[Esta nota fue publicada originalmente en Cosecha Roja]
Por querer fumar un porro, jorobar un rato, ratearse del colegio, por adolescente, por confiada. ¡Lucía Perez, presente!
Por no querer embarazarse, por tener proyectos de superación, por querer cortar con un noviazgo violento. ¡Carolina Aló, presente!
Por el deseo de tener un hijo, por soportar una relación de control y violencia, por minimizar el riesgo. ¡Julieta Mena, presente!
Por ser adolescente, tener las carnes duras, sonreír fácil. Por el macho que abusa de su acceso al poder e información (el encargado de edificio que conoce los movimientos de los habitantes de los departamentos). ¡Angeles Rawson, presente!
Por gustar de la vida, por vivir nomás, por el baile, la plaza, la sonrisa de los dientes chuecos, la alegría que molesta y tanto. ¡Araceli Fulles, presente!
Por subirse a una bici para ir a hacer un mandado, por cruzarse en el camino con un frustrado, porque es tan fácil abusarte y matarte a los 11 año. ¡Camila Borda, presente!
Por tener energía, fuerza, por querer cambiar el mundo, vivir poniendo el cuerpo al máximo en todo –la facu, la militancia, el baile, el amor-, por embriagarte un poco, por caminar sola. ¡Micaela García, presente!
Por tener un bebé en la panza y querer conservarlo, porque el otro entendió que le querías “joder la vida”, por confiada, por enamorada, por viva. ¡Chiara Paez, presente!
Pusimos miles y miles de pies y cuerpos en las calles bajo la consigna de NiUnaMenos. Sin embargo no han parado de masacrarnos.
Se repiten los hechos: que el short y el escote, que bebía, que el baile, que las drogas, que salía sola de noche, y así al infinito de estupideces y sinsentidos.
Nos matan porque pueden.
Mientras marchamos en todo el país por nuestras muertas, al mismo momento, en simultáneo, hay femicidios.
Nos matan en visitas “íntimas” en la cárcel y volviendo del colegio al mediodía.
Nos matan a la siesta, bajo un sol calcinante o con temperaturas bajo cero.
Nos matan porque quieren.
Somos pilas y pilas las NiUnaMenos.
Nadie nos cuida: hay líneas para todo tipo de violencias –desde doméstica hasta obstétrica- que otorgan unos papeles mal redactados y adiós.
Chicas acosadas vía internet son revictimizadas, mujeres golpeadas deben testimoniar e irse a su casa con una exclusión que no excluye nada –hay incontables femicidios tras denuncias-.
Y prueben tramitar un aborto tras haber sido violadas siendo pobres.
El embarazo adolescente deja a una generación de mujeres jovencísimas casi sin posibilidades: abandono escolar, enfermedades, aislamiento social, rechazo intrafamiliar.
Y cuando alguna lo logra, a pesar de su raza, condición social (“era de la favela”), elección sexual, y accede a la Universidad y obtiene un título y un posgrado y dirige una investigación y llega a concejala, la matan como a una niña, a balazos, con toda impunidad.
¿Cómo denunciar las violencia/s sin que nos maten siempre a nosotras? Pensemos en conjunto.
Qué tristeza que impacta en el cuerpo, en el psiquismo, en la producción, en el alma.
Asesinadas por ser mujer. O por autopercibirse mujer – los travesticidios van en aumento-.
Hay días que me cuesta.
Creo firmemente que deberíamos ser todas NiUnaMenos
Pero hay días que me cuesta.
*Miriam Maidana es argentina y psicoanalista. Trabaja en un hospital del Gran Buenos Aires, es docente en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires e investigadora.