La empresa se llama Páramo, pero cuesta conseguir agua en el festival
No podemos los ciudadanos de esta república estar a merced de las buenas voluntades entre dos empresas privadas para el suministro de agua en eventos masivos, como el Estéreo Picnic.
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Jueves 21. Noche. Sala de prensa
–¿Dónde son los baños?
–¿Ves la carpa blanca?
(Hay por lo menos cuatro carpas).
–La veo.
–Ahí son.
–Y puntos de hidratación, ¿dónde?
–Eso si toca con la gente de 911…mira, ahí hay uno.
(Sale corriendo detrás del sujeto).
–Hola buenas.
–¿Sabe dónde son los puntos de hidratación? Me mandaron a preguntar…
–Noooooo, no hay, bro.
–¿Cómo que no hay? ¿En todo el festival?
–Sí, paila.
–¿Y entonces?
–Pues sería que fueras por el lado del lago.
–¿Dónde es el lago?
–¿Ves esa luz?
(Hay por lo menos 46 luces de diversos colores)
–La veo.
–Llegas a la luz, sigues un poco más y ahí está el filo del lago. Caminas un poco hacia el lado de arriba y te vas a encontrar unas canecas. Ahí creo que hay un punto de hidratación.
–Okey.
–La cosa es que no creo que sea potable.
(En la sala de prensa, por fortuna para los periodistas, hay café y un botellón de agua dispuesto para gargantas secas).
Jueves 21. Noche. En los baños
–No hay agua
–¿Cómo que no hay agua?
–No hay, no.
–¿Y entonces?
(Subida de hombros)
–¿Y desde cuándo no hay agua?
–Como que desde la mañana.
–¿Y cuándo vuelve?
(Subida de hombros)
–¿Y con quién se puede hablar?
(Nueva subida de hombros)
Jueves 21. King Gizzard & The Lizard Wizard
–Me impresiona el registro de estos manes
–Son siete bandas en una
–O sea…¿del trash metal a esto?
(¿Qué es esto? ¿Surf rock psicodélico australiano? Cuatro guitarras en acción, un saxofón –que hasta ahora aparece– un bajo y una batería. También hay teclados –de momento intocados– al menos tres voces y mucho chillido de las cuerdas).
Jueves 21. Limp Bizkit
–¡Qué viva la tarjeta de crédito! –grita un asistente alejándose de la tarima. La banda sigue en el escenario. Y hasta están tocando música.
Viernes 22. Mediodía
Recuperación del cuerpo casi lista. Edito una nota que saldrá sobre la presentación de King Lizzard anoche. Mientas tanto, aparecen dos noticias en mi feed: Al Jazeera publica el video de cuatro civiles palestinos siendo bombardeados por un un dron israelí. Dos mueren al instante y los otros dos son bombardeados nuevamente cuando intentan alejarse de la zona.
La segunda noticia es la de un tiroteo en un concierto en Moscú. Un video muestra a cinco tipos disparando sus fusiles a quemarropa y personas recibiendo los disparos. La noticia también habla de una explosión en la sala de conciertos.
¿Para dónde va el presente? ¿Qué significa –verdaderamente– habitar un mundo distinto?
Yo celebro que un festival de esta magnitud haya hecho conciencia de la importancia de tener puntos de agua.
Viernes 22. Tarde
Quizás el paraíso sea escuchar a Eydie Gormé, una tarde de sol como esta, con un plato de arroz caliente en la mano, mirando dormir al gato, el sol calentándonos las orejas, mientras otros, cada vez más cerca, nos esperan.
Viernes 22. Tarde
De camino al segundo día del festival. Pasamos por la Universidad Nacional. Ayer el Consejo Superior Universitario elegía rector. Escogió a José Ismael Peña, ex vicerrector de la universidad, desconociendo una vez más la consulta universitaria que había elegido de manera avasallante al profesor de ciencia política, Leopoldo Munera.
Un grafiti en la pared, sobre la 26, dice: “Otro mundo es posible”.
Viernes. Noche
De aquí para allá dando tumbos. De tumbo en tumbo hasta el final y en el entretanto se escucha buena música, se ven magníficas cosas.
Por ejemplo esto que estamos viendo en este instante desde oriental alta. A veces se miran las cosas con afán, con ganas de irse, con ganas de no estar ahí y ya. Estar ahí y ya..
Pero no.
Siempre hay algo que hacer. Si está sonando SZA y es espectacular –en su despliegue operético, historias de barco, bailarines, sacudida de culos, todo, todo: música espectacular, pero no– toca irse al otro escenario. Siempre en movimiento. Y no está uno nunca pleno con el espectáculo que tiene en sus narices. ¿Por qué no estar pleno con lo que hay? He ahí una pregunta. Y no cualquier pregunta. La pregunta. ¿Por qué no estar plenos con lo que tenemos ante nuestras narices, este parque, este frío, estos pinos, esta hambre, esta artista que estamos viendo ahora mismo?
(Pasa un avión jet volando por encima de todos y varios voltean a mirar al cielo.
Suelen pasar aviones con frecuencia incierta
Pero periódica
Por encima de todos.
Incluidos los artistas en escena
A quienes parece que les afecta la altura y la falta de aire.
Lista de artistas que recuerde han hablado sobre la altura o quedarse sin aire en la tarima:
Bad Gyal (que hizo un papelón a mi modo de ver)
El cantante de Limp Bizkit (que no hizo un papelón y tenía chaqueta de tombo)
SZA
¿Quizás Arca? No recuerdo si Arca.
etc)
¿Dónde está la paciencia?
¿Dónde está la vida reposada y tranquila?
Adictos, todos con mentalidad de adicto, dice Felipe, dame dame, dame lo mío, pidiéndoles a los artistas, dame ya, canta la canción que me gusta, dice y chasquea los dedos y empieza a bailar el beat que propone la artista. Un show con columpio, barcos, bailarines, ¿ya lo dije?
Paciencia, ¿dónde está la paciencia en un sitio como este?
–Hizo el split! ¿Vio? ¡El split! –dice Felipe señalando una de las enormes pantallas donde aparece la artista principal efectivamente habiendo hecho el split.
El frenetismo de un festival como el Estéreo Picnic es muy alto. Se vive todo el tiempo a mil con mil estímulos.
23 ¿Se dice viernes a la medianoche o sábado a la medianoche?
Hicieron un esfuerzo en esta edición de poner lo que ellos llaman un punto de agua (mínimo vital) patrocinado obviamente por una marca que embotella agua y la vende. Sin embargo no la vendían y la primera noche funcionó muy bien. Iba uno con una botella o dos o tres y se las llenaban todas. Normal. Mínimo vital de agua. Un sistema al parecer muy eficiente.
Pero hoy, a eso de las 8 de la noche, lo que me dijo una de las mujeres que trabaja en ese punto (presumiblemente para la marca) es que ayer, o sea el primer día, calcularon mal y repartieron la mitad de agua que tienen para los cuatro días del festival. Entonces tenemos de entrada al menos dos problemas. Uno por falta de cálculo, que no es el más importante, y el otro, este sí el verdadero problema, el del racionamiento. Porque ¿por qué tiene que haber limitación de agua para los asistentes del festival? Es decir, si el eslogan es que hay un “mínimo vital de agua” no hagan trampa y provean una cantidad suficiente de agua para los asistentes a este festival, que la están pidiendo y la necesitan. Se llama mínimo vital por algo, no malgasten las palabras por favor.
RESEÑA | Estéreo Picnic día dos: la celebración de la existencia
La segunda jornada del festival estuvo marcada por el pop, los cuerpos rebeldes y los sonidos ensoñadores que nos invitan a perdernos entre nuestra delirantes reflexiones.
La gente no pide agua para andar tirándola al pasto, la gente pide agua porque tiene sed. Todavía más, creo, en un puto festival de música, exigente para un cuerpo, donde uno está de un lado pal otro durante largas jornadas, hay consumo de sustancias, el mismo festival promueve el consumo de sustancias (al menos las legales), entonces no pueden ser tan descarados y poner una carpa con marca y decir que hay un mínimo vital de agua, y al mismo tiempo están racionado el agua. Y racionan el agua porque tienen un stock limitado (la marca). Pero es que la distribución y el acceso fácil al agua no debería estar limitado por cuánto stock pone una marca para los cuatro días.
Y es que el problema no tiene que ver solo con la marca. El problema también está en la falta de políticas públicas que exijan en eventos de este estilo, de esta magnitud, que se garantice un suministro de agua para los asistentes. Qué pena. Si tú festival va a recibir a, no sé, doscientas mil personas en cuatro días, tiene que haber la posibilidad de suministrarle el agua a toda esa gente durante ese espacio de tiempo. Y eso va también para bares, discotecas, conciertos más pequeños. Todo evento masivo debería contar con ese mínimo requisito. Tener que pagar por ella no es facilitar el acceso, al contrario. El agua es un derecho fundamental (y si no lo fuera, tendríamos que pelear para que lo fuera). Debe estar garantizada, en todo momento y no puede estar mediada por la barrera de tener que comprarla. De que haya plata en la manilla, amigo, tengo sed.
Y es un problema más grande porque tiene que ver también con cómo disponemos en espacios públicos de bebederos para la gente. En el parque hay bebederos y supongo que funcionarán bien un día de ciclovía. No sé si haya suficientes o no (me parece que no), pero definitivamente no son suficientes pa darle agua a toda esta gente en este festival vallenato. He visto filas de más de 15 personas esperando a llenar su termo.
Si en esta edición el Distrito de Bogotá está metido de lleno en la organización del Estéreo Picnic (dispusieron el Parque Metropolitano Simón Bolívar para ello, aumentaron los horarios del transporte público, accedieron a que el festival sea transmitido por Canal Capital), si tiene toda esa participación en el evento, digo, ¿por qué no se encarga el Acueducto de Bogotá (una empresa pública) de suministrarle el agua a los asistentes también? ¿Por qué tiene que ser una empresa privada la que venga a suplir esa necesidad?
¿Este es el mundo distinto?
23 de marzo. 2:22 am
O sea: botan a Heidegger en este parque a esta hora y el man se mete un tiro.
Se lanza al lago detrás del dasein.
O huyendo de él, lo mismo da.
Tú solo sigue el chispum.
Y cómo no seguir caminando si hay un letrero enorme que dice que sigamos caminando (literalmente). En otro idioma pero eso es lo que dice.
Entonces caminamos.
23 de marzo
El agua no se puede privatizar, qué pena.
23 de marzo
Los parches se desintegran cada cinco minutos. Unos quieren ir a ver a tal artista, otros tienen que ir al baño, otros a comprar cerveza, otros a comer, otros solo se quieren quedar ahí donde están parados.
Y ya. Quedarse viendo al artista que hay en frente. O no verlo. Pero sí al menos no moverse. 15 minutitos que acabamos de llegar.
Es que satisfacer a todo el mundo también es verraco. Pero no hablamos de deseos. Hablamos de necesidades. Somos seres necesitados y hay que actuar acorde a eso. Pero cuáles son esas necesidades entonces? Yayo Herrero las enumeraba en la entrevista: refugio, alimento, cariño, agua, ocio.
Y lo chistoso del ocio es que es literalmente lo opuesto del negocio.
Literalmente.
Y yo no digo que la empresa organizadora del evento esté queriendo privatizar el agua, eso no es lo que estoy diciendo. Lo que estoy diciendo es que debe haber un despliegue institucional (público) alrededor de suministrar agua en eventos de este estilo. No podemos los ciudadanos de esta república estar a merced de las buenas voluntades entre dos empresas privadas (también llamadas marcas).
Y suministrar ese despliegue institucional también significa exigirle a los organizadores de eventos que tienen que suministrar el agua que sea necesaria para el público que va a ese evento. Punto.
Estoy diciendo que la gente tiene derecho a no pasar sed. Y esa sed tiene que resolverse fácil para alguien que la tiene. Estamos en condiciones ecológicas que permiten, por fortuna, que en una ciudad como Bogotá sea relativamente fácil solucionar ese asunto. ¿Entonces por qué no pasa?
¿Qué es lo que pasa?
23 de marzo. Calle 53. Unas personas esperan transporte
–Yo quiero que se me quite el raye al matrimonio.
–Ay, igual fiesta matrimonial es chévere –dice una mujer que abraza a un hombre al decirlo.
23 de marzo. Retomando
Y aunque no estoy diciendo eso –que Páramo busca activamente, como organización maligna, privatizar el agua jejeje jujuju– lo que sí digo es que la empresa que se puso el nombre de un ecosistema juega un papel (no menor) en la situación descrita previamente, esto es: que la facilidad para que la gente tenga agua a su alcance no se está materializando.
¿O será que yo estoy loco?
¿Será que la gente no necesita tomar agua y yo soy el único que pienso en estas bobadas? ¿Será que estoy peleando solo en mi cabeza y en el mundo allá –afuera, otro– la gente está feliz bailando electrónica. No, pues, felices sí están. Pero de pronto les es indiferente el tema. ¿Será que no importa?
Puede ser que no importe.
¿Dónde están las cosas que importan en un mundo en el que drones pertenecientes y programados por un ejército bombardean a civiles indefensos? ¿Dónde está lo que importa? ¿Dónde? No lo veo. Hay tantas luces que no veo donde está lo que importa. ¿O lo que importa es eso?
La música es una prioridad, me parece. Para eso estamos aquí. ¿Pero el agua es una prioridad?
(Lo de las marcas, por si acaso, es un dedo que señala en ambos sentidos: nosotros con nuestro saco Adidas, nuestra camiseta de Proyecto Uno, caminando de un lado para el otro. Promocionando negocios ajenos).
No creo que se trate de señalar culpables, sino de entender. Primero entendamos. Luego lo que sea.
Estéreo Picnic
La empresa se llama Páramo, pero cuesta conseguir agua en el festival.
23 de marzo
Una vez me dijeron que la diferencia entre lago y laguna es que un lago (muchísimo más grande que una laguna) tiene desagüe, es decir, le sale un río. Una laguna en cambio no.
23 de marzo
Se me está queriendo encarnar la uña del dedo gordo del pie izquierdo, costado derecho. O sea la esquina que da hacia afuera. La esquina que pone el cuerpo contra la punta del zapato. La primera línea de las esquinas.
23 de marzo
No quiero otro mundo distinto. Quiero este mundo. Este este este.
Fe de erratas: en la publicación original de este texto se decía que el evento era público. La palabra fue corregida por «masivo», en tanto que el evento es privado (y masivo).