No es casualidad que Patch Adams se paseara por el hospital con una nariz de payaso y no con una sarta de chistes machistas. Hay diferentes tipos de humor y no todos están asociados al bienestar. La clasificación de Rod Martin y Patricia Doris, una de las más conocidas, reconoce cuatro tipos: el afiliativo, que fortalece relaciones; el de auto-mejoramiento con el que las personas ponen los problemas en perspectiva y se distancian de la adversidad; el agresivo que es puro insulto y mofa y el derrotista de quienes se burlan de sí mismos para congraciarse con los demás.
Los mismos autores de la clasificación indagaron por la relación entre los tipos de humor y desórdenes como la ansiedad y la depresión. Encontraron una correlación positiva entre trastornos como la ansiedad y la depresión y los estilos agresivos y derrotistas. Es decir, a más niveles de uno de estos estilos de humor, más incidencia de problemas asociados con los dos desórdenes mentales y vice versa. Por lo contrario la correlación con los estilos afiliativos y de auto mejoramiento resultó ser negativa. Es claro que la evidencia apunta a que el contenido del humor determina si este se convierte en herramienta para afrontar la adversidad o en carga que pesa en el estado de ánimo.