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¿Qué pasa con el voto en blanco en segunda vuelta?

El 17 de junio sí habrá voto en blanco, pero será simbólico. Esto fue lo que nos dijo la Misión de Observación Electoral sobre el voto en blanco para la segunda vuelta presidencial.

por

cerosetenta


28.05.2018

Sí estará en el tarjetón, pero no tendrá consecuencias jurídicas

Como pasó en la segunda vuelta presidencial de 2014 y de 2010 el tarjetón tendrá la casilla del voto en blanco, pero no tendrá el mismo efecto jurídico que tuvo ayer en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. La elección del 17 de junio la ganará el candidato que tenga más votos. Así lo establece la Constitución desde el 2003, cuando se reformó el artículo 258 para determinar que: “Deberá repetirse por una sola vez la votación para elegir miembros de una corporación pública, gobernador, alcalde o la primera vuelta en las elecciones presidenciales, cuando los votos en blanco constituyan mayoría absoluta* en relación con los votos válidos”. De acuerdo con Camilo Vargas Betancourt -coordinador del Observatorio Político Electoral de la MOE—, la Constitución excluye ese efecto del voto en blanco para la segunda vuelta.

OJO: en el tarjetón no estará la opción de “Promotores del voto en blanco”. Ese es otro rollo y lo puede entender acá.

*En 2009 se estableció que no tendrá que ser  únicamente por medio de mayoría absoluta (cincuenta por ciento más uno), sino mayoría relativa (cuando los votos de uno son mayores que el resto).

¿Pero entonces para qué está tarjetón?

Para Fabián Hernández Cadena, coordinador nacional de comunicaciones de la MOE, la casilla estará en el tarjetón “para la gente que quiera ir y demostrar su inconformismo. Pero a pesar de que se cuente, y de que al final del día sepamos cuántas personas votaron en blanco, no tendrá un efecto real ni jurídico”.

La casilla del voto en blanco estará en el tarjetón para asegurar el derecho al voto de quienes no van ni por Petro ni por Duque: esos votos se contarán (algo que no sucede en todos los países) y serán parte de la discusión de los resultados en segunda vuelta. Sin embargo, aún y dado el caso de que el voto en blanco supere por cualquier número de votos a los dos candidatos, quien tenga más votos entre las dos opciones será presidente.

Para Hernández es importante entender, además, que la única motivación para salir el 17 de junio a votar en blanco no es hacer público un descontento: “Mucha gente también va a votar por las distintas prebendas que tiene el voto y que para algunos ciudadanos son muy importantes: acceder a descuentos en el tema universitario, en los trámites de pasaporte, la media jornada libre por parte de los empleadores, etc.”. Para ellos también existe el voto en blanco.

 

¿Podrá el voto en blanco pelearle al abstencionismo?

Las pasadas dos elecciones (primera vuelta y parlamentarias) han tenido la mayor participación de los últimos 20 años en el país. Si bien las cifras siguen siendo pequeñas (45 % en parlamentarias y 53 % en primera vuelta) hay razones para celebrar. Es la primera vez en dos décadas que las cifras superan el 50 %. Sin embargo, todo podría cambiar en la segunda vuelta. Las campañas de Petro y Duque tienen el reto de ganarse los votos del centro. Los votos del fajardismo, por ejemplo, no tienen un heredero natural, algo alimentado por el mismo Fajardo quien ya ha dicho —a pesar de que se hablara en campaña de una Coalición Colombia— que su voto no será ni para Duque ni para Petro. Es aún temprano para saber qué ocurrirá con esos votos huérfanos, pero las alarmas de volver a cifras altas de absentismo son claras. Hernández es, sin embargo, optimista. Cree que la tendencia de aumento de la participación es clara: “La participación siempre disminuye entre la primera y la segunda vuelta, pero podemos pensar que este año el abstencionismo puede bajar”. Cree, además, que aún quedan 20 días en los que puede haber cambios: “Puede que que se generen los suficientes miedos o suficientes seducciones para que a una semana, o a dos o el mismo día en que se va a depositar el voto, la gente se decida por una de las dos opciones”.

 

¿Pero entonces, el voto en blanco para qué?

En segunda vuelta, es una garantía de los derechos de los votantes inconformes con las opciones disponibles. De lo contrario, estarían obligados a anular su voto, entregar el tarjetón sin marcar o no salir de casa.

Pero el sistema de voto en blanco en los otros casos (primera vuelta, alcaldías, gobernaciones, parlamentarias y corporaciones públicas), es un arma democrática poderosísima con la que no se cuenta en muchos países: “Que en Colombia exista la posibilidad de que se vuelva a llamar a elecciones con nuevos candidatos es de una importancia muy grande”, asegura Hernández, “En otros países al voto en blanco se lo entiende como un voto nulo. Es decir: es ir y votar y muchas veces no se cuenta ni como un voto válido, como por ejemplo en Ecuador”.

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