La voz de la «inmensa minoría», la HJCK, se silenció tras 75 años de historia. Cinco personalidades de la radio y la cultura intentan darle sentido a esta pérdida. Sus reflexiones van del duelo a la preocupación, señalando los riesgos de una sociedad que no cuida sus espacios para el arte y la libertad.
Foto: cortesía de María Lopez Castaño, parte del archivo familiar
Fundada en 1950 por Álvaro Castaño Castillo, la HJCK fue la emisora pionera de la radio cultural en Colombia, creada como un espacio «para la inmensa minoría» en un entorno dominado por la radio comercial. Liderada por Castaño y con la voz de Gloria Valencia, la estación construyó durante más de siete décadas un archivo sonoro con las voces de las personalidades más importantes de la literatura y el arte del siglo XX, como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Marta Traba. En 2005 liberó su dial en la FM, y en 2015 fue comprada por Caracol. La HJCK cesó sus emisiones el 30 de julio de 2025, dejando como legado su archivo, que hoy custodia Señal Memoria como patrimonio de la nación.
Buscamos voces de la radio para saber cómo se siente y qué significa este silencio.
Simona Sánchez, periodista radial y antropóloga
Con el cierre de la HJCK se perdió un lugar fundamental que nos permitía a los colombianos acceder a contenidos preciosos y únicos. Su cierre me hace pensar, o más bien confirmar, que tristemente cada vez más hay personas que tienen muy claros sus intereses en la radio y los intereses de “dopar” o “anestesiar” a una nación entera y no darle contenidos que les permitan cuestionar lo que sucede en el mundo. Creo que el acceso a las artes y a las culturas, a la literatura, a la poesía, es el acceso a la libertad, al conocimiento. Y tener las mentes libres a veces también es una amenaza para muchos. Y tal vez los medios de comunicación actuales y las emisoras, al estar tan privatizadas y con intereses económicos y políticos detrás tan puntuales, pues no consideran fundamental que existan contenidos como los que visibilizó durante tantos años la HJCK. Puede incluso que también consideren que ese tipo de contenidos son una amenaza. En fin, ante tanto silencio y pocas explicaciones sobre el cierre lo que hay son muchas preguntas. Creo que no es tanto un duelo de tristeza, sino de preocupación. ¿Qué está pasando con la radio actualmente? ¿Qué tipo de contenidos son los que se están priorizando? Porque la gran pregunta es dónde, de qué manera y cómo se logra garantizar que las personas que no tienen acceso tampoco a Internet o a ciertos contenidos específicos y necesarios puedan tener emisoras y radio de calidad como lo era la HJCK.
Creo que la primera y gran pregunta que hay que hacer es ¿por qué hace 20 años, cuando salió de la FM y pasó a la web, no nos preguntamos por su silencio? ¿Qué significaba para Colombia ese silencio a través del dial de una de las emisoras que debería y debe ser patrimonio inmaterial radial sonoro de nuestro país? La radio sigue siendo el único medio democrático que garantiza el libre acceso a la información, a las culturas, a las artes, al entretenimiento y al conocimiento. Que aún no está mediado por ningún privilegio económico para acceder a ella como oyente, ya que todas las personas, independientemente del sector del que vengamos y de la zona en la que estemos, tenemos acceso libre a la radio. Siento que en el caso de la HJCK lo que en un momento se pensó como una aparente “evolución” hacia la web de alguna manera nos estaba, tal vez, anticipando una lenta despedida. Cuando sucedió, pensábamos que internet garantizaría su estabilidad. Cosa que no pasó. Porque no todo el mundo tiene acceso a conectarse y a navegar en internet. Además, en el mar tan grande que es la web todo se puede perder fácilmente.
María Lopez Castaño, gestora cultural, nieta de Álvaro Castaño y Gloria Valencia
Se siente como si algo profundamente nuestro se hubiera ido sin despedirse. Es un silencio que interpela, que incomoda, que nos hace preguntas. Más que el fin de una señal, se siente como el fin de una época. Es como si una voz que siempre estuvo ahí, casi en susurro, dejara de acompañarnos. La HJCK no era solo una emisora, era un refugio para la inteligencia, la belleza y la palabra. Su señal nos conectaba con un país posible, más lúcido, más sensible, más culto. Era la música clásica en medio del caos. La voz pausada entre tanto ruido. La poesía en los días grises.
Ecos de David Lynch en América latina
Las repercusiones de Lynch, de su obra sombría y dulce, metódica e inesperada, son innegables. Hablamos con artistas de distintas disciplinas para entender cómo la obra del director estadounidense resuena con fuerza en la región.
Que dejara de sonar sin previo aviso y en la madrugada, es profundamente simbólico. Nos recuerda lo frágil que puede ser la cultura si no la defendemos. Y también nos confronta con el vértigo de un país que muchas veces olvida cuidar sus tesoros más íntimos. Lo que se siente es una mezcla de tristeza por la pérdida, gratitud por lo vivido y deber de no dejar que este legado se disuelva en el olvido. El silencio de la HJCK es el eco de una pérdida más profunda. Es la interrupción de un diálogo cultural que nos formó en la escucha atenta, en la pausa, en la curiosidad. Durante más de medio siglo, esta emisora fue una escuela invisible. Nos enseñó a pensar, a sentir, a reconocer e l valor de una conversación serena en un país lleno de ruido. ¿Qué lugar le damos hoy a la cultura? ¿A qué voces estamos escuchando? ¿Cuáles estamos dejando enmudecer? En un mundo saturado de estímulos y urgencias, la desaparición de la HJCK nos recuerda que el pensamiento profundo, la música sin algoritmo, la conversación sin gritos, también necesitan espacio, apoyo y cuidado. Porque una sociedad que no escucha su propia sensibilidad termina volviéndose sorda a su humanidad.
Fernando Pava, creador de Supertestación 88.9
La HJCK era sinónimo de cultura musical. Perdimos esa posibilidad en la FM cuando pasó a ser solo por internet, los cambios son bruscos. Y además, la dimensión de la pauta en Internet no es mucha. Por eso creo que perdimos esa emisora cuando la frecuencia que ocupaba (89.9 FM en Bogotá) fue utilizada posteriormente para lanzar Blu Radio. Claro, obviamente los tiempos cambian y hay que adaptarse, pero creo que al FM lo hemos tratado muy mal y la banda ha sido cambiada. Su finalidad era muy musical. Los tiempos cambian y la HJCK hace falta. Es una gran pérdida para la radio y para las audiencias cultas.
Jaime Monsalve, Jefe musical de la Radio Nacional de Colombia
En 2005, en mi calidad de editor cultural de la revista Cambio, tuve la oportunidad de cubrir lo que yo llamo “el primer deceso” de la HJCK, que es cuando entregan su dial a una cadena radial que se compromete a mantener sus contenidos a través de una página web. Cuando se conoció la noticia pude hablar muy brevemente con Álvaro Castaño Castillo, el fundador de la tradicional emisora. Él no quería hablar del tema, así que lo abordé a quemarropa a la salida del Premio Simón Bolívar de ese año. Lo único que manifestó me resultó convincente aunque romántico: «a partir de ahora —me dijo—, la emisora que antes era ‘El mundo en Bogotá», será ‘Bogotá en el mundo'».
Castaño Castillo hablaba así de la expansión que podría obtener la HJCK a través de la web, la posibilidad de que se escuchara en todo el globo terráqueo a través de internet. A partir de ese momento, un equipo conformado por nuevas voces del periodismos cultural, al lado de viejos programadores y archivistas que venían históricamente de la emisora, se echaron al hombro la continuidad de la HJCK en una plataforma que, de todas maneras, sigue siendo muy sinuoso y con una oferta infinita, como es Internet.
Parte del eslógan tradicional de la emisora, en voz de Álvaro Mutis, decía: «Los patrocinadores de la HJCK apoyan la cultura». En Internet cambió dramáticamente esa posibilidad, habida cuenta de que sigue siendo un soporte donde es muy difícil redituar. Se entendía que iba a ser muy difícil su supervivencia a menos que hubiera realmente una política continua por parte de Caracol Radio. Como ocurre con las dinámicas de cualquier medio privado, cada vez que hay un cambio de directivas o llega alguna política de austeridad en el gasto, hay libertad para tomar decisiones. Desde mi papel de oyente, por supuesto me dio mucha tristeza desde el principio todo el asunto. Hoy, la salida total del aire de la emisora pionera en temas culturales en Colombia, es una estocada más. No deja de ser un asunto triste, pero es una realidad que se vive en los medios de comunicación, cada vez más pauperizados y cada vez más escasos de pauta.
Mi saludo y mi agradecimiento eterno para Camila Builes, que como directora durante estos años realmente hizo todo y más por la supervivencia de HJCK, y para Guillermo Aza, la memoria viva de lo que fue la emisora hasta su cierre. Aunque HJCK ya no transmite continuamente por internet, su archivo de voces y programas están bajo el resguardo de Señal Memoria, dependencia de RTVC.
Andrés Salazar, periodista musical
Se siente nostalgia. Se siente un golpe importante para este tipo de formatos. Es triste para quienes han sido parte de la HJCK incluidos sus oyentes más fieles. Pero bueno, todo lo que empieza tiene que terminar, todo lo que nace tiene que morir y eso incluye lo humano y lo no humano. Hace parte de los ciclos de la vida. Una radio que lleva 75 años, sea cual sea su formato, tiene un peso importante. Seguramente vendrán nuevas cosas. Espero que así sea. No porque los espacios mueran, la cultura muere. No porque los objetos dejen de funcionar, no porque los ladrillos dejen de estar habitados, la cultura muere.
Habría que entrar a revisar cuáles son las políticas culturales que deberían existir para que este tipo de proyectos no mueran y perduren. Como ciudadanos podemos aportar a eso. Debería existir otra vez una ley de radio para que seamos nosotros los que mantengamos a flote estos proyectos culturales. ¿Cuáles son las nuevas necesidades y retos que tienen estos formatos? ¿Cómo no quedarse en el pasado? ¿Cómo avanzar hacia el futuro?
Son muchas más preguntas las que tengo, pero definitivamente es un es un golpe importante que quiere decir muchas cosas sobre cómo estamos consumiendo, cómo se están comportando y cuáles son los deseos y necesidades frente a este tipo de formatos.