Esta nota fue publicada originalmente en Revista Anfibia Chile.
Un día caluroso de enero Karen Gutiérrez y su hijo Theo Elmer de diez años fueron a ver a Gabriel Boric antes de que asumiera como presidente, en 2022. Le regalaron una polera que decía “Lo dejaría todo”, como la canción de Chayanne. También le entregaron una carta en la que Karen le transmitía todas las inseguridades que debían soportar los vecinos de Pedro Aguirre Cerda.
Una hora más tarde la hicieron pasar a las oficinas de La Moneda Chica. Ahí pudieron profundizar sobre los problemas de la comuna. Quedó en contacto para trabajar en coordinación con las futuras autoridades.
Después la invitaron a exponer frente a la Convención en los salones del ex Congreso.
—Tenía muchas esperanzas en ese proceso.
No alcanzó a hablar más de diez minutos cuando la interrumpió un convencional que quería pasar a otro tema.
—Lo consideré una falta de respeto de un convencional de Apruebo Dignidad y una discriminación por venir de la zona sur. No me escucharon.
Ahora a Karen Gutiérrez algunos le dicen la facha pobre.
Tiene 41 años, los ojos achinados, los pómulos marcados y las pestañas largas y encrespadas. Viene de una familia de izquierda, con perseguidos y exiliados. Pero le dicen así porque en redes sociales se ha convertido en una especie de vocera en contra de la delincuencia y la inseguridad en Pedro Aguirre Cerda. Desde que empezó su nueva lucha, algunas personas la trolean por comentarios en Facebook. Cuando escribe para quejarse por las pocas respuestas que entrega el gobierno, le dicen que sus preocupaciones son una agenda personal, anti gobierno, anti progresista. Y cuando publica un posteo contando que Gabriel Boric anuncia medidas de seguridad le llueven los haters que odian al merluzo.
Claro que también la apoya mucha gente. Vecinos Unidos PAC –la página que administra en Facebook- tiene 4.800 seguidores. Son hombres y mujeres preocupados por la situación de la comuna. Le escriben mensajes para denunciar robos o que alguna persona extraña anda por el barrio. En las noches de balaceras y fuegos artificiales el inbox se llena con textos que describen la rabia y frustración. “Que terrible Dios mío!!! Tienen que hacer leyes más duras para estos delincuentes!!! Ya no se puede andar tranquila en la calle ni en tu propia población!!!”, escribe una señora indignada por la noticia de un asalto con cuchillas.
Pedro Aguirre Cerda es una de las comunas en las que más han aumentado los delitos violentos. A pesar de esto, no entró en el plan Calles Sin Violencias del gobierno. Los índices son altos, pero no hay los suficientes homicidios para ingresar a este.
—En la población Dávila han hecho portonazos a almacenes y robos a plena luz del día. Nosotros somos la única comuna que no entró en el programa. El problema del sector sur es la discriminación, la vulneración y que la gente no quiere denunciar. Nosotros no queremos que la gente tenga miedo—dice Karen.
A propósito de la violencia, el senador de derecha Manuel José Ossandón (RN) aseguró hace un mes en un matinal que todos los niños de Pedro Aguirre Cerda soñaban con ser soldados del narcotráfico.
—Lo encuentro estúpido. Mi hijo quiere estudiar, quiere ser arquitecto y médico. Eso es falso. Mi modelo de vida y el modelo de vida de nuestros niños no es así. Ese comentario es el de un político que no anda en terreno, que no conoce la realidad.
Su cruzada contra la delincuencia empezó hace cinco años, cuando un grupo de desconocidos golpeó a Juan, su marido. Ocurrió a pocas cuadras de su casa en la población Dávila, a la seis y media de la mañana. Le robaron una mochila que estaba vacía y lo molieron a patadas. Quedó en el suelo y con secuelas graves: estuvo varios meses sin caminar, tuvo que hacer rehabilitación y necesitaba asistencia para ir al baño, ducharse o comer.
«El problema del sector sur es la discriminación, la vulneración y que la gente no quiere denunciar. Nosotros no queremos que la gente tenga miedo» – Karen Gutiérrez
—Dije ‘algo hay que hacer, tengo las herramientas para mostrar, partamos con esto’. Me fui organizando de a poco y ahora ha crecido hasta llegar a ser lo que somos hoy.
Los vecinos la trataban de exagerada, le decían que lo único que iba a lograr era bajar el valor de las propiedades en el sector. Con el tiempo se ha transformado en la líder y vocera de la Agrupación de Comités de Seguridad y Bienestar de Pedro Aguirre Cerda. Coordina a más de sesenta personas en todos los sectores de la comuna. Lo suyo es una respuesta a la violencia que las autoridades no han controlado, dice: por acá han pasado alcaldes comunistas, independientes ligados al PPD y al PS.
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Olga se reconoce copuchenta. Si hay un incendio cerca sale a la calle a mirar a la calle y a preguntar a sus amigas qué pasa, cómo empezó, cuántos bomberos. Le gusta enterarse de cada cahuín de su cuadra. No se aguanta las ganas de espiar por la ventana cuando escucha chuchadas, gritos, peleas. Mucho menos si se trata del feliz ruido de los fuegos artificiales. Aunque sabe que a veces esos son los más peligrosos.
Los vecinos de Pedro Aguirre Cerda recuerdan el momento en que todo se desbordó: la noche de las mil balas. La muerte del Motita, un traficante de 19 años, dio inicio a dos días de balaceras y fuegos artificiales que retumbaron por toda la población. El Cesfam, el jardín infantil y otros espacios comunitarios de la población cerraron por temor a las balas. Luego, los funerales derivaron en un enfrentamiento entre dos bandas rivales, la noche del 15 de marzo de este año. Maribel Flores, una vecina de La Victoria, recibió cien perdigones en una pierna. Olga escuchó todo el fuego encerrada en su casa.
—Cerca mío vive este personaje. Tenía rencillas con otros, se estaban peleando el territorio. Entre ellos dos se enfrentaron y eso significaba que a cualquier hora había balacera. Hasta que se llevaron preso a uno y el otro se arrancó. Con eso la cosa se calmó—dice Olga, vecina de la población.
Tras la balacera, Carabineros allanó la población y detuvo a Gonzalo Peña Zambrano, el narco de las mil balas. Cuando entraron en su casa, encontraron cajas de zapatos llenas de billetes y mucho armamento.
—No digo que acá no había delincuentes, los teníamos. Pero la población se respetaba. Tú andabas dentro y no te pasaba nada. Yo misma, tres, cuatro de la mañana y nada. Hace dos años no se daban esas cosas. Nos llegó una ola de extranjeros muy distinta a los chilenos. La delincuencia cambió, hubo un cambio drástico con mucha violencia.
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El azúcar de la bebida tiene vueltos locos a los niños. Con las caras rojas saltan en un inflable gigante que montaron en medio de la calle. Un cabrito de cinco se revuelca en la tierra mientras tres quiltros lo miran con curiosidad. La mamá lo para y le limpia la ropa. Karen intenta ayudar dentro de la casa. Celebran el cumple de su sobrino nieto. Reparte los vasos plásticos y unos pancitos con huevo duro y cilantro. La casa está a reventar de gente que entra y sale.
Aunque le digan facha pobre, Karen viene de una familia con tradición de izquierda. Sus papás fueron de los primeros que llegaron a Lo Espejo y militaron en el Partido Comunista. Uno de sus hermanos fue exiliado en Suiza. Pedro Aguirre Cerda siempre ha sido una comuna en donde la izquierda predomina. Todos sus alcaldes han sido militantes de la Concertación, independientes o comunistas. En 2022 ganó el Apruebo con un 55 por ciento y Boric superó a Kast con el 54,85 por ciento.
—Cuando me lo dicen se equivocan porque ahora no tengo ideología, no milito en un partido. Yo trabajo con todos. La seguridad no es de izquierda o de derecha.
En el cumpleaños nadie habla de política. Los adultos conversan sobre sus vidas, familias y vacaciones. No hay ni el ambiente ni la épica de otros tiempos. Antes, un fin de semana de elecciones significaba mucho trabajo para Karen: los partidos de todos los colores le pedían ayuda para conseguir apoderados, y ella los proveía sin distinciones. Esta vez en la agrupación anti delincuencia decidieron no intervenir porque nadie se sintió convocado.
Karen está interesada en los posibles resultados. No quiere decir por quién va a votar, pero se anima a dar un pronóstico en base a lo que ve en las redes de la agrupación: está segura de que el partido Republicano será la sorpresa, que el voto nulo será alto y que Gloria Hutt, de Evópoli, será carta segura para el Consejo Constituyente.
Las energías en la agrupación están puestas en una campaña de recolección de firmas digitales. Tiene papeles impresos y crearon un código QR. Esta semana irán a distintas ferias de la comuna. Es una petición para que el gobierno integre a Pedro Aguirre Cerda al Calles Sin Violencia. Entregarán el documento este jueves en La Moneda.
El cumpleaños terminará antes de las nueve de la noche. A esa hora las micros ya no pasan por las poblaciones y los Uber no se arriesgan a tomar viajes.
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El sábado antes de las elecciones Olga participa de un conversatorio constituyente en la parroquia de La Victoria, a pocas cuadras de la esquina que fue el epicentro de la noche de las mil balas. Hoy las cosas están más tranquilas. Una organización social cerró la calle Unidad Popular para mostrar una película de Star Wars al aire libre. La idea es dar un mensaje a los narcos de la población: los vecinos quieren recuperar sus espacios.
La reunión es en una pequeña sala de paredes y piso blanco. Son siete personas que no tienen claro por quién votar. Parecen un grupo de alumnos que se juntan a estudiar dos días antes del examen.
—Había que hacer algo, yo estoy desencantada, pero de todos modos hay que ir a votar—dice una de las organizadoras.
Los vecinos de Pedro Aguirre Cerda recuerdan el momento en que todo se desbordó: la noche de las mil balas. La muerte del Motita, un traficante de 19 años, dio inicio a dos días de balaceras y fuegos artificiales que retumbaron por toda la población.
Olga escucha con atención, pero en su cara se dibujan varias preguntas. Al final de la reunión cuenta que las actividades organizadas para el anterior proceso constituyente fueron mucho mejores. Había presentaciones en powerpoint, mucha gente interesada en informarse y debatir sobre las propuestas. De esa mística ya no ve nada. De la reunión no se va nadie con una opción clara pero acuerdan votar por la lista D, casi por descarte. No conocen a ningún candidato ni sus propuestas.
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Por primera vez en una elección Karen no tenía que coordinar nada así que se dio permiso de descansar, se levantó a medio día. Desde su celular monitoreó igual las novedades en algunos locales de votación. Un vecino le avisó que había fila y que le convenía salir más tarde.
Para el almuerzo cocinó arroz blanco y lo acompañó de carne a la boloñesa que había sobrado del día anterior. Comió junto a su marido y a su hijo antes de salir juntos a votar en la Escuela Consolidada Dávila, la misma en la que se grabó El Reemplazante.
Mientras hacen la fila los dulces y los canapés del día anterior hacen efecto; a Theo Elmer le dolió la guata. El padre lo llevó a la casa mientras la madre se quedó a votar.
—Quería sacarme una foto al lado de la urna y discutí con un vocal de mesa porque me dijo que no podía. Es que me tenía mala. Al final me tomé la foto igual.
Los resultados fueron casi como predijo Karen: en Pedro Aguirre Cerda la comunista Karen Araya obtuvo la primera mayoría (19% de las preferencias) y en segundo lugar quedó el republicano Luis Silva (14%), el candidato que obtuvo más votos a nivel nacional y que había perdido la elección constituyente del año pasado con Rojas Vade. La noticia en todas los portales es que la derecha arrasó si se suman los votos de la lista del Partido Repúblicano y de Chile Seguro.
—Yo sabía que esto iba a pasar, porque ellos hicieron terreno y la gente se cargó más para los republicanos porque dieron en el punto que la gente quiere, la seguridad. A la gente le da lo mismo que les digan que son nazis o pinochetistas.
En la población Dávila se escucharon bocinazos a lo lejos. El Whatsapp de los vecinos preocupados por la delincuencia volvió a reventar con los resultados. Vecinos alegres, vecinos celebrando la promesa de enrielar el camino. ¡Ganamos! ¡Ahora sí! ¡Ahora nos escuchan! ¡Con estos resultados el próximo alcalde de Pedro Aguirre Cerda será de derecha!
Antes de terminar la jornada la voz de Karen por teléfono suena satisfecha: acertó los resultados.
—Si poh, si yo te lo dije.