Rodrigo Uprimny, investigador de DeJusticia, analiza cinco tipos de populismo que rodean el panorama electoral colombiano en 2018. Una invitación al debate con argumentos sólidos y no a uno con sofismas y acusaciones temerarias a los rivales.
¿Qué significa realmente la palabra populismo? En tiempos electorales es una palabra que se escucha casi a diario, sin embargo, existen populismos y temas populistas. Hacer la diferencia cobra, pues, aún más importancia hoy en día.
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Los populismos son aquellos proyectos políticos que proponen respuestas simples a temas complejos. Estas respuestas, que al final no arreglan el problema, suelen ser muy populares, gustarle a la gente y, muy a menudo, vienen acompañados de líderes carismáticos que saben cómo interactuar con el pueblo, por lo cual tienden a ignorar las instancias representativas de la democracia y conectarse directamente con el pueblo. Y, de otro lado, están los temas populistas, que son aquellos que son recurrentes en diferentes actores políticos. Estos temas populistas aparecen, como los mismísimos populismos, como “soluciones” –sí, así en comillas, pues son soluciones que no solucionan nada– simples a problemas de alta dificultad. Toca aclarar, también, que aquí utilizo el término populista de manera peyorativa, ya que muchos proyectos políticos calificados de populistas fueron fecundos.
En estos meses hemos podido identificar unos cuantos tipos de temas populistas.
Populismo punitivo
El populismo punitivo, que si bien ha sido históricamente relacionado con la derecha, ha ganado también terreno dentro de la izquierda en los últimos años. Este tipo de populismo consiste en proponer la subida de penas a ciertos delitos como por ejemplo la idea de imponer cadena perpetua, o incluso pena de muerte, para los violadores de menores. Quienes enarbolan esta bandera argumentan que ello conllevará un descenso de este tipo de delitos, lo cual carece totalmente de fundamento empírico, pues se ha probado que subir las penas no causa una baja en los delitos. Cuando se les expone lo anterior y se les demuestra que carecen de argumentos, contestan: ¡En todo caso se lo merecen!
Algunos candidatos presidenciales han utilizado este argumento de la seguridad afirmando, sin ninguna evidencia, que el proceso de paz con las Farc contribuyó a que bajara la seguridad, con lo cual buscan ganar réditos políticos en su oposición a este acuerdo
Populismo seguritario
Está muy ligado al anterior y versa en el énfasis que hacen algunos políticos sobre el tema de la seguridad atribuyéndoselo, mediante argumentos falaces, a causas que no tienen nada que ver. Algunos candidatos presidenciales han utilizado este argumento de la seguridad afirmando, sin ninguna evidencia, que el proceso de paz con las Farc contribuyó a que bajara la seguridad, con lo cual buscan ganar réditos políticos en su oposición a este acuerdo. Otro ejemplo de este tipo de populismo es el caso de la hija del general que falleció hace pocos días. Lo que pasó es profundamente triste, pero apenas se supo de la muerte de la joven mujer, algunos líderes políticos saltaron a achacarle la muerte a la inseguridad, la cual, a su vez, provendría del acuerdo de la Habana. Días después se supo que la causa de la muerte había sido la mezcla de alcohol y estupefacientes.
Populismo moralista
El populismo moralista, que se asocia a aquellas propuestas que supuestamente buscan proteger valores que los colombianos sienten muy cercanos, como la familia y la niñez. Estos políticos utilizan supuestos ataques contra la familia, que en la realidad no son ataques, sino la expresión de una sociedad más pluralista y más tolerante, para defender la idea de que solo ellos podrán frenar estas arremetidas que pretenden acabar con los valores tradicionales.
Populismo anti maduro
El populismo anti maduro. La versión desarrollada de este tipo de populismo es utilizar el término de “castrochavista” para aquellas personas que, por ejemplo, defienden los méritos y ventajas que trajo el acuerdo de paz con la guerrilla de las Farc. La figura de Maduro es tan impopular en Colombia y el desastre venezolano es tan doloroso humanitariamente que termina siendo práctico acusar, sin fundamento, a ciertos rivales políticos de izquierda o de centro izquierda de querer imponer en Colombia algo semejante al gobierno de Maduro. Este populismo antimaduro cae a veces en caricaturizaciones tan grandes que bien podría llamarse populismo Inmaduro.
Para robustecer nuestra precaria democracia tenemos que comenzar a debatir con argumentos sólidos y no con sofismas dulces ni palabras lindas ni con acusaciones temerarias a los rivales
Populismo anti político
El populismo anti político encubre a aquellas personas que quieren mostrarse como outsiders de la política tradicional pero que, de verdad, pertenecen a ella desde hace mucho tiempo. Es el caso de algunos candidatos presidenciales que pretenden desligarse de partidos de los cuales todos sabemos que son amos y señores. Estos personajes se aprovechan del cansancio, incluso desprecio, que siente una gran parte de la ciudadanía hacia la clase política tradicional, y se muestran como renovaciones de la política sin serlo, con lo cual impiden la consolidación de partidos sólidos, que es una condición necesaria para tener democracias profundas, participativas pero no populistas.
El sentido de realidad y capacidad argumentativa de varios políticos, como se ve, no son muy sólidos. A pocas semanas de las elecciones al Senado y la Cámara, y a meses de las presidenciales, los ciudadanos tenemos que prestarle más atención a aquellas respuestas simples y populares que proponen algunos candidatos. Para robustecer nuestra precaria democracia tenemos que comenzar a debatir con argumentos sólidos y no con sofismas dulces ni palabras lindas ni con acusaciones temerarias a los rivales.
* Rodrigo Uprimny Yepes es profesor de la Universidad Nacional e investigador en Dejusticia.