Hay una regla no escrita del periodismo: «muchas veces la gente lee para confirmar sus prejuicios». Esa regla resume el nacimiento de los periódicos en Colombia, por ejemplo. En sus inicios, cada periódico tenía una agenda y un público claro: o se era liberal o se era conservador. Lo que quería decir que el público o leía un periódico, o leía el otro. Los directores de esos periódicos, de hecho, fueron presidentes y ministros, y las páginas de sus diarios sirvieron como púlpito para promover sus ideas y atacar las de los otros. Nada parece haber cambiado.
En tiempos de paro campesino y conversaciones de paz, decidimos revisar las portadas de los dos únicos periódicos nacionales del país: El Espectador y El Tiempo.
Llama poderosamente la atención la desabrochada fascinación de El Tiempo con el presidente. Las portadas de la última semana le dan un protagonismo que revela un muy curioso juicio noticioso: la noticia es lo que diga el presidente sobre el Paro Nacional, no el Paro Nacional que tiene bloqueado medio país. «Santos dice», «Santos advierte», «Santos se reúne». Siempre el presidente o su gobierno en gran titular.
El Espectador, en cambio, le entrega sus titulares a los hechos y las exigencias y peticiones de quienes han salido a marchar. Las voces de los líderes de la marcha -con nombre propio- caben en la portada, tanto como las del gobierno.
La selección de las fotos de portada retiñe la diferencia entre esas dos miradas muy diferente al paro: mientras El Tiempo privilegia las barricadas, los desordenes y el vandalismo, El Espectador abre una ventana a la realidad del campo, a la producción de alimentos, la situación de los consumidores y a la movilización.
Nuestra conclusión: escoger qué periódico leer puede significar escoger –también– qué país vivir.
Juzgue usted mismo.
(vea la galería de portadas al comienzo de este artículo y haga click sobre ellas para ampliarlas)