El riesgo de deslizamiento alrededor de la quebrada La Liboriana, que atraviesa el municipio de Salgar en Antioquia, es alto. Esta información no era un secreto para nadie; el Plan de Desarrollo que había sido elaborado para el periodo 2012-2015, advertía los riesgos a los que se afrontaba el municipio por su ubicación geográfica y las condiciones de su suelo.
Los hechos ocurridos en Salgar son complejos y hay varios los factores que ayudan a comprender lo sucedido. Por un lado el grado de desforestación que dice mucho sobre el riesgo de deslizamiento alrededor de una quebrada. Para el caso específico de Salgar, el Plan de Desarrollo asegura que una de las posibles causas de la deforestación acelerada de la zona sean los cultivos y la gandería. En la actualidad el cultivo de café es el que predomina en la región y este es un factor problemático: “las raíces de las plantas de café son superficiales, no amarran todos los horizontes del suelo y por lo tanto facilitan los procesos de erosión”, dice el Plan.
Adicionalmente el grado de la pendiente determina el riesgo de deslizamiento. Entre más elevada, mayor probabilidad de deslizamiento; sin embargo, este es un factor natural que no se puede cambiar.
Por último, hay factores de activación de deslizamientos. Durante periodos de alta precipitación (como ocurrió en Salgar) los riesgos de deslizamiento aumentan y se mantienen altos durante todo el periodo de lluvias, lo que hace que los deslizamientos sean más probables.
Pero, ¿cómo podemos evaluar todos estos factores? El Plan de Desarrollo propuso un plan de mitigación de riesgo a través de la reforestación alrededor de la ladera de la quebrada La Liboriana. No obstante, según El Espectador el Concejo Municipal aprobó el Plan de Desarrollo, pero su presidente Juan Alexander Gallego asegura que nunca se había hablado del tema y la alcaldesa del municipio Olga Osorio dijo que Salgar ha estado en alto riesgo permanente.
El informe de desarrollo es claro en advertir que el plan de reforestación debe hacerse con plantas de raíces profundas y que crezcan lo suficientemente rápido, para poder reducir el riesgo de manera efectiva. Sin embargo, hay que reconocer que así haya todo un plan de reforestación los riesgos no se reducen inmediatamente y no se evitan en un 100%. Por más de que haya árboles creciendo, no quiere decir que sea imposible que la pendiente se deslice. Debe ser claro que hay factores biológicos y geográficos que no se pueden cambiar.
*Natalia Gómez es profesora asistente del Departamento de Geociencias de la Universidad de los Andes, PhD en Geofísica de la Universidad de Alberta y experta en mecánica de fluidos en el interior de planetas.
[Las consideraciones expresadas en esta nota no representan necesariamente la opinión de la Universidad de los Andes]