Una de las banderas políticas del actual gobierno ha sido la desmantelación y captura de los líderes del Clan del Golfo. Pero lo cierto es que sin ‘Otoniel’ el Clan de Golfo no se ha debilitado. Así lo demostró el paro armado que se desencadenó tras su extradición a Estados Unidos y que durante cuatro días puso en pausa las actividades comerciales, la libre movilidad y confinó a miles de colombianos en 11 departamentos del país. Antioquia, Chocó, Córdoba, Sucre y el Sur de Bolívar fueron las regiones más afectadas al presentar el mayor número de acciones contra la población civil. Entonces, ¿qué podemos concluir del Clan del Golfo tras el paro y del momento por el que atraviesa ese grupo armado?
Por un lado, según la Fundación Ideas para la Paz, FIP, tras la captura de Otoniel las rutas de narcotráfico se van a mantener y el golpe que se esperaba darle a estas economías ilegales podría ser leve. “Todo esto dependerá, en gran medida, de la transición que se acuerde o no, entre ‘Chiquito Malo’, ‘Siopas’ y ‘Gonzalito’, posibles reemplazos de ‘Otoniel’. Todos ellos tienen influencia en la zona estratégica de AGC: sur de Córdoba, Urabá, bajo Cauca y Chocó”, explicó la FIP. Por lo tanto, la captura no es un punto final sino uno intermedio en la ofensiva del Estado contra ese grupo armado.
El Estado ha desarrollado diferentes ofensivas y estrategias de inteligencia militar para desfragmentar los liderazgos del Clan del Golfo —las operaciones militares Agamenón I y II, por ejemplo— y obtener una victoria sobre el grupo armado. Pero esta estructura no es jerárquica y funciona diferente a otros actores armados, como las antiguas FARC: el Clan del Golfo les da mayor autonomía a sus diferentes mandos, quienes han aprendido a trabajar en red, a subcontratar y a organizarse en mesas directivas. Es decir que la captura de un cabecilla no enmarca, como pretende el gobierno, el fin de la estructura paramilitar.
Desde ese punto de vista, otra cuestión que salta a la vista es el rol de las Fuerzas Armadas colombianas en su defensa de la seguridad nacional. El primer día del paro armado, las fuerzas militares llegaron horas después a levantar los bloqueos y prestar seguridad a algunos sectores comerciales. Esto se evidencia en el diario que se recoge con la información compartida por el medio regional, La Chiva de Urabá.
Sin embargo, también circularon escandalosos mensajes y videos en los que se sugiere una relación de las Fuerzas Armadas con civiles armados durante el paro del Clan del Golfo. Es decir, denuncias de connivencia entre el grupo criminal y la Fuerza Pública, que incluso fueron hechas por alias ‘Otoniel’ ante la JEP antes de ser extraditado. Sin dejar de mencionar el ataque a la libertad de prensa por parte del Clan del Golfo, como lo expresó la FLIP en un comunicado, haciendo un llamado, precisamente a la seguridad pública.
Estas retaliaciones del Clan del Golfo, ante la captura de un cabecilla, tampoco son nuevas. En enero de 2012, la bacrim que era conocida con el rótulo de “Los Urabeños” ordenó un «paro armado» de 48 horas que afectó el comercio y el transporte en al menos seis departamentos. Urabá y el sur de Córdoba fueron las zonas más afectadas. En ese entonces la orden se produjo luego de que las autoridades dieran de baja en zona rural de Acandí, Chocó, a Juan de Dios Úsuga David, alias «Giovanni», máximo jefe de la época de esa banda y a quien ‘Otoniel’ sucedió en la comandancia hasta su captura en octubre de 2021.