La cuenta de feminicidios en Colombia no para y una vez más, aumenta. Durante el último mes, 31 mujeres fueron asesinadas por sus ex parejas, parejas, familiares, conocidos y sicarios. Las mataron a golpes, las degollaron, las violaron, las apuñalaron, las estrangularon, las atacaron a tiros, marcaron sus cuerpos con torturas. Mataron a tres menores de edad, incluyendo una mujer venezolana en embarazo, y a cuatro mujeres mayores de 60 años. Además de los agresores de siempre, en este conteo hay un policía, un ex soldado, dos vigilantes de seguridad y un ex paramilitar; hombres que tienen experiencia con armas que usaron en contra de mujeres. Cinco agresores se suicidaron después de asesinar a sus parejas y uno lo intentó sin éxito. Cinco mujeres habían buscado protección ante los reiterados maltratos y la inminencia de los ataques. En todos los casos fue en vano.
Este es el doloroso conteo de las mujeres que fueron asesinadas en el país por su condición de ser mujeres y que esta revista construye, mes a mes, rescantando los casos registrados por la prensa, en su inmensa mayoría, regional y popular y por organizaciones que defienden los derechos de las mujeres. Sabemos que se trata de un subregistro, que además de estos hay muchos casos más, pero que el listado es también una postal de esta forma de violencia en Colombia.
I.
El cuerpo de Gisela Yuley Ramírez apareció el 2 de agosto en la habitación de un hotel de Calarcá, Quindío. Tenía moretones, señales de golpes, y un lazo amarrado al cuello. Ella había entrado la noche anterior con un hombre que salió de la habitación a la madrugada siguiente y le dijo al administrador que Gisela se quedaba durmiendo. A la hora de salida, los empleados del hotel llamaron a la puerta de su habitación pero ella no respondió. Forzaron la entrada y la encontraron muerta. Tenía 36 años, tres hijos y era de Dosquebradas, Caldas. No hay rastro de su agresor.
II.
Los vecinos del barrio La Estancia, en Ciudad Bolívar en Bogotá, empezaron a oír gritos a las 4 de la mañana del 3 de agosto. Una hora después, el esposo de María Isabel Alfonso le asestó una puñalada en su costado izquierdo. Luego, con la misma arma, el agresor se causó una herida en el cuello, en lo que parece un intento de suicidio. Ambos fueron trasladados al Hospital de Kennedy. Ella murió. Tenía 48 años y era madre de una niña. Él quedó en manos de la Policía.
III.
Ana Mercedes Bedoya tenía 40 años y vivía con su pareja, Luis Ángel Lucumí, de 30 años en Jamundí, Valle del Cauca. El 4 de agosto, él llegó a la casa y la atacó con un cuchillo después de una discusión. La policía lo capturó en flagrancia y la Fiscalía le imputó el delito de feminicidio agravado. El agresor no aceptó los cargos.
IV y V.
Tatiana Ibarra tenía 22 años. Su hermana, Yeimi Lorena Ibarra, tenía 14. A las 6 de la mañana del 5 de agosto, su mamá las dejó durmiendo en su casa en zona rural de Vista Hermosa, Meta y se fue a trabajar. Horas después, el novio de Tatiana, Andrés Jiménez, un patrullero de la Policía, llegó a la casa. Tras conversar un rato con Tatiana, los vecinos lo vieron entrar. Adentro, las violó y las degolló. Luego, el patrullero se fue a la subestación de Policía. A las 10:12 de la mañana se pegó un tiro en la cabeza.
VI.
María Alejandra Auxiliadora terminó la relación con su pareja que la sometía a continuos maltratos. La noche del 6 de agosto, el hombre llegó a buscarla a su casa, en el barrio Villa del Prado de la localidad de Suba, en Bogotá, y al verla que estaba en compañía de su primo, les disparó a ambos hasta matarlos. El agresor usó el arma de dotación de su trabajo como vigilante en una empresa de seguridad. La Policía lo capturó en flagrancia y la Fiscalía le imputó los delitos de feminicidio y homicidio. María Alejandra tenía 43 años. Dejó huérfano a su hijo de diez.
VII.
Blanca Patricia Ruiz fue asesinada por Luis Ernesto Bustamante, el papá de sus hijos, el 7 de agosto en Trinidad, Casanare. Bustamante llegó a la casa queriéndose llevar a su hijo, ella se enfrentó con él para impedírselo y él la agredió. Aunque Blanca intentó correr para pedir ayuda a su vecino, él la persiguió y le asestó una puñalada en el pecho que la mató. Cuando llegó la Policía, Bustamante huyó en una moto. Es un ex soldado del Ejército, pensionado por sanidad y con una prótesis. Tanto Blanca como su mamá habían interpuesto dos denuncias en su contra, una de ellas, por lesiones personales en el 2018. Blanca deja dos hijos huérfanos, uno de 12 y otro de 7 años.
VIII.
Steffany García tenía 30 años. La madrugada del 11 de agosto, después de una discusión, su esposo, Jonathan Jiménez, le pegó una puñalada en la pierna que comprometió la vena femoral. El agresor se fugó mientras los familiares de Steffany la llevaron a un hospital de Santa Marta, en Magdalena, donde murió. Jiménez se entregó a las autoridades en compañía de su abogado.
IX.
Un hombre atacó a su esposa después de una fiesta de coleo en el municipio de Medina, en Cundinamarca. Ocurrió la noche del 11 de agosto. La pareja tuvo una discusión durante la fiesta y la mujer se fue a su casa para terminar la pelea. El hombre, sin embargo, llegó minutos después al apartamento en el que vivían y le pegó varias puñaladas en el cuerpo. La mujer alcanzó a pedir ayuda por la ventana y los vecinos que la oyeron llamaron a la Policía. Al verlos, el hombre les tiró una silla por la ventana del apartamento localizado en piso quinto. Luego, se suicidó con una puñalada en el pecho.
X.
A Blanca Elisa Palacio la mató su hijo la tarde del 12 de agosto en Bello, Antioquia. Él de unos 30 años, la apuñaló en el cuello a ella, de 75. Los vecinos del barrio El Pinar lincharon al agresor que murió por los golpes y puñaladas que le dieron. Según la Policía, el hijo de Blanca tenía problemas mentales. Dijeron además que como en la zona no hay cámaras de seguridad, no han podido identificar a sus atacantes.
XI.
Sindy Johana Toro tenía 12 años y vivía con su familia en el corregimiento de San Cristóbal, al occidente de Medellín. La tarde del 13 de agosto, la niña salió a hacer un mandado a la tienda junto con Martín Vásquez, un primo de su hermana mayor. Nunca regresó. Al otro día, la Policía encontró su cuerpo desnudo entre unos arbustos y con señales de asfixia mecánica. La Policía ubicó a Vásquez en su casa y encontró que entre sus pertenencias tenía el celular de Sindy. Lo capturaron. La Fiscalía le imputó los delitos de feminicidio agravado y acceso carnal violento con menor de 14 años. El hombre no aceptó los cargos.
XII.
El cuerpo de Flor María Mendoza estuvo 13 días abandonado en una morgue de Itagüí, en Antioquia porque su familia, que vive en Valledupar, no tenía dinero para ir a reclamarlo. El 14 de agosto, Flor fue encontrada con señales de estrangulamiento en una habitación de un hotel del centro de Itagüí, a donde había entrado la noche anterior con un hombre del que todavía no hay rastros. Tenía 24 años.
XIII.
Daniela Martínez tenía 53 años y era una mujer trans. Fue asesinada el 16 de agosto en Cicuco, sur de Bolívar, después de que tres hombres la sometieron a una golpiza con palos y piedras por su expresión de género. No era la primera vez. Solo en el último año, a Daniela la habían atacado tres veces en la calle. La última vez, en mayo, la amarraron de pies y manos y le prendieron fuego en sus extremidades. Antes, en marzo, le habían roto a golpes las manos y pies. Los vecinos que la conocían relacionan a sus agresores con ataques anteriores. Daniela se dedicaba al servicio doméstico. Todavía no hay ningún capturado.
XIV.
María Magdalena Álvarez era ama de casa y tenía 35 años. La noche del 17 de agosto tuvo una discusión con su esposo, Jorge Armando Villa, que la apuñaló y la estranguló. Luego llevó su cuerpo sin signos vitales al hospital de Calamar, en Bolívar. La Policía lo capturó. Por ahora, y según medios locales, el caso está siendo tratado como un homicidio.
XV.
El cuerpo de Yorelis del Valle Oliveros apareció tirado en una vía del municipio de Villa de Leyva, en Boyacá, el 17 de agosto. Estaba boca abajo, con señales de golpes en la cara, con una cuerda amarrada con fuerza al cuello y en estado de descomposición. Yorelis era venezolana, tenía 17 años y estaba embarazada. Su familia la había reportado como desaparecida desde el día anterior, después de que salió a entregarle un almuerzo a su hermana que trabaja en un hotel de Villa de Leyva y no regresó. Sus dos hermanos, con los que vivía, esperan conseguir recursos para poder repatriar su cuerpo.
XVI.
El 14 de agosto, los vecinos de María Tránsito Arias llamaron a la Policía después de escuchar que, otra vez, su pareja la estaba golpeando en su casa en Tunja, Boyacá. Al día siguiente, sus familiares no volvieron a saber de ella. Cuatro días después, el 18 de agosto, las autoridades encontraron su cuerpo sobre su cama y en estado de descomposición con hematomas, laceraciones, traumas en todo el cuerpo y señales de asfixia mecánica. Hacía seis meses, María Tránsito sostenía una relación con su presunto agresor. Tenía 50 años y trabajaba como vendedora informal de minutos en un puesto en la plaza central de Tunja. Uno de sus vecinos dijo a la prensa que ella “temía por su vida, pues cada vez eran más frecuentes las agresiones y las autoridades no le daban una respuesta a su caso. Ella ya había instaurado una denuncia ante Fiscalía, pero no estaban haciendo mayor cosa”.
XVII.
Marelis Esther Osorio tenía 21 años y un niño de 4. El 19 de agosto su pareja, Lorenzo Arango, reportó que habían discutido y que ella se desmayó. Aunque las autoridades trataron inicialmente el caso como una muerte natural, la necropsia reveló que Marelis tenía heridas en su cara y en su cuerpo y signos de violencia. El esposo terminó por confesar el crimen. Aún así, está siendo judicializado por homicidio agravado. La Policía dice Marelis no había reportado denuncias por violencia intrafamiliar.
XVIII.
Claribel Hurtado iba en su moto por el barrio San Nicolás, en el centro de Cali, cuando un hombre se le acercó, le dijo algo, ella respondió que no y él la atacó a tiros. Era 19 de agosto. Tenía 29 años. Según la Policía, la primera hipótesis es que se trató de ‘un problema sentimental’, aunque no dio más detalles. No hay ningún capturado.
XIX.
Luz América Ovalle de 67 años fue asesinada a golpes y cuchillo por su hijo de 32 en Tunja, Boyacá. Ocurrió el 20 de agosto. Ella era una profesora pensionada de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC. Aunque la Policía capturó al agresor y lo presentó ante un juez para ser judicializado, éste lo mandó a Medicina Legal para estudiar su estado mental porque al parecer el hombre sufre de problemas mentales y esquizofrenia. Del examen depende que el hombre sea enviado a la cárcel o a un centro de rehabilitación mental.
XX.
Miriam Delgado regañó a su sobrino de 17 años porque perdió su celular y el adolescente la asesinó a puñaladas. Era 20 de agosto, en una vereda de Florencia, Caquetá. Miriam tenía 51 años, trabajaba en un establecimiento comercial y todos los sábados tomaba clases en una escuela rural de su vereda. El agresor se entregó a las autoridades.
XXI.
Karol Andrea Grisales terminó la relación con el padre de su hijo porque se cansó de que la maltratara física y verbalmente. De hecho, ella había instaurado dos denuncias en su contra ante la Fiscalía de Tuluá, en el Valle, por violencia intrafamiliar, tenía un escolta como medida de protección. Se mudó a Palmira. A pesar de todo, el pasado 22 de agosto, cuando Karol Andrea iba a recoger a su hijo en la casa de su suegra, Cristian Ávila la atacó con un cuchillo en el brazo y en el cuello. Estaba sola. Karol murió en un centro de salud de Palmira. Tenía 19 años. La policía capturó al agresor en su casa y éste les entregó el cuchillo con el que mató a Karol Andrea.
XXII.
24 de agosto, 2 pm. Un hombre de unos 50 años llegó hasta la casa de su ex pareja en el barrio Ciudad Berna de la localidad de Antonio Nariño, en Bogotá. Ella lo había dejado y él no quería aceptarlo. Ella, una vez más, se negó a volver con él. El hombre le disparó varias veces. Justo en ese momento, la hija de 10 años entró en la habitación de la casa y resultó herida cuando intentó proteger a su mamá, que murió en el sitio. El hombre se pegó un tiro en la cabeza.
XXIII.
El cuerpo de Yessica Paola Castro apareció tendido en la parte trasera de una casa de barro y bahareque, en una zona enmontada, cerca a la salida hacia San Jacinto en el municipio de el Carmen de Bolívar. Eran las 8:30 de la noche del 24 de agosto. Tenía una herida de bala en el ojo izquierdo. En el sitio la Policía encontró un envase con 32 dosis de marihuana y dos cartuchos de escopeta. Aunque no se sabe nada sobre los motivos del crimen, en el Carmen hay temor porque han aparecido varios panfletos firmados por las Águilas Negras y el clan del Golfo donde amenazan de muerte a jíbaros, consumidores de droga, desmovilizados y docentes de una escuela rural y a personas que estén en la calle después de las 9 de la noche.
XXIV.
Los vecinos de Santa Rosa del Sur, en Bolívar, dicen que María Consuelo Araujo no pasaba un solo día sin su pareja la acosara por una supuesta infidelidad que ella negaba una y otra vez. Le gritaba, la cuestionaba, la agredía. El 25 de agosto, Óscar Hernando Sandoval le clavó cuatro veces un cuchillo en su cuerpo. María Consuelo tenía 33 años y tres hijos. Era cabeza de hogar. El agresor, con el que duró casada 15 años, huyó. Los vecinos lo vieron salir manchado de sangre. Días después, la Policía lo capturó cuando caminaba tranquilamente por las calles del vecino municipio de Simití.
XXV.
Lizeth Yariza Carreño terminó la relación con el papá de su hijo, cansada de sus continuos maltratos y agresiones. Ella tenía 19 años y su hijo, tres. Estudiaba por las noches y los fines de semana trabajaba en una cafetería en el municipio de Mesitas del Colegio, en Cundinamarca. El 25 de agosto, su ex pareja se enteró que Lizeth estaba saliendo con otra persona y se fue a buscarla, le dio una puñalada en el tórax y la mató. Días después se entregó a la Policía.
XXVI.
Nelka Oduber Pérez murió por tiros de sicarios que se le atravesaron cuando ella caminaba por una calle en Santa Marta, en Magdalena. Eran las 10 de la noche del 25 de agosto. La Policía dijo que Nelka era extorsionista y vendía drogas como miembro de la banda criminal ‘Las Pachencas’. Su mamá los desmintió. Dijo que Nelka era enfermera y cuidaba de ella que está enferma. Si su hija era delincuente, se preguntó, cómo era posible que entrara todos los fines de semana a la cárcel distrital de Santa Marta a visitar a su esposo. Él, su compañero, alias ‘Agua Helada’, también los desmintió. Dijo que el criminal era él y que por eso estaba pagando. Hasta ahora no hay ningún capturado.
XXVII.
El 26 de agosto, María Lucy Correa fue asesinada por su esposo, Orlando López, que después se suicidó. La Policía llegó a la casa en Cali, Valle del Cauca, y alcanzó a escuchar cuando López se pegó un tiro después de disparar contra su esposa con su arma de dotación. Mary Lucy tenía 58 años y era ama de casa. Él era vigilante, tenía 62 años y según la Policía sufría de ‘problemas psiquiátricos’.
XXVIII.
Berta Aurelia Cortés de 84 años le abrió la puerta de su casa en Túquerres, Nariño a unos supuestos clientes. Se ganaba la vida leyendo las cartas. Los hombres la sometieron, la amarraron del cuello y de los pies y las manos, la golpearon y la hirieron con un cuchillo en los brazos y las piernas. A pesar de la sevicia con la que la atacaron y que su cuerpo apareció con señales de tortura, la Policía dice que querían robarla porque la casa estaba revolcada, con todos sus enseres en el piso. Berta era de Barbacoas, en Nariño. Aunque la última vez que sus vecinos y familiares la vieron con vida fue el jueves 22, solo hasta el 26 de agosto se hizo el levantamiento de su cadáver. No hay capturados.
XXIX.
María Eugenia Zapata tenía 42 años. El 29 de agosto, discutió en su casa en Argelia, Cauca, con su pareja que le dijo que si lo dejaba, él la mataba. Le pegó tres tiros, dos en el pecho y uno en el abdomen. Luego, él tomó el arma y se disparó en la sien.
XXX.
Edil Güiza se separó de su esposo, Jorge Enrique Rojas, hace 33 años después de innumerables maltratos físicos y verbales. En febrero de este año, Rojas fue hasta su casa en Ibagué, Tolima y le pidió a su hijo, que vivía con Edil, que lo dejara entrar porque no tenía donde quedarse. Lo recibieron y con él, volvieron las agresiones. Rojas menospreciaba a Edil, le decía groserías, le decía que estorbaba. La noche del 29 de agosto, la atacó con un cuchillo causándole heridas en el cuello, tórax, pecho, abdomen y piernas. La Policía llegó al lugar y lo vio con el cuchillo en la mano y el cuerpo de Edil tumbado en el suelo. Intentaron ingresar por la fuerza a la casa, pero solo lograron entrar cuando llegó el hijo de la pareja y convenció a Rojas de que le abriera. Edil tenía 72 años y Rojas 78. La Policía lo capturó.
XXXI.
Hace 3 años, Yadira Cáceres intentó dejar a su pareja, Belisario Vergara, un ex paramilitar que la maltrataba y la controlaba con celos enfermizos. Entonces, alias el Gringo desapareció con su pequeña hija de 6 años. Yadira los buscó por tres años, hasta que los encontró en Simití, Bolívar. Accedió a volver con él por temor a volver a perder a su hija. Regresaron a Barranquilla y regresaron los maltratos, los golpes, las amenazas. Que si no era para él, no era para nadie. Que primero muerto antes de ver a su hija con otro papá. La pareja discutió otra vez el 29 de agosto. La mañana siguiente, el hombre, que ahora se dedica a la delincuencia común, acompañó a su mujer a coger el bus en la avenida circunvalar, un camino por el que tenían que atravesar un monte. Yadira, sin embargo, no llegó a trabajar esa mañana al colegio donde cocinaba para los estudiantes. Sus hijos mayores, fruto de otra relación, se preocuparon y comenzaron a buscarla. La encontró uno de ellos la madrugada del 31 de agosto, muerta, con cuatro puñaladas en el pecho y en la clavícula en el monte que conduce a la circunvalar. La hermana de Yadira denunció y acusó a Vergara, que desde ese día no ha vuelto a aparecer. Yadira tenía 34 años.