Una de las preguntas que se ha discutido desde el inicio de la pandemia es si hay o no influencia climática para el contagio del coronavirus. Estudiamos algunas de las evidencias científicas al respecto, aclarando que no somos expertos en el área y lo que hacemos es usar nuestra experiencia en leer y analizar artículos científicos de manera crítica para hacer un reporte de la evidencia.
Analizamos el metaestudio escrito por un comité de las National Academies of Sciences, Engineering and Medicine (academias nacionales de ciencia, ingeniería y medicina de Estados Unidos) por solicitud del gobierno de Estados Unidos. Haremos un resumen y comentaremos el documento (disponible aquí). Igualmente, un recuento de la evidencia presentada en los artículos que se utilizan en dicho metaestudio, complementando con otros artículos científicos.
Evidencia de correlación entre condiciones climáticas y tasas de transmisión
El informe presentado por las Academias hace un resumen de la evidencia a favor y en contra de la influencia climática. Dividen la evidencia de algunos experimentos de laboratorio (el artículo y comunicaciones privadas) y estudios sobre la “historia natural” de la pandemia: cómo se ha desarrollado la pandemia en diferentes lugares del mundo (este y este en China continental, este que analiza patrones globales del brote entre enero y marzo, y este que analiza datos de 310 regiones en 116 países, entre otros, entre otros).
En resumen, experimentos en laboratorios indican que tanto la supervivencia del virus en superficies, como el tiempo que el virus dura en el aire, bajan a mayor temperatura y mayor humedad. Los que se basan en el comportamiento del SARS-CoV-2 en diferentes regiones climáticas, también indican que en mayor o menor grado factores climáticos como temperatura y humedad afectan la transmisión.
El reporte también explica por qué la evidencia no es concluyente. Los estudios de laboratorio no lo son porque históricamente diferentes virus han tenido comportamientos diferentes en ambientes controlados y al aire libre. Además, aunque hay estudios que cultivan el virus, otros sólo usan ARN sin cultivo con lo cual no se puede saber si el virus es viable o no. Los estudios de “historia natural”, por otro lado, siempre requieren muchos más años y más datos para volverse hipótesis aceptadas por la comunidad científica: en cada región hay factores (interacciones sociales, capacidad hospitalaria, etc.) que pueden afectar los datos y no hay forma de tenerlos todos en cuenta a la hora de sacar las conclusiones. Los estudios acerca de la historia natural de una pandemia que lleva tan poco tiempo (inició en diciembre) tienen necesariamente una alta incertidumbre en las conclusiones de los resultados.
Otro factor que genera incertidumbre es si el virus se propaga de manera diferente en climas distintos ya que no se tiene certeza de todos los mecanismos de propagación del virus. Todavía hay discusiones en la comunidad sobre si el virus es capaz de propagarse en aerosoles (partículas más pequeñas que las gotas expulsadas al estornudar o toser) y por lo tanto viajar en el aire y transmitirse a distancias grandes. Si bien la evidencia por ahora apunta a que no, en la actualidad hay en marcha estudios más ambiciosos que los publicados hasta ahora tratando de determinar las condiciones de propagación en diferentes temperaturas y humedades. Por ejemplo, biofísicos de la Universidad Utah recibieron financiación para experimentar con partículas de pseudovirus, creadas para ser inofensivas.
Sí hay evidencia contundente para concluir que el virus se transmite en todos los climas.
El virus sobrevive en todos los climas
La hipótesis para la cual las Academias consideran que sí hay evidencia contundente, es que el virus se transmite en todos los climas. Las dinámicas de la pandemia en Australia, Brasil y Ecuador demuestran que el virus sobrevive y se propaga en climas cálidos y húmedos.
Algunas conclusiones
Consideramos que la evidencia presentada es suficiente para asumir que si bien climas húmedos y cálidos no detienen la propagación del virus, parece haber una correlación entre factores climáticos y las tasas de reproducción del COVID-19. La causalidad es por supuesto más dudosa: Puede que la causa sea gracias a los comportamientos sociales asociados al clima (en climas cálidos la gente tiende a interactuar más al aire libre donde parece que la transmisión es más difícil) o a efectos secundarios del clima (hay teorías acerca de la influencia de la vitamina D en la transmisión del COVID).
Hay dos consecuencias importantes: primero, se podría esperar un comportamiento estacional del virus en los países no tropicales, y prepararse para dichos picos. Segundo, y quizás lo más importante, es que las dinámicas de transmisión del virus parecen diferentes en distintas regiones y países, lo que obliga a hacer análisis en diferentes regiones geográficas de Colombia. Las medidas adecuadas para manejar la pandemia dependen mucho de las dinámicas de su transmisión. Si los estudios de otros países no nos sirven, se hacen imperiosas las mediciones y el conocimiento local y pensar en políticas locales de manejo de la pandemia.
Es importante enfatizar que si bien consideramos que la evidencia, aún temprana, apunta a una propagación ligeramente más lenta en sitios cálidos, esto no es razón para dejar de observar medidas que eviten la propagación del virus en nuestro país. Si el R0 baja de 3 a 2,6 es una mejoría, pero si no se toman medidas adicionales igual causaría el colapso de los sistemas de salud.
Si los estudios de otros países no nos sirven, se hacen imperiosas las mediciones y el conocimiento local y pensar en políticas locales de manejo de la pandemia.
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En redes sociales nos sugirieron dos nuevos artículos sobre el tema. El primero concluye que el virus sobrevive al calor incluso a 60°C, lo que avala la idea de que sobrevive a altas temperaturas.
El segundo analiza la correlación de diversos factores en la velocidad de la propagación del virus en diferentes países. Si bien los factores confiables son “intercepto” y “centralidad del eigenvector” (factores que miden qué tanta gente entra y sale del país) con P-valores de 0,001 y 0,004, factores climáticos como precipitación aparecen con P-valores de 0,053. Esto quiere decir que la velocidad de propagación depende significativamente de cuánta gente entre al país (lo cual es claro en nuestro contexto donde la curva por semanas fue jalonada por los casos “importados”), y que el clima sí parece tener correlación, pero que los datos son insuficientes para estar seguros de la correlación.
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Somos un grupo de profesores preocupados por las noticias en medios y redes sociales que circulan en Colombia acerca del coronavirus. Este espacio pretende explicar la solidez científica y el alcance a nuestro contexto con los estudios que sustentan algunas de los temas más importantes sobre Covid-19 que se difunden en nuestro país.
Dejando de lado temas médicos especializados (como protocolos o intervenciones), el objetivo es hacer una mirada crítica a las noticias que le llegan a los ciudadanos, basados en nuestra experiencia desde las distintas disciplinas que abarca nuestra labor como investigadores y profesores.
Los miembros del grupo somos: Alf Onshuus, Camila Gonzalez, Diego Lucumí, Darío Maldonado, John Mario Gonzalez, Juan Manuel Pedraza, Juan Rafael Martínez Galarza, Juliana Cáceres Montejo, Leopoldo Enrique Ferrer, Manu Forero, Miguel García, Miguel Hernando Parra.