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Prensa para Ellas

Para la prensa, las mujeres solo necesitan consejos de belleza, consejos para su vida sexual y, por supuesto, un buen horóscopo.

por

Maru Lombardo


19.10.2015

Hay colegios que están separados por géneros: colegio de niños, colegio de niñas. Colegios que dan a entender que “pertenecer” a un género fuese una actividad especializada que requiriere cierta profesionalización. Esa visión no se queda en las instituciones educativas. Pasa también en la prensa: así como hay secciones sobre carros, secciones sobre casas, secciones especializadas en temas que no tienen que ser necesariamente “de interés general” (como las noticias morbosas), hay secciones sobre y para hombres y secciones –por supuesto– sobre y para mujeres. Estas secciones, como los colegios, educan y estructuran formas de pensar.

Los grandes periódicos no son ignorantes de esta realidad. Hacen noticias de unos temas y secciones para cubrir la mayor cantidad de público posible dependiendo de la población del país al que pertenecen, quizás. Parte de esa población son “ellas”, ese plural definido con violencia en los suplementos “para mujeres”. Miremos los casos de las páginas web de El Espectador y El Tiempo (Colombia). Por un lado, tienen una secciones “para ellas” de lo más jugosas. Comparemos, por qué no, esas secciones con las de La Nación y Clarín, los magnates de las noticias en Argentina, donde nací. Los cuatro funcionan casi igual: piden a la mujer que sea uno o dos tipos de mujer.

Con internet, con poblaciones más letradas y con invasiones de productos aún más a la orden del día, ya no nos enfrentamos al caso de la Barbie de vestido rosa que es exclusivamente para la niña y los Hot Wheels machotes para los chicos: son los intereses culturales, promocionados como necesidades para adolescentes y adultos lectores, los que segregan y hacen creer que hay ciertos intereses para dos géneros sexuales. Aquí les presento un breve perfil de cada una de las secciones o, como no lo quieren llamar, los manuales de recomendación “para Ellas”. Pero también sobre Ellas: listas y noticias con suposiciones sobre cómo tratar a un sujeto, sin siquiera tomarse la molestia de averiguar con qué tipo de sujeto se está tratando*.

 

 

 

El Espectador / “Ellas” (Colombia)

 

Contundente en su título: ELLAS. Nadie más. “Ellas” luchan contra los pecados de la belleza, luchan por sus derechos como usuarios del gimnasio y son activistas incansables para conseguir el arma secreta para reparar el cabello maltratado. Les interesa las fluctuaciones del mercado, claro, del mercado de los cosméticos. Son esas cosas que se aplican al verse al espejo antes de mirarse el vientre y buscar el artículo que reza, científicamente, tener las claves de “cómo bajar la barriga”, esa palabra enemiga que hace pensar en exceso de cerveza y vagancia en vez de en exceso de éxito y abundancia…

No me malinterpreten: de todos modos a ellas les gusta los temas de cultura y pelear por sus derechos de vez en cuando. Pelear para evitar el cáncer, pero también para mejorar el sexo con su pareja, que siempre siempre –siempre– es un hombre.

Tomen nota: sólo en el gimnasio se puede obtener bienestar mental a cualquier edad.

Postdata para Ellas: no olvides mirar el horóscopo para cuidarte mejor mañana de los errores que cometiste hoy.

 

El Tiempo / “Vida” (Colombia)

 

Es llamativo que El Tiempo no tenga un portal web propio para chicas. Aún así, no te angusties. Si quieres encontrar cosas sobre chicas, busca la sección “Vida”. Ningún título mejor para describir en qué situación vive el género según El Tiempo: viven –¡qué bien!– y de formas muy específicas. A “Vida” le parece lo máximo ayudar a niñas de bajos recursos y comprobar que, efectivamente, eso trae “situaciones positivas” para su futuro. No dejan de lado el compromiso político, al menos. Saben que las mujeres aún tienen que pelear por igualdad de salarios frente a los magnates hombres que sólo por traer un falo (con el que nacieron, qué pena) aumenta su mensualidad.

Para “Vida”, no todo es tan negativo como se los estoy mostrando. Escriben sobre historias de autosuperación, de cómo las mujeres sí podemos (porque nos toca), de cómo podemos ser gordas y ser modelos, de cómo podemos suicidarnos pero salir en portada por ser novias de cantantes o actores. La “Vida” demuestra que las mujeres destacan en los campos de siempre (situación de vulnerabilidad, modelaje) o en campos para chicos (como ser astronauta). Al menos no hay vientres aplanados ni recomendaciones nutritivas. Claro, está en las modelos. ¿Pero quién se da cuenta de eso de todos modos?

Postdata de la Vida: la enfrentarás mejor si consultas primero tu horóscopo (y el de tu pareja hombre).

 

 

La Nación / Revista Ohlalá! (Argentina)

 

Saltemos en puntitas de pie hasta el Cono Sur, donde hay nenas o minas, no chicas ni mujeres. La Nación, y su revista Ohlalá!, tiene algo clarísimo y es el deseo argentino ancestral de imitar a Europa en cultura, consumo de moda y estilo de vida (en vez de estos términos, léase “libertinaje”).

Las nenas de Francia, –perdón, de Argentina–, también necesitan un empujón social: deben saber que hay mujeres diseñadoras que sí triunfan y que innovan mucho para que ellas se vean de lo más top de lo top. Para hacerse amiga de las nenas, la revista usa una jerga juvenil o más para mamá, más madura, un poquitín más seria, dependiendo de lo que se está hablando: o apunta hacia cuál es la complicada vida de Gisele Büdchen o cómo balancear la maternidad y el trabajo. Esto último se discute exclusivamente porque, en este momento, en Argentina falta menos de una semana para que sea día de la madre y para que se amerite pensar en esos asuntos.

Ni siquiera al acercarse a supermodelos como Gisele Büdchen se hace un intento por elaborar un perfil más allá de los zapatos que usa ciertos días de la semana: eso es, para Ohlalá!, “ponerse en los zapatos de alguien”. Y de libertinaje lo más osado que presenta es las recomendaciones para usar un juguete en la cama (con la pareja hombre, que no se nos olvide).

Postdata francesa: una nena de clase alta siempre va a mirar su horóscopo antes de ponerse tacones.

 

 

Clarín / “Entremujeres” (Argentina)

 

“Entremujeres”, literalmente, no admite espacios entre palabras ni entre cuerpos: hace artículos sobre la bisexualidad de la mujer, sobre la protección necesaria en la práctica sexual entre mujeres (ingenioso, a que sí). Es un espacio de sexo explosivo y candente; recalco acá el énfasis en otros tipos de sexualidades, tendencias no discutidas usualmente en las revistas de hombres. ¿Hombres homosexuales? Sólo en publicaciones como Revista Hysteria, una publicación queer mexicana. Pero en Clarín: ¿mujeres en tetas y explorando su sexualidad en el periódico más consumido del país? ¡Una delicia!

Aún así, no se desesperen, no todo es teta, culo y sexo oral: “Entremujeres” se arriesga a hablar de las protestas en Argentina por la equidad social, de denunciar ataques contra el género, de hablar de la explotación sexual, de las leyes que parecen impactar al género y a sus derechos. Lo impresionante es que no puedan relacionar el ejercicio de sus derechos y de su identidad con los estereotipos hipersexualizados que publican en sus notas que no tienen que ver directamente con el ejercicio de los derechos humanos, según ellos. Una contradicción tras otra. Como si la identidad fuera un asunto especializado, no uno del día a día.

Eso sí, la oferta astrológica de “Entremujeres” es alucinante. Diez puntos.

 

 

Las mujeres están siendo presentadas como se dibujan en las revistas para hombres: falta solo ver SoHo (Colombia) o Esquire (España) para darse cuenta de ello. Las secciones y apartados especializados crean ghettos, crean nichos. Son excluyentes, pero ese no es el problema. Sea Clarín, La Nación, El Tiempo, El Espectador o Hysteria o cualquier otro espacio donde evidentemente se trata de definir una forma de vida del género, lo que hace falta son espacios de reflexión para hablar qué es eso de género y cómo están pensando a seres que no necesariamente son genéricos. No hace falta noticias ni promociones: hacen falta foros y líderes de discusión.

A falta de esos foros, este tipo de revistas caen en contradicciones, caen en mercadeo para el Ellas con e mayúscula, ese colectivo indescrifrable que definen, seguramente, por cantidad de clicks en determinados artículos que replicarán en modelos definitivos. La prensa lo sabe al pie de la letra. ¿Qué harán lxs consumidorxs al respecto? ¿Qué espacio crearán, qué edificios reconstruirán?

A pesar de toda esta información, para mí la pregunta más importante para el género femenino es: ¿realmente les parece infaltable leer el horóscopo para levantarse con el pie derecho?

 

 

*Para hacer estos perfiles, consulté artículos publicados durante la semana del 13 al 16 de octubre de 2015.

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