan los golpes con precisión. Una de las piezas favoritas de Diana es La Patasola y fue creada por medio de esta técnica. “Es mi consentida y es porque es figura humana a punta de martillo” confiesa. “Imagínate la lámina completamente plana. Es un disco. En este caso es plata. Y se empieza a martillar del centro hacia afuera una y otra vez sobre esta barra de metal”.
Cuando el metal está demasiado duro se pone en el fuego hasta llegar al rojo vivo para volverla maleable. Luego se martilla de nuevo hasta que la pieza se endurezca nuevamente y entonces se vuelve a poner el metal bajo el soplete. Es un proceso que se repite una y otra vez hasta llegar a lo que se estima como un resultado.
Si bien Metalero crea piezas con diferentes metales como el hierro o el bronce, les gusta mucho trabajar la plata de alta pureza por su suavidad y color. Algunas piezas han sido diseñadas para ser expuestas y otras tantas están a la venta, son las que se llaman Arte Portable, que consisten en pequeñas variaciones de las obras más grandes. Es decir, así como tienen una obra de inmensa de la Sierra nevada, tienen pulseras que replican ciertos detalles, que abstraen formas. El Arte portable para Metalero es la forma de llegar al mercado de la joyería y un medio también para que sus historias salgan a caminar a la calle.
Exposiciones de Metalero
2013 participaron con su primera colección Renovación en Expoartesanías. 2014 llegaron a la Bienal Internacional de Diseño. También expusieron su colección “Apropiación de memorias surreales” en Expoartesanías. 2015 Algunas de sus obras fueron puestas en subasta con la casa SOTHEBY’S por intermediación de la Escuela de Artes y Oficios Santo Domingo. 2016 Repitieron en Expoartesanía, esta vez con una nueva colección Mitos y leyendas. En esta ocasión fueron parte también del Proyecto 30. 2017 participaron de la Feria de Artesanías de Exportación que se celebra en Cartagena.
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* Daniel Forero Celis es estudiante de Antropología. Algún día encontrará como juntar la Antropología con el Periodismo. Si se lo encuentra por la calle hay dos formas de molestarlo: cambiarse de acera o decirle que Cielo sobre Berlín es una película cualquiera. Esta nota se realizó en el marco de la clase Taller de medios digitales y multimedia de la Opción en medios del Ceper.