«No es necesario que te vayas de la casa. Quédate en tu mesa y escucha. Nisiquiera escuches, espera tan sólo. Ni siquiera esperes, estate completamente callado y sólo. El mundo se te ofrecerá para desenmascararlo, no puede hacer otra cosa, extasiado se retorcerá ante tí.» ―Franz Kafka (en Meditaciones) 1B. 1434 No te acerques mucho […]
«No es necesario que te vayas de la casa. Quédate en tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, espera tan sólo. Ni siquiera esperes, estate completamente callado y sólo. El mundo se te ofrecerá para desenmascararlo, no puede hacer otra cosa, extasiado se retorcerá ante tí.»
Ser joven y poder morir de una gripa evolucionada; es increíble plantearse la idea de morir si sales a la calle, te condiciona a llevar un estilo de vida que no consideraste nunca vivir, pero que obligatoriamente tienes que seguir y todo por el simple hecho que tenga más fuerza un banderín en sostenerse que tus propios pulmones. Te pones recordar cada segundo, minuto, hora que pasaste en un hospital sin entender muy bien que sucedía, luego te enteras de que tienes neumonía y para rematarla por no cuidarse bien una bronconeumonía; como si no fuera suficiente con respirar mal viene un virus que ni de lejos es letal, pero que por tus condiciones no te puedes dar el lujo de salir de tu casa, ir a cualquier lugar con la esperanza de encontrar tranquilidad en el mismo, confinándote en tu hogar, afortunadamente tuyo o no, mirando, bailando, pensando, esperando, esperando y esperando, pero no disfrutando.
— Una persona que espera vivir
1D.
Y la gente se quedó en casa. Y leyó libros y escuchó. Y descansó y se ejercitó. E hizo arte y jugó. Y aprendió nuevas formas de ser. Y se detuvo.
Y escuchó más profundamente. Alguno meditaba. Alguno rezaba. Alguno bailaba. Alguno se encontró con su propia sombra. Y la gente empezó a pensar de manera diferente.
Y la gente se curó. Y en ausencia de personas que viven de manera ignorante. Peligrosos. Sin sentido y sin corazón. Incluso la tierra comenzó a sanar.
Y cuando el peligro terminó. Y la gente se encontró de nuevo. Lloraron por los muertos. Y tomaron nuevas decisiones. Y soñaron nuevas visiones. Y crearon formas de vida. Y sanaron la tierra completamente. Tal y como ellos fueron curados.
— Kitty O’Meara
1E.
La verdadera historia del poema viral sobre la crisis del coronavirus
[…]
Lo firma una misteriosa K. O’Meara y supuestamente data de 1800, el mismo año en el que hubo la gran epidemia de peste. Sin embargo, en las últimas horas se ha sabido que no fue escrito entonces. Su autora es Kitty O’Meara, una antigua maestra y asistente espiritual en hospitales y hospicios de Estados Unidos que se ha inspirado para escribir este texto durante la pandemia actual de coronavirus.
En algunos medios locales ha explicado que lo publicó en su blog The Daily Day, que ha aprovechado para retomar durante esta cuarentena, y en pocas horas, sin saber cómo, acabó en cientos de miles de pantallas de todo el mundo. “Comencé con una breve publicación y se volvió viral un término irónico mientras estamos luchando juntos contra una pandemia. Lo que ha venido después ha sido, en algunos momentos, algo abrumador, una bendición, un desafío, algo confuso y también completamente lleno de alegría”.
(Acá iría un dibujo de una palma o lo que parece una palma, o un dibujo que parece palma)
—Andrés Felipe Quintero
1G.
Creo que lo último que esperaba la humanidad era tener que enfrentarse a una pandemia. Algunos consideraran que fue algo bueno, algunos pensarán que es una tragedia, castigo divino entre muchas otras especulaciones, la medida más drástica que hemos tenido que pasar es el encierro voluntario o cuarentena. Para algunos es buena, para otros no tanto. Esto ha traído diferentes consecuencias, creo que por primera vez algunos nos estamos cuestionando el sentido de la vida y que pasaría si llegara a su fin, si estamos satisfechos con lo que hemos hecho o que nos falta por hacer, nos ha hecho descubrir que tan egoísta o solidaria es la humanidad; también cabe la posibilidad de que muchas personas solo estén encasilladas en sus problemas y debates personales, a veces es incluso triste pensar en cómo algunas personas están sobrellevando esta situación; la pandemia ha mostrado tanto la parte amable del ser humano como la mala; mientras que por un lado hay solidaridad y comprensión, por el otro hay miedo y discriminación; los memes tampoco se han hecho esperar, las redes sociales, las noticias también; parece que todo gira en torno al coronavirus, quizás esto es algo bueno ya que informa a la población pero también genera panico colectivo, esta emergencia muestra que las cosas no solo son blancas y negras sino que pueden ser síntomas de algo mayor, que todo depende.
—Diana Estefania Garzón
1H.
Yo 24/7
― Juanita González
1I.
Mi hermano y yo somos muy diferentes. Él disfruta salir con sus amigos cada que puede, hace planes para jugar videojuegos en la casa de sus compañeros. Yo por el otro lado soy muy hogareña, no me gusta mucho salir. No entiendo como hay gente que se queda en la universidad después de acabar clases. Yo por otro lado, cuando acabo mis clases del día, me faltan piernas para correr a la estación de Universidades e irme a mi casa. Es por esto que considero que tengo una ventaja en toda esta cuarentena, casi que me he preparado mentalmente para afrontar una situación de estas. Estoy cómoda. No me hace falta salir en lo absoluto, quizás más adelante me canse de estar aquí encerrada, pero es en un futuro distante. Por ahora estoy bien, muy bien diría yo. No he empezado en forma con las clases virtuales, pero si me han dejado videos para ver y algunos textos para leer. Por ahora veo la situación algo light. Me gusta la idea de tener clase mientras uso pijama, voy a ser franca. Además, pienso en todo el dinero que se va a ahorrar al no tener que ir hasta la universidad diariamente. Intento ver esta situación con los mejores ojos, cosa rara porque yo soy de naturaleza pesimista. Vamos a ver cómo se va desarrollando esta situación.
