Harta de encontrarse día tras día con papeles de mujeres lindas sin parlamento, la actriz Katrina Day decidió crear Some Lady Parts, un blog en el que evidencia el sexismo de la industria del cine y el entretenimiento.
Cuando un director le dijo a Katrina Day que una escena donde la iban a violar no iba a tener coreógrafo ni ningún tipo de protección, salió corriendo. En otra ocasión, un profesor le dijo a Day –actriz estadounidense– que tenía que aprovechar que era bonita para conseguir más papeles. Siempre que busca trabajo encuentra llamadas a audicionar donde describen al mismo personaje femenino: “Chica voluptuosa que va al gimnasio únicamente para levantar manes. No habla en la película” o “Veinteañera, típica damisela en apuros”. Las mujeres, en ese mundo de la actuación, parecen existir únicamente como utopías mudas que torturan o motivan a los hombres. Meros dulces visuales.
Por eso se cansó y abrió el blog Some Lady Parts («Algunas partes femeninas», en español), donde publica las descripciones más sexistas y ridículas de personajes femeninos que se encuentra. Su crítica se volvió viral y ha puesto a conversar al gremio sobre la discriminación contra las mujeres. La buscamos para conversar sobre feminismo, actuación, favores sexuales, la competencia entre mujeres y la indiferencia de los hombres blancos heterosexuales.
¿Qué te llevó a volverte actriz? Leímos que también escribes y diriges: ¿Qué clase de historias te gusta contar?
He estado actuando y escribiendo desde que tenía 12 años. Lo primero que escribí e interpreté fue un show que trataba sobre la muerte de Sócrates y donde salía yo sola. Era una doceañera muy seria. Tenía jugo de mora como cicuta, una toga dibujada con los 101 dálmatas, y me fui con toda. Descubrí que amo contar historias y no he parado desde entonces. Como crecí en el centro de Nueva Jersey, Nueva York estaba a sólo una hora en tren. Me obsesionaba Broadway y siempre le rogaba a mis padres que me llevaran a la ciudad. Creo que ya había decidido mudarme a NYC cuando tenía trece años. Finalmente tuve la oportunidad de hacer justo lo que quería cuando me aceptaron a la Escuela de Artes de NYU para estudiar actuación. Me mudé a la ciudad cuando tenía 18 y no he mirado hacia atrás desde entonces.
Desde que me gradué he trabajado con algunas compañías nuevas de teatro y cine que son maravillosas, he probado el trabajo comercial, grabé un libro de audio y algunas de mis obras ya han sido producidas. Amo escribir e interpretar historias sobre relaciones poco convencionales, sobre lo sobrenatural, y sobre lo que sucede cuando la gente tiene que abandonar sus nociones preconcebidas sobre lo que significa ser humano.
En varias entrevistas has mencionado que parece que las mujeres están entrenadas para mantenerse en silencio e ignorar toda la basura que les dicen/hacen. ¿Por qué es una actitud generalizada permanecer en silencio? ¿Puedes recordar cuándo empezaste a adoptar el silencio como tu forma de reaccionar a las cosas?
El silenciamiento de las mujeres es un problema global que se mete en todos los rincones de la sociedad, incluyendo la industria del entretenimiento. Creo que la forma específica en que este problema se expresa en mi industria tiene mucho que ver con lo competitiva que es. Hay muchas mujeres aspirando a convertirse en actrices y nos ponen a todas a enfrentarnos en nuestros caminos. Nos dicen que si decimos lo que estamos pensando, nos volvemos “difíciles”, o nos comportamos como “divas”, hay un millón de otras chicas que nos pueden reemplazar en un instante. El mito de que las mujeres son intercambiables es uno de los aspectos más descorazonadores de esta industria.
¿Recuerdas cuándo empezaste a adoptar el silencio como tu forma de reaccionar a las cosas?
Cuando entré a la escuela de actuación ya tenía el hábito de morderme la lengua en vez de decir lo que pensaba. Esa forma de reaccionar nos la imponen a las mujeres desde el principio. Nos dicen que debemos ser amables y corteses, no vestirnos ni comportarnos como putas, y siempre ser modestas. Sobre todo, nos enseñan a callarnos cuando alguien importante está hablando. Crecí en un pueblo muy conservador y siempre me quejaba de las injusticias tan pronto las veía, sin importar lo triviales que fueran. Pero aprendí muy rápido que hacer eso no me iba a ganar amigos. Así que me detuve. Por un tiempo, por lo menos.
He visto tanto a hombres como mujeres perpetuar ideas y comportamientos sexistas
¿Por qué los hombres parecen no percatarse de toda la basura que reciben las mujeres?
No creo que sean únicamente los hombres los del problema. En la industria del entretenimiento y en general, he visto tanto a hombres como mujeres perpetuar ideas y comportamientos sexistas. Creo que, hasta hace muy poco, los hombres -especialmente los blancos heterosexuales- no habían tenido que pensar sobre sus identidades étnicas o de género. El cuerpo masculino siempre ha sido aceptado como el “cuerpo neutral” en las artes y en todas partes. Por eso no tienen la costumbre de pensar sobre el sexismo, mientras que las mujeres se pasan toda la vida mirándolo de frente. Nuestros sentidos están más afinados para percatarse del sexismo porque tenemos más experiencia interceptándolo. Pero tengo muchos amigos y colegas que están muy involucrados con encontrar una solución para el sexismo, particularmente en la industria del entretenimiento. Necesitamos que todos, hombres y mujeres, se sumen a la causa si queremos lograr cambios significativos.
¿Crees que esta manera de pensar sobre el mundo y las mujeres afecta la creatividad de directores y escritores? ¿Por qué hay tan pocos buenos papeles para las mujeres?
Absolutamente, las formas de pensar sexistas limitan la creatividad y el alcance. Si alguna pequeña parte de ti cree que las mujeres no son tan capaces de pensar, sentir o hacer cosas como los hombres, entonces no vas a ser capaz de escribir narrativas humanas y reales. Pero también creo que mucho del problema se produce por escritura precipitada y perezosa. La mayoría de nuestro entretenimiento es desechable y superficial, creado con rapidez sólo por producirlo. Es más fácil apoyarse en un cliché cuando tienes que producir cosas con tanto afán.
Hace poco, una serie de periodistas de videojuegos recibieron un montón de amenazas por criticar el sexismo en esa industria (a eso se le llamó Gamergate). ¿Tenías miedo de recibir esa clase de reacción al crear tu blog?
Tenía muchos nervios después de haber visto a otras mujeres convertirse en el blanco de tanto escrutinio y tanto odio equivocado durante Gamergate. Pensé que me podía pasar lo mismo, especialmente porque mi proyecto también está enfocado en el feminismo y en las representaciones que hay de las mujeres. Pero también sabía que no lanzar el blog sería la manera errada de responder a ese miedo. No quería permitir que Gamergate me intimidara y silenciara. Por eso seguí adelante con Lady Parts de todas maneras.
Sorpresivamente, la respuesta al proyecto ha sido abrumadoramente positiva. Estaba esperando mucha resistencia en la industria, pero, si lo piensas bien, la falta de desdén tiene sentido: no estoy denunciando ni avergonzando a compañías particulares, ni estoy diciendo que todos los escritores, directores y personal de casting son malvados. Cualquier persona que esté comprometida con hacer un buen trabajo mira lo que he publicado en Lady Parts y se ríe con la ineptitud y lo retrógrado de las descripciones. Nadie quiere que esos personajes existan porque llevan a obras terribles e insípidas.
¿Han cambiado tus planes desde que el blog se volvió viral?
Mi intención sigue siendo la misma: conseguir que la gente hable del problema del sexismo en el entretenimiento y que piense sobre cómo enfrentarlo. Estoy planeando publicar más relatos de primera mano de otras actrices sobre sus propias experiencias con el sexismo en la industria. Estoy especialmente interesada en publicar artículos que lidien con la discriminación. Si bien me encuentro con el sexismo en mi vida profesional, sé que de todas maneras soy una mujer blanca educada y que ahí hay mucho privilegio envuelto alrededor. Quiero escuchar de las personas que están lidiando con racismo, clasismo, homofobia, todos esos prejuicios que también se articulan en la industria, especialmente en el momento de las audiciones.
También estoy desarrollando una serie web que va a servir como acompañante del blog. Será basada en mis primeros dos años desde que salí de la escuela de arte. Tendrá el mismo tono de comedia del blog, pero tocará temas serios como el sexismo, la discriminación y la opresión. Trata sobre lo que pasa cuando te metes en una de esas llamadas a audición con descripciones locas, y lo que sucede en la vida real cuando te enfrentas con el sexismo que hay en ellas.
Aquí en Colombia el problema es peor porque hay muchas menos oportunidades de trabajo, entonces las actrices se tienen que acoplar a las normas sexistas de la industria, o se resignan a estar desempleadas. Algunas actrices con las que he trabajado me han dicho que es común que los directores les pidan favores sexuales. ¿Te ha pasado algo similar? ¿Qué le dirías a las niñas que están pensando en perseguir una carrera actoral?
Afortunadamente, nunca me han pedido favores sexuales ni he experimentado abuso físico en mi trabajo. Pero sé de muchas actrices que sí. Lo que sí he recibido es acoso verbal que me ha hecho sentir insegura en mis ambientes laborales.
La actuación es un trabajo físico que requiere contacto con otras personas. A diferencia de otros trabajos, todo tu cuerpo está involucrado. No se pueden poner las mismas reglas y los mismos límites en un set o en un ensayo que se usarían en un ambiente de oficina. No es inherentemente inapropiado que un director te toque, o te hable sobre temas muy íntimos. Es muy común que estés simulando intimidad sexual o violencia en alguna producción, y por lo tanto estés teniendo mucho contacto físico con otros actores. Pero por eso mismo es que hay tantas medidas de seguridad que deben respetarse, y por eso es que cada actriz debe tener su propio set de valores sobre lo que es y no es aceptable según sus propios estándares, aquello con lo que se siente cómoda.
Eso es lo que le diría a las jóvenes que estén pensando en volverse actrices: nadie puede decirte qué pensar, qué sentir ni con lo que debes sentirte cómoda. Sólo tú puedes decidir eso. No importa qué tan pequeño sea tu papel, o qué tan inexperta seas, mereces tanto respeto como el productor de películas más famoso del mundo. Nadie puede evitar que cuentes tus historias. Nadie tiene el derecho de silenciarte, aún si la gente en posiciones de poder te digan lo contrario.
¿Qué planes profesionales tienes?
Mi plan es seguir escribiendo y actuando, así de simple. No tengo ni idea cuáles serán las repercusiones a largo plazo del proyecto, pero estoy muy emocionada de tener la oportunidad de conocer creadores que piensan similar gracias a él. Amaría involucrarme más en el mundo del cine y la TV. Es una época muy emocionante gracias a que Netflix, Amazon y Vimeo están produciendo sus propios proyectos. Ese tipo de innovación es lo que necesitamos si vamos a reinventar la industria y tumbar las ideas y los prejuicios viejos que aún alberga.
Espero seguir trabajando en teatro aquí en NYC, pero también espero llevar mi mensaje de inclusión a audiencias más amplias. No sólo como la fundadora de Lady Parts, sino como actriz y escritora con mis propias creaciones.
*Una versión corta de esta entrevista fue publicada previamente en El Espectador.