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Día #1

«Sólo puedo decir que entonces comencé a flaquear en mis resoluciones, mi valor me abandonó y me arrepentí amargamente de mi temeridad. Cuando hube estado en la calle y visto cosas tan terribles como las que he indicado, me arrepentí de mi temeridad al haberme arriesgado a permanecer en la ciudad. A menudo hubiera deseado […]

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Varios


25.03.2020

«Sólo puedo decir que entonces comencé a flaquear en mis resoluciones, mi valor me abandonó y me arrepentí amargamente de mi temeridad. Cuando hube estado en la calle y visto cosas tan terribles como las que he indicado, me arrepentí de mi temeridad al haberme arriesgado a permanecer en la ciudad. A menudo hubiera deseado no haber decidido quedarme, sino haber partido junto con mi hermano y su familia. Aterrorizado por tan atroces visiones, a veces me encerraba en mi casa y decidía no volver a salir; y quizá mantenía mi resolución durante tres o cuatro días, tiempo que dedicaba a agradecer sinceramente haber sido preservado, al igual que los míos, y a confesar todos mis pecados encomendándome a Dios todos los días y consagrándome a Él con ayuno, humildad y meditaciones. En los intervalos, me ocupaba en leer libros y en escribir mis impresiones sobre lo que me sucedía a diario; escritos de los que luego extraje la mayor parte de este trabajo, que se refiere a las observaciones que realicé fuera de mi casa. Lo que he escrito acerca de mis meditaciones privadas lo guardo para mí, y no deseo que se haga público bajo ningún pretexto. También escribí otras meditaciones sobre temas divinos, que me venían a la mente en ese entonces y que eran útiles para mí pero para nadie más, por lo que no volveré a hablar de ellas.»

Diario del año de la peste, (1772), Daniel Defoe

Descarga del libro en español > https://archive.org/details/diariodelanodelapestedanieldefoe

1.A

Dibujo, Saul Steinberg

1.B

Mujer en la ventana, saludando a una niña, c1650, 47.5cm x 39.2cm / Jacobus Vrel

1C.

Día 11

Sí, llevo 11 días en mi apartamento.

11 días y cada uno pareciera igual, pero hoy ha fue un día diferente a los demás y sencillamente no encuentro palabras para contar cómo fue.

Quiero escribir pero no sé qué ni cómo hacerlo, creo que ya me estoy enloqueciendo.

Creo que el encierro empezó a abrumarme como nunca lo había hecho.

Creo que sólo quiero salir, salir de mi apartamento por un momento. 

Salir de mi cabeza por un momento.

―Juliana Suescún

1D.

Día 1/20: Angst, Kierkegaard

Angst en alemán,o angustia en español, es un término acuñado por Søren Kierkegaard para referirse a la condición profunda de toparse frente a frente con la realidad de que la libertad de escoger de los humanos es tanto atractiva como terrorífica. «Es la ansiedad de entender el ser libre mientras se consideran las infinitas posibilidades indefinidas de nuestra vida y de nuestro poder sobre ellas».

Por otro lado, en inglés, «angst» tiene una connotación algo más… adolecesnte, y se le añade entonces otra capa de significado ya que se asocia con el deseo del adolescente de querer revolcarse en estos sentimientos melodramáticamente, buscándo la lástima de otros mientras a la vez quiere permanecer trágicamente incomprendido.

Últimamente me relaciono mucho con este/os término/s:

Me siento angustiada cuando pienso que en qué momento nuestra vida se convirtió en un juego de simulación donde, ―cómicamente― una fuerza mayor nos ha sometido a esta serie de eventos azarosos, ¡y nos recuerda que lo que hagamos nosotros no tiene nada que ver con dichos eventos! Si hemos sido buenas personas o no, no importa para nada; la vida sigue fuera de nuestra burbuja, y la realidad es que lo que existe por fuera de ella nos conecta a todos de las maneras más extrañas.

Sin embargo, me siento angsty cuando, irreverentemente, de título de esta publicación pongo «día 1/20», porque caprichosamente espero que esto tenga un fin fijo. Espero que haya una verdad universal, cuando sé que definitivamente no la hay. Espero poder salir a caminar y quemarme con el sol, refunfuñar en el mismo salon que mi profesora de Estudio 4 cuando dice que «a pesar de que todos la estemos pasando incómodamente, hay que recordarnos constantemente que hay gente que no se puede quedar en la casa,» y que «nuestro privilegio excede lo que sea que estén sientiendo ellos».

Me siento aún más angsty cuando no puedo verme con mis pocos amigos ―sobretodo porque soy muy mala manteniendo relaciones a larga distancia―; cuando no puedo verme con la persona con la que recientemente empecé a salir.

Esta persona (que me lleva cinco años), hace poco me dijo que realmente, a pesar de mi edad, «era bastante más madura» que otras personas que él conoce de mi edad. Que es chistoso porque mientras menos salgo, mientrás más existo herméticamente, menos siento que crezco.

Y entonces vuelvo a tener algo de angustia, pero sobretodo miedo.
Miedo que después de tanto tiempo de adiestrar mi cerebro a funcionar para hacer frente a la vida real, una sola cosita al azar me haya empujado a el aislamiento. Y el aislamiento es algo a lo que recurro siempre que me meto en episodios depresivos. Y duermo, y como mal, y me pongo rara con las personas que me rodean.

Y tengo miedo de ponerme rara con las personas que me rodean, y una vez más, regresar a ponerle un velo al verdadero yo con el que he intentado cogerme de la mano para salir al mundo real, e intentar entenderme, y a los otros, y a los otros que quiero, para entender la humanidad que nos atravieza a todos.

―Paula Barriga

1.E

Performance de un año, 1980-1981 / Tehching Hsieh

1F.

Reacciones a la virtualidad

Esta semana comenzamos las clases virutales en la universidad, pero desde la semana pasada varias personas ya empezaron a experimentar las clases por este medio. Estas son algunas reacciones, tanto mías como de personas que sigo en Twitter, frente al tema de las clases en línea…

―Paula Barriga

1G.

En la cuarentena

Últimamente con esta medida casi que global para combatir el COVID-19, muchas personas expresan que no pueden soportar estar encerrados en sus casas, pero lo hacen por cooperar en tratar de disminuir los contagios. Pensando en esas personas encontré un fragmento de un poema de Bravo Montes llamado «Un Poema Para Tanta Crisis (Una Bengala Para Enceder La Noche)»

Respira profundamente

Cuando sientas que no puedes más

Y sólo te apetezca huir o dormir

Que son dos aspectos de lo mismo

Cuando no te quede ni una sola moneda

En los bolsillos

Cuando no tengas a nadie a quien recurrir

Ni un hombro donde llorar toda tu rabia

Cuando vivir parezca Un acto de sabotaje o un suicidio

Cuando tus mejores amigos sean

Las cucarachas de tu casa

Y la soledad multitudinaria

De las ciudades inmensas

Te oprima

Como un nudo en la garganta

Respira

Respira con ganas

Respira hondo

Que se movilicen las entrañas

Y deja que se dibuje en tu rostro

Una pequeña sonrisa

Porque sabes que la vida auténtica no es eso

No es eso todavía

Que eso no es el sueño que soñaste

Sino el mal sueño que todos Inconscientemente estamos soñando

Que tú no eres eso

Y que en el fondo del fondo

En lo más profundo de tu espíritu

Tú ya eres todo

Todo lo que el ser en potencia necesita

Para ser un completo cosmos

Donde el alma

En su centro de silencio espacioso

Palpita

(…)

―Lily Marcela Vasquéz

1. H («H» de Hopper)

Yo el primer día, el segundo, tercero, etcétera.

Sol de la mañana, 1952, óleo sobre lienzo (71.5 x 101.98 cm.) / Edward Hopper

―Camila Bravo

1I.

Voy a ser sincera, 

Veo que muchas personas están colapsando, es normal, era predecible. Pero esta situación también me hizo darme cuenta de lo tranquila que es mi vida y de lo poco que esta situación me está afectando o de lo bien que la estoy tomando… Por ahora…

― Maria Paula González

1J.

La cuarentena empieza, y con ella todo un reto para la raza humana, para Colombia, para mí y mi familia. Mi abuelita se quedará con nosotros la duración de este confinamiento, no hubiera sido justo dejarla sola en su apartamento. Tenerla acá con nosotros me hace reflexionar aún más acerca de la importancia de la familia. Me moriría si algo le llegara a pasar a ella, o a cualquier otro miembro de mi núcleo familiar. Estamos preparados, abastecidos de mercado y provisiones para enfrentar estos tiempos. No voy a negar que me preocupa el tema de las clases virtuales, detesto las cámaras y, en consecuencia, la idea de tener videollamadas. Obviamente preferiría que esto no estuviera pasando y poder tener clase común y corriente. Pero la situación nos obliga a salir de nuestra zona de confort y nos invita a funcionar de la mejor manera posible. Encuentro la idea de cancelar el semestre muy exagerada. Siento que quienes lo proponen son egoístas pues no piensan en aquellos que por alguna razón deben graduarse pronto y no tienen tiempo para perder. Es obvio, esta es una situación incómoda para todos, desde profesores hasta estudiantes pasando por los administrativos, por ejemplo, pero es casi que un deber poner de nuestra parte para hacer de esta situación un poco más llevadera y productiva. No dejo de pensar en la dura situación que deben estar viviendo aquellos que viven del diario, realmente me hace abrir los ojos a lo afortunada que soy. No espero que esto termine pronto, espero que termine bien, tomándose el tiempo que sea necesario. Quiero aprovechar la ocasión para mandar un mensaje de solidaridad con los demás y fortaleza. Estoy segura, saldremos de esta.

― Natalia Oviedo

1K.

Yo 24/7

― Juanita González

1L.

Aterrorizada por, ¿aterrorizada?, ¿qué sentía?, ¿sentía? 

El caso, 

Por un tiempo buscaba una jaula en donde recluirme. En la casa no, la casa no es mi hogar por mucho que lo intente. El apartamento, lo intenta menos. Mi cuarto, más cerca, pero aún se sentía descubierto.  

Hace un par de años solía encerrarme en mi cama. Estaba en una esquina, y a mi parecer le hacían falta otras tres, así que resolví darle dos paredes más que formé rodeándola de mi escritorio y mi armario. A la larga cedí una esquina para que el perro pudiese subir y para no tener que trepar el escritorio y gatear por entre el agujero de entrada como cucarrón; en vez el perro podía subir y bajar de la cama cómodamente y yo me deslizaba de lado entre la rendija que dejé. 

Por un tiempo buscaba un hogar. Y movía armarios de tres metros de alto y gateaba como cucarrón y vivía con poca luz para conseguirlo. No era un muy buen tiempo.  

Y el tiempo que viene me asusta, porque me recuerda a cuando, hace unos años, me aferraba a un mundo formado por un colchón, un perro y yo en esperanza de pertenecer o de perder la cordura, lo que pasara primero.  

― Katherin Andrea Murcia

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