Macnelly Torres, barranquillero, 29 años, 37 partidos con la Selección Colombia. Marcó tres goles e hizo dos asistencias a lo largo de las eliminatorias al mundial de Brasil 2014, cifra que parece escasa pero que no lo es teniendo en cuenta que fue el elegido por Pékerman para sacar a relucir el mejor juego de Colombia. Fue la salvación en partidos como los jugados contra Uruguay en Barranquilla (4-0) y aquel agónico partido frente a Chile, llevado a cabo también en el Metropolitano, cuando fue el mejor revulsivo entrando al segundo tiempo y ayudando a lograr la igualdad final por 3-3 en un partido que los cafeteros perdían 3-0 al terminar la primera parte. Con trayectoria y experiencia en países como Chile o México, así como también en Colombia donde será recordado por los hinchas del Atlético Nacional como uno de los mejores armadores… y a pesar de todo esto, no fue tenido en cuenta para ir a la cita mundialista.
El viernes 16 de mayo el mismo Macnelly anticipó que, aunque fue incluido en la lista de 30 preliminares, no sería convocado entre la lista de 23. «No es algo que uno espera por la participación que se tuvo en las eliminatorias, pero sabemos que ese es el trabajo del entrenador, escoger los jugadores y esta vez me tocó quedarme por fuera», fueron las palabras dichas por el habilidoso armador costeño, en quien eran obvias la decepción y la tristeza.
Así, el país entero vivió una frívola rueda de prensa el 2 de junio a las cinco de la tarde, en la cual, más que decir la lista, Pékerman se limitó a descartar los tres que hacían falta: Falcao, Muriel y Perea. Efectivamente el armador barranquillero no iría a Brasil, dejando las labores de creación en manos de James Rodríguez, Juan Cuadrado, Juan Quintero y Aldo Leao Ramírez.
Pero las malas noticias no cesaban. El sábado 7 de junio en las horas de la mañana, Pékerman confirmaba un esguince lateral medio de grado 1-2 en la rodilla derecha de Aldo Leao Ramírez, razón por la cual se perdería la cita mundialista. Inmediatamente sonaron las alarmas y, más que preocuparse por la situación de la rodilla del jugador (quien despidió su aventura camino a Brasil con un emotivo tuit “Cuando la vida te presenta razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razón para REÍR”), los medios pedían a gritos el nombre del nuevo jugador que ocuparía la plaza de Aldo Ramírez.
Todo el país estaba convencido de que el nombre de Macnelly Torres sería el pronunciado por Pékerman para suplir la baja de Ramírez, aun cuando en los diferentes lugares del país se desataran los reclamos para llenar el cupo con un héroe regional. A la pregunta de quién debía remplazar al volante samario en el mundial, las respuestas eran variadas: “¡Daniel Torres!”, vociferaban los hinchas santafereños; “¡Fabián Vargas!” proclamaban con seguridad los embajadores; “¡Sherman Cárdenas!” era, sin lugar a dudas, el candidato de los verdolagas del Nacional; y convencidos gritaban a voz en cuello “¡Andrés Pérez!” los seguidores del Deportivo Cali. Sin embargo, el nombre del nuevo jugador de la Selección Colombia para la cita mundialista no fue ni el de todas estas estrellas regionales, ni tampoco el de Macnelly: el elegido fue Carlos Carbonero.
Efectivamente, el tal Carlos Carbonero, un volante bogotano con apenas 23 años, había hecho una espléndida temporada a bordo del River Plate que Ramón Díaz sacó campeón con casta y estilo propios. Pero ¿quién era Carbonero en la selección?, no había sido llamado ni una vez, ni siquiera en los amistosos pre-mundial. Incluso uno podría decir que sí, que está bien, que lo merece por su buena temporada así no tenga experiencia con la tricolor, pero ¿era realmente Carlos Carbonero el remplazo de Aldo Leao Ramírez?, porque el samario se pone la 10 y arma el equipo sin dejar de lado sus labores como volante de marca, mientras Carbonero en el River campeón había actuado la mayor parte del tiempo como volante abierto (muy abierto) por derecha. Siendo sinceros y “poniéndonos la mano en el considere”, Carbonero no era el remplazo natural de Ramírez, aun cuando los aguerridos fans del volante bogotano afirmen que es un portentoso atleta polifuncional que podría jugar hasta en cuatro posiciones diferentes: lateral derecho, volante de marca, volante 10 o de armado y su natural en River: volante abierto por derecha.
Entonces ¿qué fue lo que motivó a Pékerman para escoger al joven, falto de experiencia y además incompatible volante millonario? Las teorías están dividas, pues los hay analistas como Jorge “Chamo” Serna, actual director técnico de la Selección tricolor Sub-15, quien afirma que la cuestión es meritoria y que efectivamente carbonero se lo merece por su gran presente en el club de la banda cruzada: “Por lo que ha venido haciendo en Argentina, se me hace meritoria la convocatoria. Se me hizo extraño que no estuviera entre los 30. Él dijo hace poco que no tenía afán, pero a mí, sin ser malicioso, para mí es meritorio por el hoy de él, campeón con Arsenal y con River. Puede aportar mucho”. Sin embargo, no hay que ir muy lejos para saber que puede que el mérito de Carbonero no sea ni la única ni la mayor razón para su convocatoria en la Selección Colombia… ¿por qué?
La cuestión es muy sencilla. Resulta que el entrenador José Néstor Pékerman tiene como representante a su yerno: Pascual Lezcano, hombre que, a su vez, es el representante tanto de Éder Álvarez Balanta (joven defensa, también bogotano, campeón con el River de Díaz, y convocado con la tricolor del técnico argentino), como del no tan polifuncional Carlos Carbonero quien, de todas las posiciones en las que se dice que puede jugar, a la hora de la verdad sólo lo ha hecho en dos: volante interno casi que armador en el Huila de Berrio, y la que desempeña actualmente en River (que fue la misma que desempeñó en el Arsenal de Sarandi). “Blanco es, gallina (curiosamente, tratándose de River) lo pone, y frito se come”, una vieja expresión que se usa para decir que algo es más que obvio, como en este caso el tener que admitir que la inclusión de Carbonero en el combinado patrio hace parte de una estrategia para poner al joven volante en la vitrina mundial, y así no sólo poder venderlo, sino también hacerlo a buen precio.
En últimas, a los colombianos solo nos importa que nuestra selección se juegue el mundial de su vida, no vamos a ir ni en contra de los ya mencionados acérrimos fans de Carbonero (para quienes, claramente, la convocatoria del bogotano es 100% mérito), ni en contra de los que apuestan hasta lo que no tienen a que todo hace parte de un negocio “benéfico para todas las partes”. «El llamado fue inesperado, tengo un sueño y siempre anhelé estar en la selección de mayores y jugar un Mundial», reconoció Carbonero quien, de acuerdo a lo que afirma El Pibe Valderrama, se está graduando con esta convocatoria para jugar un mundial.
Luego, lo que pasará a ser de ensueño será el salario del volante colombiano, si se realiza el polémico negocio del que tanto se habla. Mientras todo funcione al interior del combinado tricolor, todos felices, todos… excepto tal vez Macnelly y Aldo Leao, quienes seguramente seguirán pensando que se les ha ido una oportunidad de oro que ha ido a parar en manos de un chico que estaba en el sitio correcto (River) en el momento correcto (campeón) y con las personas correctas (Lezcano… y Pékerman).
* Camilo Correa es estudiante de literatura y de la Opción en Periodismo del CEPER. Esta nota se hizo en el marco de la clase Fútbol, cultura y periodismo.