Hace unos días estallaron las redes sociales con una noticia que parecía tocar un punto neurálgico de la discusión pública: ¿cuándo encontraremos la cura de la pandemia? “La cura del coronavirus se encuentra en la mitad de la biblia, vas a encontrar un pelito … y las personas que tienen coronavirus se van a curar y a las personas que no lo tengan, no les va a dar”. Lo hizo viral la talentosa TikTokera Adriana Rosado.
Las políticas de distanciamiento social que mandaron a la población mundial a encerrarse en sus casas impulsan una revolución tecnológica cuyas repercusiones no alcanzamos a dimensionar. Entre las plataformas que celebran el confinamiento está TikTok. No es fácil explicar cómo funciona, pero la coyuntura del encierro le ha caído bien a una red que se alimenta principalmente de videos caseros. Aunque ahora se destacan un sinfín de dramatizaciones y reflexiones sobre la pandemia, en TikTok se encuentra todo tipo de contenido; es la aplicación donde el rumbo es no tenerlo. Frenesí virtual.
TikTok es la red social que más rápido está creciendo en el mundo; cuenta con 800 millones de usuarios y es la app más bajada en la tienda virtual de Apple. Cada día se ven más de 1 billón de videos en 155 países. Mientras el COVID−19 amenaza con destruir la economía mundial, Bytedance, creadores de TikTok, es actualmente el emprendimiento digital mejor valorado del mundo en 100 billones de dólares. En 2018, su dueño, Zhang Yiming convirtió a Musical.ly -otra app similar para compartir videos cortos- en lo que hoy conocemos como TikTok. Una onomatopeya que busca replicar el sonido del reloj, representando su formato de videos cortos.
Para Millennials en adelante, entender lo que ocurre en TikTok es un reto. La aplicación ofrece la posibilidad de grabar y compartir videos cortos de 15 o 60 segundos. Su contenido es infinito; desde consejos financieros, baile, recetas, moda, hasta crítica social profunda. En Colombia resaltan especialmente los videos que parodian audios −en ocasiones magistralmente− doblados, como lo hacen Lina Tejeiro, Adriana Rosado o Eric Caraballo.
En TikTok no se ha instalado aún la lógica, que sí comparten otras redes sociales, donde cada una responde a cierto tipo de contenidos; a un orden interno que limita lo que resuena en cada plataforma. Por ejemplo, Twitter, donde reina la verbosidad excesiva, la extenuación de la información, el límite absurdo de la crítica y la discusión pública intensa sobre cualquier tema existente. O Instagram donde prima la visión aumentada de la vida, el ejercicio, la comida, la moda y todo lo que sea susceptible de romantizar. En TikTok no hay aún un discurso o forma única. Lo que sí comparten todos sus contenidos es el tono fácil, casero, accesible; una baja exposición y esfuerzo, con altas posibilidades de viralización.
Eso es precisamente lo que resulta tan atractivo para el público de esta plataforma china, la Generación Z. El 41% de sus usuarios están entre los 16 y 24 años, y son su principal motor. Los adolescentes de la pandemia quieren emprender e influenciar, por eso TikTok parece hablarles al oído, con infinitas posibilidades de creación de contenido y poniéndolos al mando de lo que quieren expresar. La idea de una “viralidad democratizada” es atractiva para la Generación Z, donde muchos aspiran a alcanzar la fama como influencers, músicos o actores, y TikTok ya ha demostrado a nivel global que sirve como catapulta para las personas menos esperadas. En eso TikTok es único, ofrece e impulsa todo tipo de retos y preformatos, pero sus herramientas de creación son ilimitadas. La esquizofrenia entre ser un borrego y salirse el molde, al tiempo. La resignificación continua de contenido, compartiendo siempre un mismo lienzo digital.
"En TikTok no hay aún un discurso o forma única. Lo que sí comparten todos sus contenidos es el tono fácil, casero, accesible"
El auge de TikTok entre los jóvenes, ha llevado a que las marcas y agencias digitales se vuelquen en estrategias para conquistar la creciente plataforma. Un informe reciente de Merca.2.0 para agencias digitales resaltó: “en TikTok una gran parte de los usuarios son miembros de la Generación Z … el 51 por ciento de ellos usa los adblockers cuando navega por internet. Esto implica que las estrategias tradicionales de publicidad en redes sociales y en motores de búsqueda no son tan efectivas como lo suelen ser con integrantes de otras generaciones. Por lo anterior, las marcas y empresas necesitan ser menos invasivas”. Esta publicidad “antimarketing” -una nueva forma más sutil de branding- es una de las apuestas comerciales más importantes en TikTok.
El crecimiento exponencial del uso de esta red social entre menores de edad, trae consigo enormes retos. El año pasado Indonesia bloqueó la aplicación, para después admitirla censurándola agresivamente. Para las autoridades del país asiático, el contenido de TikTok es “blasfemo” y “pornográfico”. Es cierto que algunos aspectos de la plataforma se prestan para la sexualización de menores de edad. También que hay retos, −como el #DontJudgeMeChallenge− que imponen visiones únicas de la feminidad, masculinidad y la belleza. En marzo The Intercept reveló documentos internos de TikTok en los cuales se ordenaba restringir, vía algoritmos, el acceso a contenidos en los que se mostraran “formas corporales anormales” “looks faciales feos” enanismo, “panzas cerveceras”, “demasiadas arrugas”, entre otras características físicas.
Aun así, en TikTok también están pasando otras cosas. Se abren espacios para nuevos cánones de belleza o se posicionan temas trascendentales como el acoso y la violencia intrafamiliar. Esta red es una fiel representación virtual de ese campo de batalla real entre la cosificación de la mujer, discriminación rampante y el surgimiento de nuevas formas de entender y aceptar la sexualidad, la belleza y las relaciones sociales.
El control sobre expresiones políticas en TikTok también ha copado el debate digital. El origen chino de esta red social conduce a serios cuestionamientos sobre el control regulatorio que puede existir de sus contenidos. La “Gran Muralla China” –The Great Firewall– el esquema regulatorio por medio del cual la República Popular China controla el debate político en la red, presenta serios cuestionamientos sobre el control que puedan ejercer en TikTok. Si China controla lo que ocurre en Twitter, Facebook e Instagram, lo que pueda hacer con una plataforma originada allá, es alarmante. Ya se han registrado casos de contenidos eliminados o algoritmos que los esconden. Es el caso de las protestas en Hong Kong en 2019, las cuales fueron silenciadas en la plataforma en medio de una crisis social y política que se tomaba el país.
Para los creadores de TikTok era importante tener una versión específica para China, llamada Douyin, que funciona igual, pero con mayor control de contenidos. Aun así, su versión internacional no escapa la polémica. En Washington, senadores republicanos, como Marco Rubio, advierten que el uso de TikTok por funcionarios públicos es peligroso. Además de objetar la censura que puede ejercer la plataforma sobre los contenidos políticos, se ambienta la idea de que la presencia de TikTok en los dispositivos móviles y computadores de actores de la política gringa, es una forma de darle a China acceso a información clasificada y es, por tanto, un riesgo de seguridad nacional.
"TikTok ya se perfila como un gigante, que se tomará el mundo virtual y crece a un ritmo vertiginoso entre los usuarios más jóvenes de estas plataformas"
TikTok ha intentado descalificar las críticas diciendo que ellos quieren concentrarse en entretener; que no buscan participar en debates políticos o sociales estructurales. Pero las redes tienen vida propia, como la tienen las expresiones sociales que ahí se imprimen, y si la plataforma fuese a crecer, como lo estiman las proyecciones, es porque responderá a sus usuarios y necesidades −cada vez menos predecibles− y no a un plan trazado por Yiming y su ejercito digital.
TikTok ya se perfila como un gigante, que se tomará el mundo virtual y crece a un ritmo vertiginoso entre los usuarios más jóvenes de estas plataformas. Hace poco se comentó con sorpresa el desinterés de Facebook en la puja por esta nueva red social. Expertos en el mundo digital asiático concluyeron que ´Zuckerberg no entiende TikTok`. Vale la pena hacer un esfuerzo por entender este nuevo universo, pues ha captado la atención de la generación del futuro −si la pandemia lo permite−. En TikTok están pasando cosas importantes, el debate público, el mercadeo y las relaciones sociales asumen una nueva forma. Tal vez ahí no encontremos la cura de la pandemia en forma de ´pelito´, pero sí un buen rato para estos tiempos de encierro.