“Zona gris”: cuando la víctima no sabe que fue abusada sexualmente
Hay experiencias sexuales que, por las definiciones establecidas socialmente, no se distinguen de una violación o una relación consentida. Se habla de “zonas grises” y no se catalogan como abuso a pesar de que cumplan con las características del abuso.
por
Laura Duque
directora No es Normal
02.05.2024
A pesar de la importancia que se le ha dado durante las últimas décadas a los fenómenos sociales sobre violencia sexual y basada en género, todavía se ven muchos casos de este tipo que pasan desapercibidos. ¿Por qué?
Actualmente, gran parte de las víctimas de abuso sexual no reconocen haberlo sido. No sólo las víctimas no comparten su experiencia con otros, sino que a veces, incluso, no están llegando a nombrar aquello que vivieron como una violación. Más de la mitad de las mujeres que han sido víctimas de abuso sexual –alrededor del 60% en Estados Unidos– no consideran que lo fueron. Y es preocupante que la mayoría de quienes hacen parte de esta cifra sean adolescentes universitarias. Esto es alarmante porque el nombre que le dan las personas a cierta experiencia afecta directamente la forma en la que estas se ven afectadas y cómo se sienten.
Lo anterior lleva a cuestionarnos ¿qué elementos hacen que algunas víctimas se reconozcan como tal y otras no?
[Womansplaining] «Narrar un encuentro sexual es imposible»
En este episodio de Womansplaining hablamos con la cineasta y escritora argentina Albertina Carri —autora de la novela “Lo que aprendí de las bestias”— sobre su obra y sobre el momento que atraviesa la cultura en Argentina.
Estas “zonas grises” se refieren a aquellas experiencias sexuales que, por las definiciones establecidas socialmente, no se distinguen de una violación o una relación consentida. Lo anterior ha llevado a discusiones donde feministas que trabajan estos temas, como Nicola Gavey, se han preguntado si debe existir una nueva categoría para estos casos (o si deben seguir siendo tratadas como violaciones). Sin embargo, la postura mayoritaria, especialmente feministas filósofas como Ann Cahill, mantienen la postura de que, como no hay consentimiento, no hay razones para categorizarlos a algo distinto a un abuso, pues el hecho de que no puedan denominarse como relaciones consensuadas hace que sean, por consecuencia, una violación. Las zonas grises han afectado históricamente la interpretación de experiencias sexuales, donde el consentimiento deja de ser claro por parte tanto de mujeres como de hombres, y se vuelven justificables formas de abuso. Por esto es necesario que se hable más del tema y se mejoren las formas de prevención desde el significado del consentimiento.
Está problematica trata de estigmas que están tan intrínsecos en los paradigmas y las normas sociales que —más allá de que la víctima no quiera denunciar por miedo a que no le crean, por conocer o ser cercana a su abusador, por miedo del mismo, por los prejuicios de la sociedad ante sobrevivientes de violencia sexual, o por no querer ser revictimizadas —no se denuncian porque ni siquiera saben que fueron víctimas.