Las Novelas ejemplares son un conjunto de novelas cortas (hoy diríamos cuentos largos, de entre 30 y 60 páginas) escritas por Miguel de Cervantes, quizá entre 1585 y 1612, y publicadas como un libro en Madrid en 1613. Para esa época, Cervantes contaba ya con un muy importante reconocimiento literario debido en gran medida al primer tomo de la historia de El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. El éxito de las Novelas ejemplares fue inmediato y lo testimonian en esa época las decenas de ediciones, las traducciones y por supuesto las noticias sobre la piratería; pero sobre todo el éxito de las ejemplares se asocia con la impecable construcción de sus personajes, con la fluidez de la narración, con la viveza de sus diálogos, con el tono realista con que construye los contextos, rasgos todos estos que, no cabe duda, fundaban una tradición.
En efecto, hasta 1613 el género novela se asociaba básicamente con la tradición italiana, con Giovanni Boccaccio y con sus epígonos. Uno de los más destacados editores modernos de las Novelas ejemplares, al hablar de este género literario antes de Cervantes dice que “la novella estaba constituida por la posteridad literaria del Decamerón. Narraciones llenas de sensualidad y procacidad, donde adulterio y concubinato parecen campar por sus respetos para solaz del lector […] La novella soportaba el sambenito del desprestigio moral” (Miguel de Cervantes, Novelas ejemplares. Ed. Jorge García López, Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2005, xciv). En esa lógica, cuando Cervantes publica en 1613 sus Novelas ejemplares el nombre del libro era polémico pues entrañaba una contradicción: si eran “novelas” no podían llevar el adjetivo “ejemplares”. Cervantes en el prólogo de la obra señaló: “Heles dado nombre de ejemplares, y si bien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algún ejemplo provechoso; y si no fuera por no alargar este sujeto, quizá te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podría sacar, así de todas juntas, como de cada una de por sí” (p. 18).
La polémica sobre el título duró poco más de trecientos años, hasta que en 1920 Miguel de Unamuno la sacó del terreno moral y la puso en el terreno estético al señalar que –sigo a García López– estas novelas son ejemplares “en tanto que cada relato es ejemplo narrativo de un género de ficción” (xcvii). Desde esa perspectiva, al leer las Novelas ejemplares estamos frente a unas novelas que van de lo más idealista a lo más realista y en ese abanico un único libro presenta muchos tipos de novela: hay novelas de aventuras y desventuras amorosas (se llaman “bizantinas”) como “El amante liberal” o “La española inglesa”, hay novelas picarescas como “Rinconete y Cortadillo” o “El coloquio de los perros”, hay novelas con un fuerte contenido ideológico como “La gitanilla” o “La fuerza de la sangre”, hay novelas sobre cuestiones de amor como “Las dos doncellas” o “La señora Cornelia”, hay novelas que tematizan el matrimonio como “El celoso extremeño” o “El casamiento engañoso”, hay una novela con tono filosófico como “El licenciado Vidriera” e incluso hay una novela, “La ilustre fregona”, que ha sido leída como “ejemplo de estructura novelesca cervantina” (Ana María Barrenechea, Actas de la AIH, 1962, pp. 199-206). Algún crítico señaló que El Quijote originalmente fue una novela ejemplar, pero que al autor se le salió de las manos y se transformó en lo que todos conocemos.
Miguel de Cervantes debió sentirse muy orgulloso de este libro pues con él introdujo en la lengua española la idea de “novela” como término y como género literario. Dice en el prólogo: “yo soy el primero que ha novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas todas son traducidas de lenguas extranjeras, y éstas son mías propias, no imitadas ni hurtadas; mi ingenio las engendró, y las parió mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa” (19).
El Congreso Internacional “Cervantes: Las Novelas ejemplares y otros ejemplos narrativos”, en el que participarán especialistas venidos de Estados Unidos, Alemania, Francia, España, México, Chile, Perú y Colombia, será la oportunidad para estudiar en la prosa de Miguel de Cervantes temas como los personajes femeninos, las imágenes de masculinidad, los personajes y motivos folklóricos, las construcciones líricas, las alegorías de la lectura, la reivindicación de la honra, la cultura visual, lo teatral y lo musical. Este Congreso Internacional será también la oportunidad para que el Departamento de Humanidades y Literatura, la Facultad de Artes y Humanidades y la Universidad de los Andes rindan un muy merecido homenaje a la profesora Amalia Iriarte Núñez quien durante varias décadas ha llevado el Quijote a las aulas impartiendo clases sobre sobre literatura española medieval y de la Generación del 27, seminarios sobre poesía del Siglo de Oro y cursos sobre el teatro áureo, Cervantes, El Quijote y las Novelas ejemplares. Pensado como un tributo a una educadora ejemplar, este Congreso quiere celebrar el sabroso y honesto fruto que se puede sacar de las enseñanzas de una maestra sin par.
*Hugo Hernán Ramírez es profesor y director del Departamento de Literatura de la Universidad de los Andes. Una versión de este texto fue publicada en El Espectador.