Con el ímpetu de un mar diverso, colorido y poderoso, la enorme multitud desbordó las principales avenidas de la ciudad el pasado martes. Fuimos miles, cada vez somos más, y este año a diferencia de otros, pudimos celebrar el aborto libre hasta la semana 24, nuestra más reciente victoria, dejando claro que la lucha por nuestros derechos no tiene reversa.

Hicimos bulla, arengamos, nos abrazamos, gritamos, bailamos y en manada nos tomamos los lugares que nos han negado, en los que nos han violentado: las calles, la noche, la ciudad que también es nuestra.

Ese día, la presencia del Bloque Negro Antirracista y las voces de las mujeres trans en tarima por fin fueron innegociables, el aborto libre finalmente era realidad. Así quedará en la memoria de los movimientos feministas, como un día en que logramos plantarle cara juntas al miedo, crecer en las diferencias y sin titubeos sentenciar que America Latina será toda antirracista y transfeminista. Hicimos historia, o como lo dijo Sara Hebe al cerrar la noche: somos históricas.

Quienes nos abrieron camino, quienes lo han sostenido y quienes han venido llegando, estuvimos allí para ser participes y espectadoras de cómo este sueño de transformarlo todo se materializa mientras no olvida a quienes nos han sido arrebatadas. Y aunque sabemos que no todo está ganado, nos hemos consolidado como fuerza implacable que crece. Ahora más que nunca, crecer implicará abrazar con rigor la crítica necesaria que nos acercará al sueño de una vida digna para todes.

Sigamos soñando un mundo más justo para las mujeres y las personas no binarias trabajadoras que sostenemos el mundo. Así lo conmemoramos:

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