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De periodistas valientes: tres películas, dos análisis y una ficción

Una mirada a la visión, a veces romántica y otras despectiva, del periodismo y los periodistas en el cine. ¿De verdad somos así?

por

Varios autores


23.07.2013

El cine le ha hecho mucho bien al periodismo. Allí en sus ficciones aparece retratado el oficio como la práctica enigmática de una ética, una manera de jugar entre los poderes, esos modos de denunciar la infamia, la corrupción y la manipulación, esos valientes periodistas que se convierten en héroes de la democracia y esos cínicos que se dedican a buscar la fama al cualquier precio. A continuación una estudiante de Ingeniería Ambiental analiza Good Night, and Good Luck (George Clooney, 2006), otro de Ingeniería Mecánica reflexiona sobre State of Play (La sombra del poder) (Kevin MacDonald, 2009) y una estudiante de Derecho a partir de To die for (Gus Van Sant,1995) crea una ficción periodística a la bogotana. Los tres son estudiantes del curso Cine, Periodismo y Cultura de la Opción en Periodismo del CEPER.

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GOOD NIGHT, AND GOOD LUCK, George Clooney, 2006, 93 min
Por Daniella Suárez Salazar, Estudiante de Ingeniería Ambiental

La televisión sirve como un instrumento para enseñar, iluminar e inspirar. Sin embargo, solo en la medida en que los individuos quieran usarlo para esto. Siendo así depende en gran parte del enfoque que tome cada canal de televisión frente al tipo de noticias que quiere divulgar. Es por esto, que el periodista se vuelve indispensable en la creación de cada noticiero ya que es este el encargado de proveer a una audiencia con la información y las herramientas necesarias para formar una opinión. Es así, como por medio de su labor el periodista no solo rinde cuentas sino que a la vez permite a los ciudadanos obtener las bases para hacer lo mismo. Como resultado de esto, la información dada por estos medios va generando unas ideas e impulsando unas emociones en los ciudadanos, permitiendo así un cambio en el rumbo de la historia de cada pais.

La película Good bye and Good luck es una muestra clara de esa influencia que pueden llegar a tener los medios de comunicación en un país. Esta película dirigida por George Clooney, está situada en los años 50 en un Estados Unidos en donde el temor y el oportunismo caracterizan el gobierno. Es durante esta situación política, que se ponen a prueba los alcances del periodista Edward R. Murrow y su equipo en CBS. Quienes por medio del coraje y la convicción comienzan su lucha por acabar con un esquema de silencio y esclavitud. Al conocer las falsas acusaciones y la violación de derechos, hechas por parte del Senador Joseph Mccarthy.

En épocas de conflicto y controversia, como lo fue la guerra fría en los Estados Unidos, el gobierno busca tener un fuerte control sobre sus ciudadanos lo cual facilite sus decisiones y acciones. Así mismo, los ciudadanos se encuentran en un momento de vulnerabilidad en donde buscan respaldo por parte de una Nación para sentir cierta seguridad. Debido a esto, el gobierno toma provecho del poder y la manipulación de información para lograr mantener control sobre las ideas de los individuos y facilitar sus decisiones. Con la televisión, estos políticos vieron la oportunidad perfecta para seguir divulgando información de conveniencia propia. No obstante la presencia del canal  CBS (Columbia Broadcasting System) sorprendió a muchos, ya que al contrario de otros canales, este se convirtió en una amenaza para la corrupción y un héroe para la democracia.

Silvio Waisbord en Por qué la democracia necesita del periodismo de investigación, afirma que “la prensa debe hacer responsable al gobierno mediante la publicación de información sobre asuntos de interés publico, incluso cuando dicha información revela abusos o delitos perpetrados por las autoridades.” La responsabilidad que tiene la prensa, se ve reflejada en la investigación y publicación que decide hacer CBS acerca de las falsas acusaciones y la violación de derechos hecha por Joseph Mccarthy. Por medio de esta decisión, sale a relucir la responsabilidad social que tiene este canal con sus televidentes, ya que su decisión pone en peligro tanto sus vidas como la estabilidad del canal. Al hacer esto, CBS se aleja de unos intereses económicos, por que  no solo actúa pensando en un rating sino en la justicia que amerita una Nación.

Lo interesante de este caso, es ver como el canal logra difundir y recolectar esta información de una manera ingeniosa pero ética por encima de todo. Y lo ético importa porque como lo menciona Silvio Waisbord, el publico televisivo a pesar de querer oír la verdad,  no siempre esta dispuesto a ignorar los medios utilizados para adquirir esta información. Es decir, los periodistas deben entender que no cualquier método va a ser aceptado por una audiencia y por ende debe ser responsable con la manera en que adquiere su información, y al hacer esto adquiere cierta confianza legitimidad y prestigio por parte de un publico. Esto es exactamente lo que hace CBS en el momento en que decide utilizar datos exactos al igual que videos de Joseph Mccarthy, en donde lo dicho viene directamente de el. La selección de esta información evita que los televidentes se cuestionen del contenido de la información debido a que  estos no solo oyen sino que ven lo que está sucediendo. Así mismo, al darle la oportunidad de responder al senador Mccarthy a las acusaciones hechas por Murrow, este canal muestra su honestidad y seguridad frente a lo dicho. Esto lo demuestra una vez más en el momento en el que Edward Murrow responde al senador de una manera respetuoso e inteligente.

Good bye and Good luck muestra como el periodismo logra hacer aterrizar a la sociedad frente a una realidad que prefiere evadir, logrando así concientizar a los ciudadanos frente a una realidad política inmoral y manipulativa. Así esta película documenta el coraje del periodista en un contexto en donde la libertad de expresión es altamente castigada, saca a  relucir el profesionalismo de un equipo que decide poner un beneficio común por encima de uno individual.

Hoy en Colombia, los programas periodísticos de televisión se han convertido en entretenimiento. Así actores políticos como económicos han empezado a sacarle provecho a este medio de manera inmoral. Lo mas complicado es que los canales encargados de difundir esta información, al verse beneficiados por estos actores permiten la difusión de información parcial. ¿Serán periodistas estos quienes saben aprovechar los avances de la tecnología para destruir su profesión por el negocio y el estrellato?

Referencia:

Waisbord. S. Por qué la democracia necesita del periodismo de investigación. En: http://www.ipys.org/category/archivos/publicaciones/periodismo-de-invest

 

 

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State of Play (La sombra del poder), Kevin MacDonald, 2009
Por Diego Fernando Ospina Vela, estudiante de Ingeniería Mecánica

El periodismo de investigación ejerce control sobre la democracia y la justicia. Este aspecto es esencial y de gran importancia para los países. Lo anterior  se ve reflejado en el impacto que tienen los resultados de las investigaciones periodísticas. En el caso de la película State of Play, dirigida por Kevin McDonald, se tiene el interesante caso que relaciona el periodismo de investigación con el control político, la corrupción, la investigación policial y la justicia.

Cal McCaffrey, quien es un periodista del Washington Globe, se entera de un par de asesinatos ocurridos en los suburbios de la ciudad. El periodista logra relacionar a los asesinatos con la muerte de la asistente del congresista Stephen Collins, amigo suyo de la universidad. La investigación no solo llevó al periodista hacia el autor material de los asesinatos, sino a los intereses políticos y económicos que se encontraban atrás de este. En este caso el periodista fue más eficaz que la policía y la justicia ordinaria. Además, encontró conexiones entre grandes corporaciones y  políticos, los cuales estaban molestos con el congresista Collins pues no los apoyaba. Estas conexiones y planes son cosas que la policía, fiscalía y demás entes reguladores no pueden investigar con facilidad pues muchas veces son subordinados de las personas que van a investigar. Ahí es donde entra el periodismo, con acciones menos evidentes en cuanto a la fiscalización, pero con el poder del pueblo. Al encontrar todo esto, Cal pudo y buscaba publicar toda la información para que la opinión pública ejerciera presión y control sobre la justicia y la política de su país.

Así mismo, el texto Por qué la democracia necesita periodismo de investigación de Silvio Waisbord  está directamente relacionado con el tema de este ensayo. Básicamente explica porque el periodismo de investigación es esencial para controlar la democracia basándose en el caso Watergate: “el caso Watergate se consideró el espejo que refleja lo mejor que el periodismo puede ofrecer a la  democracia: hacer que el poder rinda cuentas”. El caso Watergate es famoso porque una investigación periodística provocó la única dimisión en la historia de un presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.

El periodismo de investigación no regula la democracia, pero si informa sobre irregularidades al pueblo, dándole el poder a este de presionar a los entes públicos. Aunque, por las mismas razones, este tipo de periodismo es muy reprimido y perseguido por los poderes económicos y políticos haciéndolo un oficio de riesgos. Más aun, enfrenta un problema propio: la ética de las investigaciones y la pertinencia de publicar información sensible. Este problema radica en que los personajes públicos también tienen derecho a su privacidad. Esto es un problema porque en la mayoría de casos se encuentra que los políticos faltan a la honradez o  realizan fechorías y al publicar las investigaciones podrían catalogarse como difamación e intromisión de asuntos privados. En todos los casos, es pertinente que el periodista asuma los riesgos necesarios, pues su labor ayuda a un país y su democracia.

Con respecto a lo último, el mejor periodista del siglo XX, el polaco Kapuscinski, en su texto Reportero del tercer mundo nos relata,  entre otras cosas, que es el buen periodismo y un buen proceso de investigación. Este es un aspecto crucial del periodismo investigativo y más del que indaga problemas judiciales o de corrupción. La comprobación de fuentes y veracidad de la información es de vital importancia en este trabajo ya que se está jugando con la imagen pública de las personas y con intereses públicos, por lo que presentar información falsa puede quitarle toda la credibilidad al periodista y al medio de comunicación en el cual trabaja: otro riesgo de este trabajo. Kapuscinski defiende a los buenos periodistas pues son los que se impregnan del ambiente de la noticia, así como lo hizo Cal en la película.

Colombia es un paraíso de oportunidades para el periodismo investigativo según el periodista más famoso de investigación del país, Gerardo Reyes. Pero la razón es un poco triste: la corrupción en Colombia es tan alta que se puede investigar a casi cualquier político o gran empresa y se encontrarán irregularidades. Sin embargo, existe una gran traba: el periodismo está muy controlado, ya sea por los directivos de los medios de comunicación o por las conexiones de periodistas con políticos, además que siempre existe el peligro que representan los grupos armados. Pese a esto, se han realizado investigaciones tan importantes como la que destapó el carrusel de la contratación en Bogotá. Este caso llevó a la destitución del alcalde de Bogotá del momento, Samuel Moreno. La investigación fue dirigida por Greace Vanegas de Caracol radio y en el 2011 ganó el premio nacional de periodismo Simón Bolívar a la mejor investigación periodística. Este es uno de los mejores ejemplos nacionales del poder del periodismo investigativo ya que logró la intervención de los entes reguladores en las irregularidades expuestas y trabajo como una especia de ente de control.

Pero en Colombia no solo se persiguen  políticos. En el ámbito de la justicia también critican y evidencian ineficacias en casos judiciales. De este tema el asunto más sonado en los medios ha sido el caso Colmenares. El cubrimiento periodístico a este proceso no tiene precedentes y ha hecho reaccionar no solo a los entes judiciales, sino a toda la sociedad sobre la eficacia de la justicia en Colombia. En muchos casos los procesos judiciales son manipulados, alterando la verdad y la justicia. Esto se ha dejado en evidencia pues los medios encontraron falsos testigos, abogados corruptos y otras anomalías. Y en los dos ámbitos, justicia y política, los periodistas han descubierto corrupción y las han destapado para que el pueblo juzgue a los responsables. Y esto ya lo saben los personajes públicos: se tiene que cuidar de los periodistas.

El periodismo muchas veces tiene un papel más importante que solo informar, en muchos casos el periodismo investiga y encuentra problemas en la política que alteran la democracia, justicia y equidad. Es así como el papel de un periodista investigativo trasciende de informante a veedor de la justicia y la democracia, sin incurrir en fiscalizar a los implicados, sino en informar a toda una comunidad sobre lo que se está haciendo mal y cómo esto afecta a todos. Con lo anterior, la misma comunidad puede ejercer presión y logra hacer cumplir sus derechos. Por

último se pudo ver como este tipo de periodismo ha ayudado a mejorar la justicia y democracia en Colombia. Por lo que se puede decir que el periodismo investigativo vigila a las entidades públicas, exponiendo irregularidades de estos, ayudando a las comunidades a exigir justicia y democracia.

Referencias:

Kapuscinski, R. (Noviembre de 2001). reportero del tercer mundo. (R. C. Cure, Ed.) Recuperado el 21 de Mayo de 2013, de Sala de Prensa: http://www.saladeprensa.org/art287.htm

Reyes, G. (30 de Abril de 2013). Periodismo en Colombia está haciendo lo que la justicia a veces no puede. Recuperado el 22 de mayo de 2013, de Caracol Radio:http://www.caracol.com.co/noticias/entretenimiento/periodismo-en-colombia-estahaciendo-lo-que-la-justicia-a-veces-no-puede-gerardoreyes/20130430/nota/1890174.aspx

Waisbord, S. (s.f.). Por qué la democracia necesita del periodismo de investigación. Recuperado el 22 de Mayo de 2013, de Instituto de Prensa y Sociedad: www.ipys.org/download/file/fid/283

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UNA FICCIÓN PERIODÍSTICA basada en To die for (1995) de Gus Van Sant.
Por Paola v. Echeverri, estudiante de Derecho

Susana Arango es una joven periodista que descree de las promesas de su oficio. Su vida como comunicadora la lleva a tener dos personajes diferentes: la periodista de cadena de TV, una joven respetable obsesionada con el éxito y la Susana real, una mujer que ve más allá del miedo que circula en los medios y que vive su sociedad al máximo. Su doble personalidad la lleva a explorar la dualidad de la información y la cultura producida “desde Arriba”. Aun con su voluntad de independencia su atracción por un hombre la hace entrar en el juego de los medios en búsqueda de un cerebro simpatizante.

Ya ha amanecido, la mujer se incorpora entre la bruma que entra por la ventana sin vidrio, la pimienta blanca aun cruza por sus venas impidiéndole pensar claramente. Camina entre las sombras hasta una ducha impregnada de la noche anterior. El agua fría rueda por su cuerpo regresándola a la realidad. Sale del baño y busca su ropa en la penumbra, se viste y repta escaleras abajo fuera de la casa. Entra en su auto y se dispone a salir del barrio de crónica roja en que experimenta lo mejor de su personalidad.

En la frontera entre dos mundos de una misma ciudad un semáforo le permite ponerse la cara y sacar ropa limpia de una bolsa en el asiento trasero, está lista para un nuevo día. “Buenos días señorita Susana” dice el portero ante la sonrisa perfecta de la joven. Cruza la puerta y se parquea en el lugar con su nombre escrito junto al logo del canal de TV para el que trabaja. Toma su portafolio de ideas, se calza unos tacones y baja del auto con el caminar de una mujer sin dudas. Respira hondo y cruza la puerta. El interior del estudio colapsa entre los gritos de los periodistas, saluda a un par de amigos y se dirige a la oficina de su jefe. Entra lentamente, el hombre de cabello rubio y gafas de intelectual está sentado en su escritorio leyendo un sketch. Sus miradas se cruzan en un esfuerzo por no revelar sentimiento alguno, el pulso se acelera.  Quiere llegar lejos pero el sexo no será su valor de cambio aquí, a menos que llegue lejos, el genio que tiene en frente siempre será inalcanzable.

Aunque le cuesta, comienza cada frase con la palabra “pienso” , tapa parte de su boca cuando expresa una opinión sobre los personajes a que se refiere y tiene el cuidado de fundamentar sus consejos en los beneficios que ofrecen. El replica con erudición y conocimiento, expone ideas claras y es conciso. Ninguno de los dos dice lo que quiere decir, pero se comunican. Los minutos con su Adonis terminan – cosa que él también lamenta- debe salir.  Patina entre los escritorios por el resto del día y mira la emisión del noticiero desde el máster. La tele informativa termina y es hora de ir a casa.

Susana entra de vuelta a su auto, tiene ganas de dormir en su cama pero algo en su sangre le impide tomar el camino a casa. Toma la circunvalar, se desvía al oriente internando su auto rojo  en lo profundo de una montaña construida en plástico y zinc. Para en una casa abandonada parqueando en frente con la seguridad con que lo haría en un centro comercial. Suelta su cabello rubio y desabotona los primeros broches de su saco rosado. Baja del auto con el paso de una mujer sin miedo. Mete su llave en la cerradura del candado de la puerta y lo abre lentamente. La brutal represión cede mientras aspira profundamente el humo que invade el recinto.  Sube a la pequeña cabina de radio sin saludar a nadie, no tiene un portafolio ni nada distinto a palabras obscenas en la boca.

“Vamos a hacer algo de perrodismo” dice con firmeza ante la mirada satisfecha de sus compañeros. Son los tres hombres de su vida: Jaider en la consola, Dian en un micrófono e Ignacio en el techo, tratando de piratear algo de televisión. Los hombres sin futuro que rodean sus pies. Empieza la emisión desde El Charco, la emisora pirata local. Aunque ninguno sabe de radio, de música o de cultura, la convulsionada cotidianidad les da suficiente de qué hablar. La quebrada voz de Jaider saluda entusiasta: “Buenas noches al barrio, hoy con una nueva transmisión desde el charco, con las noticias del día: ha vuelto al Barrio el chato después del problema con lo de la violación de su hija… subió la leche… circulan nuevos panfletos… dice doña María que mañana hay sancocho de almuerzo en el restaurante y no olviden en toque de queda.” Pasan las horas en una conversación al aire en que oyentes llaman para hablar de  drogas, infidelidades y sexo. “Aquí no hay cultos, ni siquiera al periodismo” finaliza Susana a las diez de la noche. La luz del transmisor se apaga.

Suben al techo a fumar alguna cosa, Susana aspira cocaína para recuperarse del cansancio y la tensión que la agobian. Ante sus ojos brilla la ciudad que la vio crecer. Irónicamente desde el techo de la construcción abandonada alcanza a ver su universidad y su trabajo, los lugares a los que debe sus cadenas. El barrio es un oasis entre sus personalidades. Hace cinco años que tiene dos vidas, la periodista “bien” y la informadora de la calle. En el torbellino de su existencia solo sabe que está cansada de tener miedo, no se puede contar desde el miedo. El frío de la noche la aterriza en el mundo y decide ir a su casa. Maneja por las vías en penumbra, las sombras de la noche la rodean para saludar o contarle cosas, este es el mundo al que sus colegas del noticiero jamás podrían pertenecer, ni siquiera el que más le interesa.

Entra a su casa solitaria. Lo que alguna vez fue un apartamento para una familia de cinco son ahora los restos de un hogar. Sus padres ausentes la saludan desde fotografías y recuerda a sus hermanos repartidos por el mundo. Camina en la oscuridad hasta su recamara, el único lugar que parece guardar algo de calor humano. Su computador brilla en una esquina de la alfombra, tiene nuevos mensajes. Al entrar a su cuenta encuentra lo patético de su mundo, fotografías, posts y videos cuentan la historia de sus “amigos”. Relatos que claman por prestigio, gentes que miden su éxito en la envidia ajena.

Con un gesto pícaro Susana recuerda su personaje del canal: una mujer monstruo alimentada por su obsesión con el éxito y las falsas promesas del periodismo. Mucho trabajo alimentado por la idea de una película: “Cuál es el punto de hacer algo si nadie está viendo, hacerlo algo en Tv te hace mejor persona”. Aunque no cree en su personaje, su frivolidad la divierte. Ya no quiere pensar más y cae en el sueño psicodélico del abuso de sustancias.

Es medio día del martes, su día libre. Busca en la ropa sucia de la semana pasada una invitación escrita sobre una servilleta. Encuentra su tesoro y entra al baño a prepararse. Cubre su delgada figura con leggins y una camisa larga de los Sex Pistols, sin molestarse por la ropa interior. Perfume,  delineador, tacones y el pelo al naturale. Toma un trago de desayuno acompañado de una dona y sale presurosa, Suzzie tiene una fiesta.

Maneja hacia el centro de la ciudad, parquea su carro y encuentra la dirección en una portezuela que conduce a un segundo piso. Entra a lo que parece un  establecimiento, la música es estridente pero pasional. En un cuarto oscuro la esperan seis hombres y mujeres semidesnudos mirando a una película porno pirata proyectada sobre la pared. Aunque sus compañeros de canal se parecen mucho más a ella, estos fantasmas se sienten más como amigos. Sus palabras antes suaves se convierten en maldiciones, los consejos en puyas amenazantes mientras busca a tientas algo –humano o sintético- para entretenerse.

En medio de orgasmos la promesa de alta cultura de su oficio diurno se desvanece. En el fondo de su corazón está cansada de buscar la fama y el prestigio. Su debilidad  por los hombres inteligentes la ha llevado muy lejos. Lectura, cursos, etiqueta, todo para ser digna del reto perfecto. En lo que parecen minutos son las cinco de la tarde, debe salir de ahí. “Mierda” piensa, recordando que no ha venido preparada. Vuelve a los Rosales con premura, toma una ducha para juagar el olor de la diversión y abre de par en par las puertas de su closet. Un pequeño vestido negro llama su atención, usa calzones, medias negras, zapatos altos y el cabello recogido en un moño. Una pinta a prueba de coctel. Vuelve a su carro cómplice y maneja hacia el club.

Las luces de colores del salón la aturden mientras cae presa de las miradas inquisitivas,  Susana agradece no poder oír nada aparte de la música. Toma un whisky de la bandeja de algún mesero y es sorprendida por el contacto de una mano tibia contra su brazo. Es él misteriosamente desprovisto de su séquito de admiradores. La invita afuera a fumar un cigarrillo en alguna de las terrazas sobre la ciudad. Conversan  en voz baja y la erudición es reemplazada por el morbo, entre risas comparten un delicado mensaje “La felicidad no es como la pintas, nada es como lo pintas”. La sangre de la  mujer se torna espesa, está descubriendo al hombre que le quita el sueño. Sus cuerpos se acercan cada vez más hasta estar separados por un mechón de pelo rubio que escapa de la cola de caballo del hombre. Su primer contacto produce electricidad que recorre ambos cuerpos. Las cortinas desvanecen la necesidad de alejarse mientras las cuatro manos se funden en un otro antes intocable.

La noche se extiende por horas entre roces y caricias. Susana entra en un carro diferente al suyo con rumbo desconocido. Como en su evento de la tarde, se desvanecen la belleza y su personaje, Susana empieza a perder su único miedo. Por primera vez se ve igual al hombre que la mira fascinado con su historia. El auto para lentamente, han llegado. Susana se incorpora y baja del carro esta vez con el caminar de una mujer libre.

Referencias:

Rincón, O., & Rey , G. (2008). Mas allá de Víctimas y culpables. Bogotá: Centro de competencia en comunicación para América Latina

Lanza, C. (2010). La chica mala del periodismo, crónica roja en Bolivia. La Paz: C3FES.

Gerber, E. (2010). Políticas de seguridad ciudadana y comunicación, la agenda ausente en el cono sur. Santiago de Chile: C3FES.

Amado, A. (2010). La palabra empeñada. Buenos Aires: Fundación Friedrich Ebert.

Renaud González,  Barbara. Like it or not Baby, crónicas de la frontera, entre honey y miedo. Nueva Sociedad Nº 236. Nov-Dic 2011.

 

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