por
06.02.2025
Silvana Cháves
06.02.2025
Ilustración por Nefazta
Hablamos con el economista Marc Hofstetter para que nos ayudara a entender las consecuencias de lo que todos llaman una ‘guerra comercial’. Dice que esto no había pasado en décadas.
La semana pasada, Estados Unidos decretó la imposición de aranceles de un 25% a productos provenientes de México y Canadá, excepto por su gas natural y petróleo que reciben un 10% de aranceles, y un aumento del 10% a la producción China con el objetivo de obtener mejor control de las fronteras.
Bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA), se decretó un aumento de inmigración ilegal y una crisis por uso excesivo de fentanilo en el país que también justifica la imposición arancelaria según el gobierno estadounidense. Sin embargo, El lunes 3 de febrero, salió una nueva medida en la que Donald Trump estableció una pausa de 30 días a las tarifas impuestas a México y Canadá, lo cuál ha causado un poco de incertidumbre y ha dejado las bases de una guerra comercial en una dimensión que no se había visto antes, ¿qué consecuencias tiene esto en el panorama general y qué significa que estemos en medio de una guerra comercial latente?
Marc Hofstetter, profesor y director del CEDE (Centro de Estudios de Desarrollo Económico) de la Universidad de los Andes nos comparte su opinión al respecto.
Yo creo que sí es apropiado utilizar el término de guerra en los términos en que ha sido planteada la discusión. Usualmente, hasta hace poco, muchas de las relaciones comerciales entre países estaban regidas por tratados de comercio. Eso era cierto, o es cierto, para las relaciones comerciales, por ejemplo, de Colombia con Estados Unidos. Tenemos un tratado que dice cuáles son las reglas de juego para poder llevar productos de Colombia a Estados Unidos y viceversa. Lo mismo ocurría entre Estados Unidos, México y Canadá. Ellos tienen también un tratado que discute cómo son esas reglas de juego. Entonces, en el momento en el que Estados Unidos decide poner unilateralmente aranceles, o amenazar con hacerlo, de los discutidos por fuera de ese tratado, pues es naturalmente una estrategia tremendamente hostil. Sobre todo hostil con aliados. Vaya y venga esto en el caso de China y Estados Unidos, que uno interpreta: «Bueno, estos son rivales.» Pero con el resto de los que le estoy mencionando estábamos hablando de un combo de países que tradicionalmente habían sido aliados y en donde la cooperación era el “nombre del juego” como dicen en Estados Unidos. Tampoco queda muy claro a cambio de qué no haría la imposición de aranceles o amenazas unilaterales, ¿no? Eso es un poco lo que es paradójico. Entonces a mí sí me parece que esa hostilidad por parte de uno de los miembros se le podría llamar como una guerra comercial.
Migrar hacia Estados Unidos ya estaba siendo un desafío. Los primeros once días de gobierno de Trump han mostrado que, durante los próximos cuatro años, las condiciones serán aún más adversas.
Click acá para verPues naturalmente esto lo que hace es ponerle una barrera al intercambio de bienes y servicios entre esos países en el caso particular de la amenaza de aranceles de Estados Unidos a sus socios Canadá, México y China, eso quiere decir ponerle aranceles al 50% del comercio exterior de Estados Unidos. En el episodio que tuvimos la semana pasada en Colombia, en donde Estados Unidos amenazó con poner aranceles a Colombia, pues nosotros no somos un jugador importante para Estados Unidos en términos de comercio, pero al revés sí. Alrededor de un tercio de las exportaciones tienen ese destino y alrededor de la cuarta parte nuestras importaciones vienen de allá. Entonces una guerra comercial termina afectando muchos de esos bienes y servicios en términos de lo que puede pasar con el precio para el consumidor final. Esto es tal vez lo que a un buen pedazo de la población le preocupa inicialmente, pero esto tiene unas implicaciones que son más difíciles de ver que no están en la superficie, sino que se encuentran debajo del agua y son todos los encadenamientos productivos que dependen de ese intercambio comercial.
Por ejemplo, un carro que se produce en México es en realidad una mentira que se produzca en México únicamente. Se crea con un montón de cosas que vienen de muchas partes del mundo incluyendo Estados Unidos. Entonces, poner aranceles en ambos lados de la transacción, pues lo que hace es dificultar enormemente el ensamblaje de ese vehículo en México y así con un montón de cosas en todos los países afectados. Por lo tanto, esas consecuencias son más difíciles de ver inicialmente, pero también están ahí.
Pues, por ahora, los de Canadá y México se aplazaron por un tiempo y los de China parecen no haberse aplazado. Pero yo creo que lo que esto va a terminar generando es la misma dinámica en donde un jugador hostil en el campo de juego crea una reacción en el resto de jugadores que consiste en agruparse por una causa en común. Entonces, paradójicamente lo que está haciendo Estados Unidos va a terminar empujando a muchos países que antes se sentían alejados de China a inclinarse a verlo como un posible aliado, ejercicio que no hacían antes. Además, yo creo que eso no se va a limitar en América Latina, es probable incluso que los europeos, que se supone que también están en la mira para la siguiente ronda de hostilidades comerciales, pues lo que terminarán haciendo es tantear la posibilidad de tener una relación más cercana con China, más de lo que tenían antes. Entonces uno se imagina un mundo moviéndose en esa dirección. Un poco como lo que pasaría en el en el patio de un colegio, ¿no? Si en el patio del colegio se aparece un nuevo matón, pues la forma de defenderse es agruparse en contra del matón y eso es un poco lo que sospecho que podría pasar en términos geopolíticos. Naturalmente en el corto plazo, mientras eso pasa, habrá un montón de ruido entre otras porque la matoneada es uno por uno; en peleas y rencillas individuales van apareciendo aquí y allá amenazas de aranceles. Pero yo creo que a medida que esto empieza a extenderse, podría pasar lo que le estoy diciendo de que mucha gente empiece a buscar a un nuevo aliado para defenderse de esas hostilidades.
Sí, yo creo que está rearmando los bloques.
Lo que es un poco paradójico de esto es que la estrategia de blandir los aranceles no arrancó con los rivales, sino con los aliados de Estados Unidos. Además de que son sus dos vecinos, México y Canadá representan un tercio del comercio exterior de Estados Unidos y tienen unas enormes fronteras, entonces es un sitio en donde, naturalmente, la cooperación era clave. Entonces sí, para responder su pregunta, sí es plausible creer que esto genere un alineamiento un poco distinto al que teníamos antes de esos jugadores.
Entonces, aún si esto se salda en nada, que es un poco en lo que estamos ahorita, que ya no va poner el 25% de aranceles y ya no voy a retaliar, vamos a poner 10.000 soldados en la frontera que no quiere decir nada tampoco. En todo caso, la sensación de los países agredidos, es decir, de México y de Canadá y si lo quiere, un poco de nosotros, aunque nosotros nos la ganamos por otras razones, pero la sensación es que este es un equilibrio frágil. En cualquier momento volverá a aparecer una excusa para volver a esgrimir los aranceles como un arma y pues eso requiere prepararse para eso y, como le digo, prepararse puede querer decir buscar nuevos aliados en otras partes del mundo.
Pues en realidad en tiempos modernos no tenemos antecedentes de este estilo, lo que llevábamos era, por lo menos después de la Segunda Guerra Mundial, un paulatino desarrollo de desmonte de barreras al comercio internacional y de unos acuerdos internacionales a través, por ejemplo, de la Organización Mundial del Comercio que ayudaban a aceitar flujo de bienes y servicios a través de los países. Entonces veníamos de 50 o 60 años en los cuales, en realidad, lo que iba apareciendo eran desmontes de barreras arancelarias, no lo contrario, y la aparición de tratados de libre comercio o de uniones como la europea que facilitaban el comercio. Entonces no tenemos en las últimas décadas ningún antecedente de una guerra comercial de este estilo, mucho menos liderada por el jugador más importante del mercado comercial internacional. De pronto usted encuentra evidencia de dos países pequeños que tienen una enemistad y dejan de comerciar, pero nada a una escala como la que estamos viendo ahorita ni dirigida por un país tan grande como ahora.
Una cosa que yo creo que se puede esperar es que los países busquen formas de aliarse entre ellos para protegerse de esa amenaza. Es una protección imperfecta porque naturalmente para muchos países Estados Unidos es realmente el jugador más importante en términos de comercio internacional, pero en todo caso, entre afrontar esto solo y afrontar esto en compañía de otros en circunstancias similares, pues en muchos países escogerán lo segundo.
Lo otro que no es muy comprendido en esta coyuntura es que para los países no está clara la intención de Estados Unidos a cambio de esto, implican que van a poner unos aranceles del 25% sin una motivación explícita y es muy gris eso que se está demandando. Al mismo tiempo, eso le da cierta flexibilidad a Trump para decir hipotéticamente: «Gané. Quité los del 25% de aranceles porque ahora me van a poner 10.000 soldados en la frontera”, pero sigue sin ser muy obvio que eso era lo que estuviera buscando. Entonces no entendemos muy bien cuál es el objetivo per se. Mi impresión es que, en algún momento, simplemente no va a haber más “victorias” por declarar en esas amenazas y de pronto en algún punto realmente se queda la medida del 25% montada. Eso dará origen a disputas legales porque aquí hay muchos tratados de por medio que en principio no permiten que usted haga unilateralmente una cosa de ese estilo, sin embargo tomará tiempo resolverlas.
Entonces lo que se viene son unos tiempos de una enorme incertidumbre sobre las reglas de juego y eso va a dificultar la inversión. Otro ejemplo: piense en el caso que usted estaba considerando montar una planta de carros en alguna parte del mundo y decidió hacerlo en México porque ese era un buen destino para aprovechar las ventajas que tiene México y, al mismo tiempo, exportar a Estados Unidos.
Con esta incertidumbre, aún si ahora los aranceles no se han subido, pero con la inquietud de que eso puede pasar en cualquier momento, las empresas que habían pensado hacer eso quizás no lo hagan y terminen simplemente posponiendo decisiones de inversión a la espera de unas aguas más tranquilas que permitan tomar decisiones con mayor certeza de cuáles son las reglas de juego con los cuales se va a contar para que esta inversión tenga sentido. Por ende, sospecho que se vendrá un tiempo con una tremenda incertidumbre mientras logramos desentrañar un poco qué es lo que quiere Estados Unidos con estas amenazas, y, finalmente, cómo se juega ese juego.
Pues esto tiene consecuencias dispares sobre la población. Entonces no es cierto decir que aquí todo el mundo pierde. Naturalmente tampoco es cierto que uno dijera: «No, es que con esto Estados Unidos gana como un todo». Esto deja ganadores y perdedores. Yo creo que que los perdedores son, en el ámbito grande, el espíritu de cooperación internacional que teníamos hasta hace un tiempo; eso es un perdedor fundamental de esto. Ahora es: “sálvese quien pueda”. Y en lo más micro pues yo creo que los consumidores de muchas partes del mundo perderemos.